Desde
que el PP asaltó el gobierno de la comunidad de Madrid, merced al
soborno de dos tránsfugas del PSOE, la gestión continuada de Esperanza
Aguirre la transformó en un estercolero, donde el chapoteo de alimañas grandes, medianas y pequeñas
no ha cesado. Hoy, con un presidente que heredó el puesto vacante de
Aguirre, y una alcaldesa incapacitada para desempeñar cualquier cargo
público, la decadencia de la villa asume
caraterísticas desastrosas. La reacción de la Marea Blanca contra la
externalización de servicios en varios hospitales, emprendida por su
consigliero, el fascista Fernández Lasquetty, ya paralizada
judicialmente, le ha debilitado. La huelga de las basuras,
responsabilidad de su amiga, la alcaldesa, antes tocada por la falta de
reacción oficial ante tragedia juvenil en un recinto oscuramente
alquilado a un promotor fraudulento, ahondó la crisis de poder del team
del PP local y sus redes mafiosas.
Por efecto de una turbia gestión del dinero público ya iniciada por el ex alcalde Gallardón y sus onerosos dispendios, no sólo ha perdido Madrid las supuestas ventajas que la leyenda de la derecha le atribuía sobre Barcelona. Su deuda actual es la mayor de cualquier capital europea.
Por si eso fuera poco, sobre Ignacio González pesan desde tiempo atrás serias acusaciones de corrupción, a raíz de su esplendoroso Xanadú marbellí, presunto fruto de comisiones por trato de favor de una constructora. La espesa trama madrileña, vinculada a jueces, fiscales y policías, frenó la embestida judicial sobre el caso, hasta que, la intervención de una jueza imputando a su consorte ha vuelto a dinamizarlo. Desde entonces, la histeria de González, jaqueado desde siempre por la oposición socialista y la de IU, no ha cesado de manifestarse.
Al incidente con el director de "El Mundo" (otro miserable) en la Cadena Cope, a raíz de la investigación llevada a cabo sobre el tema por este medio, la siguió otro espontáneo vómito de furia mientras conferenciaba ante un auditorio sobre otro tema.
Mal visto por Rajoy por su cercanía con Aguirre y Aznar, mientras Montoro le acusa abiertamente de querer beneficiar su candidatura electoral con partidas extraordinarias de Hacienda, al valido González le aguarda un mal futuro político, agravado judicialmente si por vía electoral, o no, se desploma el gobierno central y su rica mamandurria, arrastrando la cacharrería madrileña que hoy tiembla sobre el mantel.
Por efecto de una turbia gestión del dinero público ya iniciada por el ex alcalde Gallardón y sus onerosos dispendios, no sólo ha perdido Madrid las supuestas ventajas que la leyenda de la derecha le atribuía sobre Barcelona. Su deuda actual es la mayor de cualquier capital europea.
Por si eso fuera poco, sobre Ignacio González pesan desde tiempo atrás serias acusaciones de corrupción, a raíz de su esplendoroso Xanadú marbellí, presunto fruto de comisiones por trato de favor de una constructora. La espesa trama madrileña, vinculada a jueces, fiscales y policías, frenó la embestida judicial sobre el caso, hasta que, la intervención de una jueza imputando a su consorte ha vuelto a dinamizarlo. Desde entonces, la histeria de González, jaqueado desde siempre por la oposición socialista y la de IU, no ha cesado de manifestarse.
Al incidente con el director de "El Mundo" (otro miserable) en la Cadena Cope, a raíz de la investigación llevada a cabo sobre el tema por este medio, la siguió otro espontáneo vómito de furia mientras conferenciaba ante un auditorio sobre otro tema.
Mal visto por Rajoy por su cercanía con Aguirre y Aznar, mientras Montoro le acusa abiertamente de querer beneficiar su candidatura electoral con partidas extraordinarias de Hacienda, al valido González le aguarda un mal futuro político, agravado judicialmente si por vía electoral, o no, se desploma el gobierno central y su rica mamandurria, arrastrando la cacharrería madrileña que hoy tiembla sobre el mantel.
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