Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 1 de enero de 2014

GRATITUDES


Agradezco a los amigos de muro que cuelgan mis artículos de opinión o frases sueltas en los suyos, dando voz a lo que pienso. Una de las razones que me llevaron a instalarme en Rio de Janeiro-ciudad de mi mujer, en la que ejerció docencia como profesora federal antes, durante y después de obtener su doctorado en Literatura Hispanoamericana, cofundando la cátedra respectiva durante más de treinta años-, fue mi aislamiento forzoso como escritor y pensador, desde la publicación de mi tercer libro, hasta los más recientes. En Facebook, libre tribuna no sujeta a imposiciones que tanto rechaza mi anarquismo estructural, me fue mucho mejor, desde el 2008 hasta el día de hoy. 
En la biografía de este escritor, Latinoamérica es más pasión que novedad. El joven continente ocupó treinta y tres años de mi vida, tras una radicación involuntaria de carácter familiar con cuatro añitos en el Cono Sur. Allí, desde Argentina, crecí y me formé, combatiendo de una forma u otra dictadores. 
Retorné a Catalunya en 1982, y luego de acumular instancias dramáticas (también en España por un breve tiempo), resolví volcar letras y conceptos, sobre lo que conocía y me apasionaba. En Catalunya fue posible. En esa tierra de origen descubrí una sociedad civilizada, de gente amable y laboriosa. Pero mis pautas culturales eran y siguen siendo otras. No escribo como un español, sino como argentino algo españolizado. El país de entonces me permitió hacerlo, compatibilizando las habichuelas del espíritu con labores vinculadas a productos culturales. De paso formé una biblioteca con más de 14.000 piezas, entre libros, música y filmes. Gran parte de ellos debí cederlos a bibliotecas públicas. Fue más inevitable que placentero, pero si en la vida quieres ganar algo, a menudo tienes que perder otro tanto. Cientos llegaron a Rio por vía aérea en 28 cajas de doble formato. Ahora se trata de acomodar esas piezas con las miles que en el piso atesora mi mujer. La inmensa mayoría de los que debí ceder, como los recuerdos de Buenos Aires (allí también dejé oro impreso) y Barcelona, van, habiéndolos leído, donde yo voy. Así será hasta que el destino lo imponga.
Si en España escribí textos de ensayo y novela sobre Argentina y el viejo cine de Hollywood, en Brasil escribo ahora sobre España. Me apasiona hacerlo para que mi experiencia y reflexiones sirvan de algo a mis compatriotas en esta difícil instancia. Lo mismo hice antes en relación con Argentina. Así lo atestiguan varias novelas y mis tomos sobre Perón. En todos los casos, los seres humanos y sus derroteros comportan mi tema recurrente.
En la actual hoja de ruta diaria, leo periódicos y accedo a programas junto a María Aparecida, que leíamos y visionabamos con regularidad en Vilassar de Mar.
La auténtica universalidad de ambos lo autoriza. Para nosotros, leer, aprehender y escribir son armas de combate al servicio del progreso. Además, nos ayudan a entender mejor nuestras propias naturalezas. 

Desde luego fabricaré novelas, y probablemente contactemos con editores locales con el fin de publicar en portugués -gracias a las brillantes traducciones de mi mujer,- algunas de mis previas obras. En España eso no fue posible, ni antes ni ahora. De ahí que reitere mi gratitud a los amigos de Face, al reproducir lo que allí hoy no tiene voz. Hablo de la mía, por lo que puede aportar de diferente. En última instancia, lo diferente siempre es lo que más cuesta entender.

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