Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 21 de enero de 2014

HASTA QUE LA MUERTE LOS SEPARE


De la entrevista concedida por Rajoy a Antena 3 me quedo con su respaldo incondicional, a todos y cada uno de sus ministros. La clave de su control del gabinete y el partido, es justamente esa semper fidelis simbiótica, entre cada destrozo social y el pelotón ejecutor, a quien él ordena abrir fuego.
No sólo esa ley mafiosa abarca a sus ministros y esbirros secundarios. También a los diputados, senadores, alcaldes, ediles y presidentes comunitarios; estos últimos algo revueltos en los últimos tiempos. No es para menos, basta con leer los periódicos, encender la tele o abordar la prensa libre de la red.
En dicha cohesión, hoy en proceso de cierta fisura, mandan los negocios corruptos, tolerados y favorecidos en el Partido Popular desde los tiempos de Fraga Iribarne. Un modelo que Aznar y sus huestes potenciaron durante ocho crueles años, tras el derrumbre del PSOE aquel de Felipe González, y sus fatales mandatos corrosivos.
El enriquecimiento personal de las principales testas peperas mediante comisiones "negras" del ladrillo y otros menesteres fue moneda común. El tráfico escapó al control socialista, tropa alicaída tras sus propias corruptelas y dislates, que había recuperado el poder merced a las locuras finales del último Aznar, entregado a la vigorexia y la grandiosidad patológica.
Durante el doble turno de Zapatero todo siguió igual. A la trama "Gürtel", enancada en la burbuja del ladriillo, desde Madrid y Valencia (plazas en poder del PP), la siguieron la merienda barroca de las Cajas y la Sanidad, con sus puertas giratorias.
Sin embargo, con el pinchazo de la burbuja, financiada por entidades endeudadas hasta las cejas, y con una deuda exterior que triplicaba el PBI, junto a un paro abrumador, llegó el nuevo trato a los países del sur europeo, impuesto por Merkel y sus bancos acreedores, mediante el Euro, un diabólico espejismo de falsa unión fraterna. Sin ese artilugio, la burbuja inmobiliaria y la hondura posterior de la crisis no hubiese sido posible.
Rajoy reemplazó por voto masivo de mayoría absoluta a un Zapatero capitulante y exhausto, tras introducir PSOE y PP una cláusula priorizante del pago constitucional de la monstruosa deuda soberana, privada y pública. Era la señal inequívoca del incumplimiento fulminante de las promesas electorales de Rajoy respetando el espacio público e impulsando una política de empleo.
El resto lo hemos padecido con creces y aterrador empobrecimiento colectivo los dos últimos calendarios. Hoy, la deuda roza ya el !00% de tres PIB consecutivos. Los parados llegan a los seis millones, con un 30% de la población pobre y desamparada.
En la cima de la impopularidad, y la servidumbre al BCE, el FMI, Merkel y la Troika, con variables económicas de pésimo pronóstico, mientras una población descontenta y saqueada no para de movilizarse, condenando a este elenco genocida que devasta la sanidad y la educación, precarizando el empleo, sin contener el paro, Mariano Rajoy no tiene más remedio que respaldar hasta el fin la compleja red de servidumbres mutuas y exteriores que lo llevaron a ejercer este tipo de poder, menguante y resbaloso.
De ahí que, cuando anoche mencionó a los fieles ministros que él respalda sin reservas, no miente. Es la única verdad que observó la entrevista con la complaciente dama de Piqué, (del catalán Josep, no la de "Pique", concebida por Pushkin).
Un mero repaso a cada uno de los personajes, representa conexiones con los bancos y grandes empresas, nacionales y extranjeras (Guindos, Montoro, Cañete, Soria y los colgajos colgajo de Bañez y Mato), con la Iglesia y sus torvos obispos o cardenales (Gallardón y Fernández Díaz), con las constructoras y el área de servicios públicos e intereses privados (Pastor), con la servidumbre propia (la diminuta Sáenz de Santamaría),los pálidos oficios de Margallo y Morenés, y desde luego su propia mala uva de cerril compadre espiritual de Franco (Wert). Un plantel perfecto para vender la patria al mejor postor sin cortarse un pelo.
No existiendo el crimen perfecto, la articulación del complejo tinglado de corrupción, prebendas y negocios sucios amenazó con romperse con la imputación definitiva de Luis Bárcenas y sus posteriores vómitos. A todo ello se sumó el merecido desprestigio de la corona, herencia concomitante del viejo régimen, defendida in extremis por el gobierno y su jauría fiscal.
Las rivalidades interiores, unidas a la urgente necesidad de vender periódicos y pagar deudas imposibles de honrar, llevaron a que "El País" y "El Mundo" ventilaran apliamente el caso, en tanto "Gürtel" no paraba de agregar imputados del partido a las causas judiciales en varios puntos del territorio. Para colmo, la también corrupta burguesía catalana, socialmente tan cruel como la representada por el gobieno central, arrimaba su ascua al incendio de la economía amagando independizarse. Con todo, constituye un problema menor en relación a lo que se mueve en el interior de la sociedad civil.
Hoy, la prensa virtual de denuncia e investigación, con muy pocos medios toma el relevo honesto, de aquellos mercaderes que actuaban o actúan por mera conveniencia chantajista.
Creo que, como están las cosas en la calle y la sociedad, el terrario del PP no acabará esta legislatura. Pero mientras lo intente y pueda, Rajoy y los suyos proseguirán cumpliendo servilmente las órdenes giradas desde Berlín y Bruselas.
Tampoco les queda otra que morir en su ley.
Llegados a este punto, la real pugna de voluntades entre fracciones y tendencias no se resuelve desde Génova, Moncloa o Ferraz, ni Berlín o Bruselas. Tiene un carácter social, ampliado, no partidario y sin depender del voto. Al menos como en el pasado.
El capítulo burgalense del Gamonal señala los bastos que pintan en buena parte del territorio para con esta panda de estafadores políticos y apátridas, que juegan a ser demócratas burlando el Estado de Derecho y la Ley Fundamental. Contra el hartazgo ciudadano no hay trama ni poder que valgan.
Jamás los hubo ni los habrá...

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