Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

viernes, 3 de enero de 2014

LA FILOSOFÍA


La deriva de la Filosofía como materia de enseñanza no es nueva. Paulatinamente ha ido cayendo en picado desde los diez o doce últimos años, en los institutos secundarios y las universidades. 
Durante mis labores mercantiles de carácter cultural, desarrolladas por más de veinte años en estos centros, localizados en Catalunya para mi hoja de ruta, pude observar el triste fenómeno de profesores de la especialidad, continuamente manipulados por las locas directivas de Ensenyament, cambiando programas e impartiendo el cumplimiento de nuevas directivas para la materia en cuestión. Con los miembros del colectivo, me vinculó una afinidad electiva no siempre concordante. 
El típico ejemplar que conocí se diferenciaba de los profesores de literatura, Historia y Arte, presentando cierta tendencia al aislamiento social, hecho patente en los claustros. 
Es probable que, en una sociedad muy despolitizada y poco inclinada a la reflexión, la digestión de teorías del pensamiento por parte de los alumnos resultase dificultosa, creando cierta frustración y cierre en banda de sus profesionales. Pero sin duda alguna, tampoco ellos estaban exentos del rezago cultural imperante en la sociedad española, incapaz de forjar masivamente docentes que comuniquen, desarrollando estímulos de alta calidad.
Eso llevó al sector, encargado de impartir una ciencia atípica y compleja que nos habla de valores humanos y el Universo, al encriptamiento, conformando en sí mismo un colectivo de lobos solitarios.
Así fue cómo, la abstrusa maldición que pesaba de origen sobre la Filosofía, suerte de "rollo patatero" para padres y alumnos, obtuvo el funesto placet para irse extinguiendo en los planes de estudio, y también como carrera universitaria, junto a las ideas de Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, Hegel Marx, y toda una serie de grandes pensadores de la humanidad. 
La paralela potenciación de las matemáticas, la física e informática como disciplinas prioritarias en la lucha por la vida, arrinconó definitivamente a la Filosofía, previamente condenada por la pública resistencia a ensanchar el conocimiento, vinculado a la Polis, y su carne espiritual. 
Buena parte de la crisis de valores que hoy comprende esta brutal crisis económica, política y social, se explica por la ausencia generalizada de formación cultural y moral en sus ciudadanos. 
Empero, la decadencia suicida de las humanidades no es, ni mucho menos, patrimonio exclusivo de España. Creo que afecta especialmente a Europa, abarcando el Occidente desarrollado, con mayor incidencia en países que, como el nuestro, han descartado asimilar disciplinas filosóficas (también la Historia, la Literatura y el Arte) desde la plana mayor de la enseñanza. 
El infame gobierno actual, ejemplo palmario de la deshumanización generalizada en vastos sectores de la nación, las descarta todas en su empeño de unir la enseñanza y la rara avis de cultura en general, a aquellos que se la puedan pagar.

No hay comentarios: