Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 29 de septiembre de 2007

LOS SUICIDAS DE LAS LETRAS

Un artículo de Jesús Marchamalo sobre los escritores suicidas llama mi atención. Lo repaso en la página 78 del ABC dominical un par de veces, porque además de ofrecer algunos ejemplos más o menos contemporáneos y una cadavérica instantánea de Stefan Zweig y su mujer (la otra de Hemingway, empuñando un rifle junto a un leopardo, es más corriente) está bien construido. Del reconocimiento al atiborrado archivo de recortes de prensa hay un paso, que doy tijera en mano.

Voy a los nombres citados.

André Gorz, Arthur Koestler, Zweig, Gabriela Mistral, Virginia Woolf, Primo Levi, Césare Pavese, Sylvia Plath, Mario Sa Carneiro, Costa Cariotakis, Jack London, Alejandra Pizarnik, Marina Stvetaieva, Mishima, Vladimir Maiakovski, Emilio Salgari y Gabriel Ferrater.

Por mi cuenta agrego al listado dos poetisas. La argentina Alfonsina Storni, y Dalmira Agustini, uruguaya. En ambos ejemplos medió el desengaño amoroso. Infaltable en la suma resulta Francis Scott Fitzgerald, víctima de un frenesí autodestructor por medio del alcohol, y su remate como escritor del montón en la Metro Goldwyn Mayer. En realidad, si nos ponemos a desempolvar el frondoso registro de los encubiertos suicidas en el camposanto de las letras llenaríamos varios volúmenes.
Enrollando con prudencia el carretel, volvemos al pliego de Marchamalo.

En la mayoría de los casos, el no way out por mano propia fue consecuencia de una penosa enfermedad, cuyo tramo final se buscó evitar. Aunque por una razón u otra, en todos se observa el predominio del pesimismo, ceda al paso de su penúltima secuela: la desesperación y su lúgubre antesala suicida.

Uno se pregunta cómo el biógrafo Zweig, capaz de plasmar la gesta del navegante y descubridor Magallanes de forma tan vigorosa y extraordinaria, pudo suicidarse en febrero de 1942 en su exilio brasileño, a causa de un supuesto triunfo del nazismo en Europa.
Creo que en el fondo, fue su pretexto de pez fuera del agua. Vienés de origen; esas aguas eran un pantano desde el Anschluss hitleriano.
El que su mujer lo acompañase en el viaje, finalizado en el lecho matrimonial del que la foto se extrajo, se reiteró en los casos de Koestler y Gorz.

El suicidio del italiano Emilio Salgari, creador de la impetuosa saga de Sandokán, fue una verdadera carnicería de tajos en el cuello que no terminaban nunca, asestados con frenético pulso en un bosque turinés.
El alter ego del Tigre Malasio probó una vez más su ímpetu.
Estimo al respecto, que los escritores somos una de las especies más frágiles y vulnerables de la tierra.

La profesión de escritor significa aislarse de la realidad para crear otra virtual, donde la función se asemeja a la del titiritero que mueve marionetas contando historias. En la tarea, manda la concentración; asimilable a la estrategia del caracol.

La realidad humana indica que, escribas lo que escribas, no importa dónde ni para quién, ingresarás a un monasterio como monje de clausura. Allí sólo cuentan la fe en ti mismo, y el auxilio de una Providencia no siempre Divina.
Eso lo sabes bien; aunque sin ser novelista te rodeen colegas de fatiga en la febril redacción del periódico, la mesa de trabajo radial o la televisiva.
Por lo general, la tarea no finaliza en familia, ni en el amor o el sueño. A menudo, el escritor uncido a la creación o la rutina, pega el ojo en la almohada junto a letras que escribió o planea escribir, redactando información o esbozando romances, entuertos, crímenes y bucólicas escenas de la vida cotidiana en la agitada duermevela. Lo demás, incluyendo la lista de la compra, el pago de la hipoteca o el coche y el colegio de los niños, es más bien complementario.

La soledad, compartida antaño con el papel en blanco y la pluma; hoy con la pantalla del ordenador y su teclado, favorecen la obsesión, un progresivo cansancio visual, y con ellos cierta indefensión emocional.

La rutina laboral o el éxito en este campo minado no exime de la desocialización que comporta; soportada por las jarras de café, las cajetillas de tabaco y la tos endémica, o el variable desmadre alcohólico; parcialmente reemplazado por las drogas duras.

Si no te intoxicas con café, alcohol, cigarrillos o cocaina, ni toses, da igual. A la hora de imaginar y plasmar, desde una novela al mínimo apunte o esquela, el extrañamiento te dejará solo ante el peligro.
El Alien del escribidor late junto a tu corazón; más acelerado que el de muchos mortales. La ansiedad de proyectar el fruto del trabajo supera a menudo la cierta contención que da el oficio.
Cuando me decidí a escribir biografías pensé en aquellas que faltaban en mi biblioteca y me gustaría leer. Con el tiempo he admitido que además de poderme leer con cierta satisfacción, sigo en la brecha para que otros me lean. En ello media una apreciable cuota de entrega al prójimo; la acepten o no.
Pergeñes novela, artículos para revistas o periódicos; estés ante un micrófono o comentes en pantalla lo que preparaste, solo o con ayuda de tu equipo, siempre lo harás pensando en que te lean, te oigan o te disfruten de cuerpo entero, con gesto y voz que matizarán una vez más el discurso que montaste.

Puedo exagerar, pero no me lo parece.

En todo caso, la culpa la tiene hoy don Jesús Marchamalo y su corto paseo por el cementerio.








APUNTES

En "El País" leo un reportaje a Liv Ullman, galardonada con justicia en San Sebastián. Entre otras cosas de interés, refiere sobre quién fuera su marido y frecuente director.

"...Ingmar Bergman logró que un grupo de personas, un grupo de mujeres y amigos, nos sintiéramos fuertes a su lado."

Cuando quien organiza y dirige a un equipo lo ilumina, el talento de cada uno ecualiza en forma coral su arte y su maña (como dicen los mexicanos).

En un periódico de alcance nacional alguien leyó mi apunte sobre el "Chino" Fujimori y "se inspiró", redactando cierto editorial.
"Los ladridos se oyen a la legua, querido Sancho. No es la primera vez que me ocurre cuando cabalgo."-podría decir de nuevo el Quijote.
Ya lo manifesté en otro artículo de este Blog. El problema de estas plumas de tintero aguado, es que el trazo no acompaña la altura del original.
Es como si vieras en otro lucir con gracia una prenda y te comprases otra idéntica. Si la gracia no te auxilia, de poco valdrá que vistas esa prenda u otra.
El estilo es el hombre. La escritura es como una huella digital. Define por lo tanto su naturaleza, y también la de quien intenta copiarla.

Un certero artículo de Manuel Rivas en "El País" nos refiere la última y conmovedora batalla del general Gabeiras; el que desbarató el "23 F" desde la jefatura del Estado Mayor del Ejército.
El combate fue ecologista. La maestría de Rivas no escatima la ternura y una sincera admiración por este militar que, desde el voluntariado en la División Azul hasta su muerte, acaecida en el 2005, trazó un periplo de evolución en aquellas ideas y sentimientos que caben a un profesional de la Defensa Nacional, respetuoso de las libertades.
Destaco a Rivas por lo que aporta al conocimiento humano en una breve columna. A menudo los escritores retratan a los supuestos objetos de deseo como si fueran piezas de ajedrez. Lo sustancial de la cultura es aquello que refleja los sentimientos o su ausencia.
Es lo único que en letra escrita permite dibujar el alma de un personaje. De cualquiera. Sea real o criatura de ficción.
En las antípodas de un profesional como Gabeiras, los sátrapas birmanos continúan su escalada represiva, estimada ya en 200 muertos y varios heridos. De paso han suprimido Internet, instalándose en una fortificación selvática, desde dónde imparten nuevas órdenes a sus oficiales.
El enviado especial de la ONU ya ha puesto en pié en suelo birmano. Vista la relativa utilidad del organismo en los últimos tiempos, ¿servirá de algo?
Esperemos que así sea.

El siguiente es verso digno de un talento sutil y ácido: "Sólo es verdad lo que aún no conozco"
Pertenece a José Manuel Caballero Bonald. Jerezano, 80 años; tal como apunta Juan Cruz en un jugoso reportaje publicado en la página 54 de "El País" en la fecha.

Rivas; Cruz...
¡Qué diferentes son de la vacuidad que torna a reflejar el monárquico besucón De Prada, en la columnata churrigueresca del "ABC", o los farrogosos editoriales de Pedro J. Ramírez en su dominical!
"Bueno"-dirán algunos- "al menos sirven para envolver el pescado."

LA IMPOSIBLE VUELTA ATRÁS

La convocatoria unilateral del Lehendakari vasco Juan José Ibarretxe a un referéndum territorial de aquí a un año, pone en el tapete un problema que debe resolver un diálogo de partes, abriendo paso al debate nacional.

El Estado de las Autonomías contemplado en la Constitución Española impide los referendos territoriales de trámite secesionista. El problema actual radica en que las cosas han cambiado, principalmente en el País Vasco, y también; aunque con menor ímpetu, en Catalunya desde la sanción de nuestra Ley Fundamental. La prédica nacionalista en estas dos comunidades, complementada por la inmersión lingüística catalana y la intensa labor de las ikastolas euskaldunas, ha profundizado una conciencia nacional vinculada al sentido de pertenencia, natural en el ser humano. El desarrollo desigual de estas dos comunidades respecto de otras, menos afectadas por el progreso, se proyectó en simetría con elites políticas vernáculas de gran peso, debilitando la fuerza de los dos grandes partidos nacionales: el PSOE y el PP.

Los errores de Felipe Gonzáles y los de José María Aznar contando con mayoría absoluta, a pesar de sus pactos o acuerdos regionales con fuerzas nacionalistas de dentro derecha (CIU o PNV), han cedido espacio a coaliciones de José Luís Rodríguez Zapatero con la izquierda social y la nacional-republicana en Catalunya. Más atenuados en Euskadi, estos pactos desembocan ahora, tras la ruptura de las negociaciones del gobierno con la banda terrorista, en una audaz estrategia de confrontación constitucional del Lehendakai Ibarretxe.

Casi en paralelo, las manifestaciones contra la corona en Catalunya y las simpatías de Esquerra Republicana (socia del PSOE local e IC en el Govern de la Generalitat) por la convocatoria de Ibarretxe, van desnunado la profundidad de una crisis de Estado aún controlable, pero irreversible.

Sin duda hay un márgen de maniobra para negociar posiciones conservando el presente estado de cosas. La única formación cerrada en banda a cualquiér acuerdo es el PP, en manos de la derecha acérrima de Acebes y Zaplana, celosos guardianes de Mariano Rajoy; algo más transigente. Detrás del tinglado, José María Aznar no cede posiciones. Es el mismo que, con mayoría en las Cortes envió tropas a Irak, con un talante político menos flexible que cuándo con ella no contaba.

A menudo se acusa al actual Presidente (hábil funambulista que abandona el cable de las alturas en el momento justo) del terromoto autonómico causado por los hervores nacionalistas.

Sin embargo, esta radicalización cobró impulso durante los gobiernos del PP; especialmente en Catalunya, dónde ganó rápidas posiciones ERC en detrimento de votos socialistas, convergentes e izquierdistas.

El hecho incontrastable radica en la baja densidad del nacionalismo español y la potencia creciente del vernáculo en estos territorios. El sentimiento, cualquiera sea su signo, no se puede imponer. Si la fuerza centrípeta del idioma y las tradiciones se realiza con tal impulso en los dos núcleos regionales, no habrá más remedio que revisar la Constitución, adecuándola a los nuevos tiempos.

Ningún Estado puede desarrollarse en medio de tiras y aflojas entre nacionalismos de signo opuesto. La actual dirección del PP rechaza entenderlo. La atención que prestan a la prédica fundamentalista de la COPE lo demuestra; amén de otras catilinarias catastrofistas que cuelan en público Acebes o Zaplana. Para ellos España es un valor absoluto.
Las regiones, a su folclore, chapurreando el dialecto en las festividades; y poco más.

Más astuto que sus rivales de la derecha, Rodríguez Zapatero está al caso; aunque además procure que los intereses políticos de su formación y los suyos propios sobrevivan en la tormenta. Es lo que intentan desde sus frentes de guerra el circunspecto Artur Mas (un fino político) y Carod Rovira (menos diestro éste, con guerra interna en su tribu). Tomando la delantera, Ibarretxe juega su carta brava sobre el mismo tapete.
A mi juicio, el derecho a autodeterminarse debe figurar en la Constitución. Creo que cuánto más resistamos legislar en el terreno, mayor será el efecto contrario al que hoy se procura desde Madrid. Cierto es que hay intereses políticos y económicos entremezclados en este complejo laberinto.
Para el caso, un año brinda tiempo a negociar a todos los jugadores; pese a que ETA, debilitada aunque no agónica, siga constituyendo la filosa punta del iceberg vasco, y algunas fogatas despunten en Catalunya.

En medio de la partida, Juan Carlos I mantiene el tipo. Creo que, por experiencia, savoir faire y sentido del humor, es el jugador más hábil de todos.
Sabe que la única chance de supervivencia de la Monarquía Constitucional es adecuarse a la marcha de los tiempos. Esa es la base del respeto y el cariño que le guarda el pueblo llano.

Quizá en alguno que otro rincón del mapa no le vean con buenos ojos.
En cambio él, parece vernos bien a todos. Incluso, a los patanes que le insultan y no paran de ofender a los suyos.

No estaría nada mal, de cambiarse la forma monárquica de Estado por otra republicana (evento que apoyo sinceramente), elegir un Presidente... como él...



viernes, 28 de septiembre de 2007

LA PIRA

Veo en la TV imágenes de presuntos estudiantes encapuchados en rojo, quemando un gran retrato de los Reyes. Reiteraban otras fogatas recientes.

El otro día, me dijo un conocido, ante una observación mía rechazando la pira de Gerona.

"Llevas razón, Joan. No se debe quemar el retrato del Rey. Hay que quemarlo a él."

Unió su espontánea sonrisa a mi seriedad, ante tamaña sentencia.

Los encapuchados de la Universidad no hicieron más que proyectar esa opinión, liviana, sin duda, a un acto simbólico más escénico que efectivo; aunque contrario a la Ley. No sabemos si sonreían bajo la máscara; pero a mi me dan repeluz. Son la clase de niñatos poco aplicados al estudio, que te escupen y golpean si no estás de acuerdo con sus flexiones totalitarias.

Las capuchas y las piras simbólicas se justifican en una dictadura. Las primeras por preservar la salud de los que incineran retratos del dictador. Las otras expresan el repudio popular a su despotismo.

¿Me queréis decir dónde está la dictadura y quién es el dictador?
¿Tal vez creéis que mora en el Palacio de la Zarzuela? ¡No hagáis que me cague de risa!

Jiménez Losantos y otros tremendistas de la moderna extrema derecha -nostalgiosa del pasado aunque no lo admitan- aborrecen las autonomías. Las interpretan un doble gasto estatal, útil a lo peor. También les escuece el Rey. Creen que "España se rompe", gracias a la Real parsimonia ante aquellos que conspiran contra su unidad de hierro y rejas.

Ésta es la de ellos. Estiman que España es un mapa absorbente y por lo tanto excluyente. Dicha Nación imaginaria, en la que sólo cabe un sentimiento, es la que manipuló y con la que nos machacó el franquismo durante cuatro décadas. De hecho nunca existió como tal. Las nacionalidades, sobre todo la catalana, vasca y gallega (y que lo diga sino el galleguista Manuel Fraga, otra bestia negra de estos cavernarios, y ex admiradores de sus más antiguos servicios), tienen tradiciones propias, a las que se suman con gusto sus grandes corrientes migratorias.

El lenguaje diferenciado del castellano no es un invento caprichoso de sus pobladores, ni una tara destinada a la exaltación folclórica. Para que existan naciones se requiere un sentimiento nacional. Quién me diga que el sentimiento nacional no existe en estas tres comunidades no pone los pies en la tierra. Tampoco quien sostenga que no existe en otras.
En Valencia (pese a Zaplana y Rita Barberá), Sevilla, o incluso Asturias, piensan lo contrario.

¿Quiere decir esto que neguemos el hecho del mapa común, renunciando a la lengua común? Lo harán algunos, no la mayoría. El bilingüismo es una de nuestras mayores riquezas. Lo que nos universaliza.

El Rey de España no niega dichas características. Sí en cambio algunos nacionalistas. Los de España y otras regiones, obsesionados con su ombligo. Allá ellos. Juan Carlos I ha superado la educación franquista, asimilando lo mejor de la cultura liberal. En cambio otros, lo crean a o no, la reproducen puntualmente en su esencia intolerante.

El comportamiento de la Casa Real durante la Transición democrática ha sido ejemplar, ganando el respeto de las grandes mayorías en esta Nación de naciones.

En lo personal, ya he dicho que soy republicano y federativo. También, que de ser preciso reemplazar la monarquía constitucional por una Ley Fundamental republicana, resulta imprescindible un debate nacional serio.

No parece que las algaradas reaccionarias de Jiménez Losantos y su pandilla, o la de los jóvenes jaleados sotto voce por algunos popes de Esquerra Republicana, nostálgicos de la capucha, el petardo, o el secuestro y el tiro en la pierna, se encaminen en tal dirección. Tampoco es de recibo el torpe meneo que del monarca realizó el desmadrado vasco Anasagasti.

Esta gran burbuja de saliva que suelta gargajos, desprendiendo cerillas encendidas y efigies en combustión, no tiene futuro. Ni en Catalunya ni en ninguna parte.

Pensar otra forma de Estado requiere ponencias y ponentes sensatos, que centren el debate en el bien común. Pocos políticos profesionales lo hacen hoy cuando se aborda el tema.

Lo demás son agravios gratuitos, papeles quemados y cartón pintado.

Es éso, no otra cosa. Sino, tiempo al tiempo...








EL CORAJE DE UN PUEBLO

No dejan de manifestarse. Son cerca de cien mil almas las que animando el gesto y multiplicando el grito piden democracia y libertad un día tras otro, bajo el imperio de una bala dictatorial; que no cesa de cosechar víctimas.


Los birmanos (o myanmareños) son valientes e insisten en su propósito. Recuerdan, dijo algún corresponsal, a los mártires de Tiananmen y al chaval aquél que paró el tanque administrando coraje y convicción. La una impulsa el otro. No hay impulso social que brote de la nada. El subidón de adrenalina que lo determina, parte del cerebro y de un corazón colectivo que palpita con fuerza huracanada.


Son cien mil los latidos que acompañan día a día el coraje de un pueblo, perdido entre ogros ambiciosos de mapa ancho y víctimas de la mordaza. Es, creemos, la mejor pulsación. De ella hay que tomar ejemplo; aunque la democracia garantice entre nosotros canales y formatos menos riesgosos.


El compromiso con ella es intervenir en casa sin escaquearse. De paso, no vendría mal una manifestación de nuestras formaciones y ciudadanos, reclamando de viva voz que se oiga la más potente del pueblo birmano.


El poder colectivo de la solidaridad puede más que todo. Conservar el sentido de la justicia en simetría con el odio a lo injusto es la sustancia de la convivencia democrática. La equidad que exigen los que se manifiestan con pacífico fervor, es la que nosotros disfrutamos y debemos profundizar.
De ahí que, si alguien hoy me pregunta de dónde vengo y adonde voy, le diré que hoy mismo soy myanmareño.

jueves, 27 de septiembre de 2007

LA MALA VECINDAD

Los birmanos padecen desde 1962 dictaduras militares. La actual es un feroz triunvirato de generales dispuestos a aplastar cualquier protesta a sangre y fuego. A más de los ya caídos por la represión del reciente y masivo movimiento de protesta, ochocientos monjes budistas han sido apresados. Ellos encabezan las manifestaciones populares que crispan los nervios de los déspotas armados. La líder civil opositora purga arresto domiciliario en Rangún desde hace cuatro años.

En realidad, el drama de los habitantes de esta tierra, sumergidos por la miseria de un estadio semifeudal, es doble. No sólo sus vampiros cuarteleros comportan la permanente amenaza. Vladimir Putin y los nuevos mandarines rojos -de corbata y crew cut-, al frente de regímenes represivos, -encubierto en el caso ruso; frontal en el chino-, respaldan a los autócratas. Hacen negocio con ellos vendiéndole su chatarra bélica y adiestrando a sus oficiales para las futuras carnicerías. Otros oficios consisten en la construcción rusa en suelo birmano de una central nuclear de agua ligera, y un oleoducto conectado a las necesidades del sur chinés.
Ambas potencias han vetado ponencias occidentales condenando la represión en el Consejo de Seguridad de la deteriorada ONU. En cualquier caso, débil iniciativa ante la ferocidad de la embestida militar.

Frente a ello, el Occidente desarrollado observa y protesta, enjabonándose las manos bajo el chorro de agua convenientemente destilada.

A los atolladeros afgano e iraquí, no puede sumarse otro frente bastante más peligroso. Sin embargo, la valentía ejemplar de los birmanos y sus monjes no debiera quedarse en espectáculo edificante para nuestra moral de burgueses cómodos, a cubierto de desastres ajenos.

El régimen chino, socio comercial de nuestras multinacionales, es uno de los más crueles del planeta. La Rusia gobernada por los entrenados agentes del KGB y sus envenenadores profesionales, no le va en zaga, pese a la fachada democrática y el entierro definitivo de los símbolos comunistas. Las masacres regionales lo expresan con toda claridad.

Paso a esbozar otro pensamiento cínico, que por asunción u omisión redondea nuestra vocación de estrategas observando lejanas conmociones políticas y sociales en el globo terráqueo

En una forma u otra, los vecinos de los pobres birmanos nos convienen. Son colosos superpoblados con peso en la economía mundial. En cambio, ellos no existen.

La mano de obra de rusos y chinos es barata y los negocios bilaterales florecen, a pesar de los diezmos que la mafia organizada en partido político, o la esparcida en la proclamada libre empresa de Putin, cobran en cada transacción.

Mientras tanto, los vecinos harapientos y su movimiento democrático -poco útiles y significantes en el mundo moderno- quedan librados a una suerte que, por cierto, no es la nuestra.
Lo fue una vez, cuando en 1940 gobernaba El Caudillo por la gracia de Dios, y a nosotros, cautivos y desarmados, nos rodeaban Pétain, los nazis y el profesor Oliveira Salazar. Mientras, la solitaria Gran Bretaña resistía los bombardeos nazis de sus principales ciudades.

Estábamos como hoy los birmanos y lo hemos olvidado.

Éramos, qué duda cabe, las víctimas de una dictadura, y también de la mala vecindad.







miércoles, 26 de septiembre de 2007

LA BALA INCRUSTADA EN PAPEL

En una acción digna de la mafia siciliana, Albert Rivera, el legislador de Ciutadans ha recibido una advertencia. Sobre un primer plano del rostro y en la zona frontal, le incrustaron un proyectil sin servir. De las piras pasamos a las balas. Aún todo es virtual; aunque la amenaza resulta concreta y no da lugar a confusión alguna. Nuestros almogávares, incipientes émulos de ETA, avanzan rápido. Quieren una Catalunya independiente de la Corona y libre de catalanes dudosos. Rivera vendría a ser uno de ellos. El traidor a la causa que dicen defender.


No hay mayor ofensa a Catalunya que la intolerancia. Ni Franco, con toda la crueldad que nos destinó especialmente durante su larga dictadura, pudo con nuestro sentido de la tolerancia y el amor a la tierra. Gracias, una vez más, al valor y las convicciones de un pueblo, lengua y tradiciones sobrevivieron a la derrota y la barbarie.


Ahora vienen estos matones de tres al cuarto a enseñarnos modales. Quieren borrar de un plumazo el espíritu de convivencia que nos ha caracterizado. Algunos políticos sin escrúpulos buscan votos manipulando a jóvenes con poca formación, y a viejos resabiados con muy mala leche. Estas son las huellas aún frescas que nos dejó una era de silencio y represión.

En apariencia, todos odiamos el franquismo. Pero el sociológico asoma con los ropajes más diversos. Éstos, aunque digan lo contrario, son los hijos no declarados de la Falange. Aquellos que hablaban de "la hora de las pistolas", y las gatillaban a destajo contra obreros, campesinos y estudiantes.

Esa bala neofalangista enviada en nombre de Catalunya no fue incrustada en el papel en blanco. El blanco virtual era Albert Rivera; un joven legislador votado por el pueblo soberano; al que ni siquiera las autoridades le habían proporcionado custodia ante previas amenazas no tan visibles.


La ignorancia y la frustración son las parteras de la intolerancia.

El rédito que ésta proporciona a los aventureros y demagogos acabamos pagándolo todos.


Los catalanes y los que no lo son. Preguntad sino, a los vascos,

LENGUA DE TRAPO

Organismos oficiales catalanes -en concreto, Catalunya Radio y TV3- han resuelto prescindir de valiosos concursos. ¿Motivos? No saber hablar catalán. La escritora uruguaya Cristina Peri Rossi, expulsada del paraninfo por el celo nacionalista de los guardianes del idioma vernáculo, les acusa de atacar la libertad de expresión. Nada más cierto; con un agravante: no andamos sobrados de cultura. Nos falta como el aire, y medio asfixiados, los que de ella tienen pobre noción nos la escamotean aún más.


Rafael, un amigo escritor que enseña lengua castellana en un instituto secundario del Solsonés, me decía hoy, en medio de dos tazas de café y una charla sobre escritos, escritores y la creciente mengua de público lector.


"Llegaremos a la profecía de Fahrenheit. Unos años más y quemarán los libros. Los escritos en catalán también."
Ahora le toca el turno a las voces de la cultura. El pretexto es el nacionalismo en su versión cutre.


Rafael y yo nacimos bilingües, en esta tierra y sus alrededores, y de una forma u otra nos sentimos desfallecer aquí mismo, de anemia cultural. La voz de Cristina, con la que muchos uruguayos y españoles aprendieron a llenar renglones con inspiración, estimula nuestra indignación. Llover sobre mojado favorece la inundación en un terreno ya devastado. Creemos que una lengua es parte de la cultura y acordamos en que, de ser posible, todos la utilicemos. Pero si vaciamos de contenido ético y cultural nuestra lengua; será de trapo.


Hace algún tiempo, Rosa Regás respondió al interrogante de no escribir en catalán, explicando que se había educado en castellano, y a él respondía su letra escrita, sin desmedro de una buena fonética en el idioma.


Rosa también llena renglones en francés (su lengua materna). Cristina lo hace en castellano. Con los años adaptó su fonética charrúa al español de España. Su amor por Catalunya está tan fuera de duda como el de Rosa, el mío (formado en Sudamérica) y el del cultísimo Rafael; el escritor y docente que me habló de Fahrenheit esta mañana soleada en el Solsonés.


Por ahora, el trapo de nuestra lengua no está empapado en keroseno.


Pero con medidas tan gravosas para el futuro cultural, se van arrimando los bidones. Encender el fuego, queridos compatriotas, despóticos señores, es cosa de pirómanos.
Y mal que pese a nuestra pobre ilustración, los segundos, en nombre de los primeros vais camino a cumplimentar el oficio.

domingo, 23 de septiembre de 2007

DE VUELTA A LAS ANDADAS

Las malas nuevas se multiplican. Ahora son varias Reales efigies las incineradas en público. Catalunya vuelve a las piras de la intolerancia. En los partidos nacionalistas nadie se corta. Manda un silencio cómplice, augurando negras jornadas a la sensatez ciudadana.

Señores y señorías ¿No va siendo hora de situar las cosas en su sitio? Poner coto a los que matizan las litronas con actitudes que violan la ley, es de recibo. En términos políticos, hay cosas que no podemos permitir.

Tras la combustión de papeles y efigies asomarán otros síntomas más riesgosos para la convivencia. Lo afirma un republicano y catalanista que no es idiota.

Entre conducir un coche a contramano y embestir la Constitución no hay mucha diferencia. En ambos casos partimos de ignorar la ley. Si creemos que hay que cambiarla el procedimiento es otro. La demagogia populista aplicada a los jóvenes, víctimas de una política de empleo precario y salarios bajos, conducirá al atolladero.
Si los políticos maduros de las formaciones catalanas -las que van desde ERC hasta el PP- no os ponéis las botas, terminaremos fabricando una ETA pequeña y letal. Los jueces tienen su cuota de responsabilidad. El que dejó en libertad sin fianza al niñato irresponsable queda involucrado en este redoble de tambores; absolutamente sectario y gravoso para el futuro de la Nación, y las naciones que en ella habitan.

Tomar ejemplo de lo que padece el País Vasco es lo peor que puede pasarnos. A nosotros, desde luego a los vascos, y a todos los ciudadanos de esta gran nación. Para ciertos jóvenes con nula experiencia en la vida, lo que cuenta es la protesta; no su contenido. El descontento familiar y laboral escoge cualquier vía de expresión. Hoy es la corona; mañana el boticario o el empleado de correos puede ser acusado de pertenecer al Imperio. Da igual. El hecho de salir de la insignificancia marcando desde la individualidad un territorio público, compensa las frustraciones de la vida gris y el escarnio cotidiano. El silencio de la clase política catalana ante esta nueva plaga puede estar dando el pistoletazo que inicie una caza de brujas.
El huevo de la nueva serpiente debe ser roto cuánto antes.
Este aborto, caballeros, no precisa justificación...

LA EXTRADICIÓN DEL "CHINO"

A Alberto Fujimori (alias "El chino"), ex profesor de matemáticas y el único Presidente del Perú que renunció a la distancia y por fax, fue extraditado por la justicia chilena a su país de origen, dónde le esperan ajustes de cuentas que marca la ley, por asesinatos y corrupción generalizada en su tenebrosa década (1990/2000) de mandato. En los prolegómenos del forzado retorno, anunció que volvería a gobernar. Si contamos que, a pesar de perpetrar el actual mandatario Alan García otra gestión (1985/1990), signada por el pandemonio económico, la corruptela generalizada y los delitos de sangre, volvieron a votarle en reemplazo de Alejandro Toledo y su perfil incaico, concluimos que en la república andina, todo es posible.
Anticipo de esta cruel realidad comportan los votos que han respaldado electoralmente a la hija del preso, y la cierta lozanía de su liderazgo sectorial.
Hijo de inmigrantes japoneses, el sátrapa de la ciencia exacta estableció cordiales relaciones con el terruño paterno. De poco le valió. Más ayuda a sus dislates le prestó en el área de poder el siniestro Vladimiro Montesinos, su virtual "hombre fuerte"; una suerte de Rasputín maquinador de gatillo fácil. Más o menos lo que significó José López Rega para Juan Perón y su tercera mujer. No es casual que las desmedidas ambiciones de un líder canijo y un docente matemático procurasen auxiliares en los bas- fonds.
En cierta ocasión un dirigente opositor preguntó al primero el porqué de alguien como López Rega a su vera.
"El día que no pueda levantarse del vater lo entenderá."-respondió Perón, guiñando el ojo encimado por la famosa verruga.
Lo del váter tiene doble significado. De la merde y sus aromas se encarga el lumpen de turno. La especie ronda el poder como las moscas a la tarta de fresa o la fresca deposición.
Siempre habrá uno a mano para asumir la difícil maestranza del autócrata y sus desagradables aromas.
Década de fuerte endeudamiento y malas consecuencias para América Latina, la que gobernó Fujimori guarda cierto paralelismo con la controvertida égida de Carlos Saúl Menem en la Argentina.
Hijo de inmigrantes sirio libaneses, Menem (alias "El turco") construyó un poder de emirato en nombre del peronismo, tiñendo su ejercicio de liberalismo económico a ultranza. El mérito que algunos le acreditan es haber pulverizado, a base de recortes presupuestarios y la desindustrialización, el tradicional poder del Ejército y los jerifaltes sindicales. Menos éxito recabó su programa social; francamente elitista y sellado por una dolarización económica a la postre fatal.
Cómo en el caso peruano, los ricos se hicieron más ricos, y los pobres, muchísimo más pobres; creciendo en número a niveles hasta entonces desconocidos en el país. Aparte de marcar un drástico arriba y abajo en la castigada clase media, este viñatero de ocasión situó a su país en los niveles de pobreza habituales de la región; acordes con la globalización mundial de la economía.
Ambos mandatarios atacaron a la prensa independiente, y tras pleitear clamorosamente se divorciaron de sus esposas en medio del escándalo. El exhibicionista Menem -que perdió un hijo en oscuro accidente- se refugió transitoriamente en la hija sobrevivida, inactiva en política. En cambio, el más discreto Fujimori, maestro al fin, entrenó a la suya para sucederle; fallido acto en la cumbre, no por lo que se observa, en el llano.
Más árabe (políticamente) que argentino, y más japonés (en la vena de Hiroito y Tojo) que peruano en el ejercicio del poder, Menem y Fujimori, siameses autócratas, enancados en mayorías congresuales dóciles y un permanente jaque a libertades menguadas, han sido juzgados por sus compatriotas. Uno por el voto escaso que facilitó en las últimas elecciones el ascenso de Néstor Kirchner. El otro por la indiferencia ante su exilio.
El "turco", que aspiraba a perpetuarse en el poder, fue vencido en primera instancia por un frente izquierdista y liberal, purgando temporal arresto. La herencia económica que dejó su era fue desastrosa. Los rivales que le sucedieron con De la Rua ahondaron la crisis; revertida a duras penas por el actual Presidente; otro peronista con afán de perpetuarse mediante la próxima elección de su mujer, a falta de opositores con prestigio y programa acordes.
De momento, al "Chino" le aguarda una instancia bastante más difícil que a Menem.
Éste no arrastraba cadáveres; sí Fujimori.
Aguardamos expectantes el juicio y fallo de la justicia peruana.
Hasta que no se demuestre lo contrario, es lo que hay.

sábado, 22 de septiembre de 2007

LEER PARA CREER

Prestad atención al siguiente fragmento de "Los iconoclastillas", escrito por Juan Manuel De Prada en el ABC de hoy.

"Produce cierta fatiga nauseabunda glosar sus mamarrachadas. Es la fatiga que provoca la pacotilla artística, mezclada con la náusea que sobreviene en presencia del artista en ayuno de talento, del impostor que disfraza su vacuidad de espaviento."

El artículo sigue, acopiando cantidad de términos rebuscados y fatigosos para el lector. Poco importa el tema abordado ante la magnitud del estropicio que promueven sus fatuas letras.
A este pavo real del pobre concepto y las palabras que tropiezan entre sí, le han premiado y encolumnado en un diario importante. Se le considera un icono cultural. Es obvio que la clase de cultura que transmite el pavo no es más que la proyección narcisista de su real vanidad.
Un escritor puede ser excéntrico o estrafalario, en tanto nos divierta. De Prada es francamente aburrido.
Avanzar sobre sus renglones nos lleva a pensar en la insoportable vacuidad del ser, cuando al talento lo reemplazan meros fuegos de artificio.

PESCADORES DE RÍO REVUELTO

Días atrás, algunos bloggers oficiosos colgaron en la red un capítulo de mi libro "La Piel de los Dioses", editado en le 2003 por "T&B Editores". Es el que corresponde a Barbara Stanwyck (invocada en su centenario) e insume varias paginas.

En mis inicios como escritor de libros en concreto, conecté con estos editores. Ellos aceptaron publicar dos textos (una biografía de Clark Gable y el ensayo referido), reservándose los derechos de impresión durante trece largos años. Entonces, iniciaba mi andadura como autor sin otra alternativa. Luego resolví saltarme otros contactos -habida cuenta de mi desafortunada relación con "Tusquets", y otros rushes que ya referí- publicando mis siguientes cuatro ensayos.

Aclaro desconocer hasta no hace mucho, que la "T" de "T&B" era la del sobrino del golpista coronel Tejero (el del 23F). De saberlo, dudo que les hubiese cedido mis manuscritos. Ellos tratan a los autores de mentalidad independiente como el tío a los diputados de las Cortes.


La experiencia concreta con gente que pagó un anticipo de publicación sin dar mayores referencias de sus ventas del ejemplar en los últimos tres años, sumada al trato poco amable que me dispensaron, redondea una clara opinión sobre dichos señores. A ella se agrega ahora la publicación del capítulo dedicado a Barbara Stanwyck, sin que se me haya solicitado autorización.


La realización, que reconoce el copyright del autor y los editores, es sospechosa de timo. De hecho, favorece a "T&B", al acreditar el libro de referencia, junto a sus beneficios de difusión y comercialización, sin pasar por arcas autorales.


Mis presunciones crecen. En la editorial de Juan Tejero y su mujer (la "B" de marras) abundan los cronistas del montón (empezando por él mismo) y escasean los clásicos. También las ventas. Como autor he excedido la categoría de experto en cine. Ellos lo saben. El blog de referencia pegó fotografías al artículo, sumándole otros bastante más sucintos. El centenario de la actriz fue una buena excusa para saltarse los derechos de autor en su plato fuerte. Algunos dirán que el affaire comporta propaganda favorable a mi pluma. La maniobra es en sí misma ilegal.
El resto no devendrá silencio. Será mucho ruido, de no enmendar la plana.


Depende...






EL AMOR A LA TIERRA

La exaltación catalana de un nacionalismo de pancarta; superado por una realidad integradora, es negativo. Quemar una imagen del Rey Juan Carlos I no es una genialidad, sino un resabio infantil. De combustionar una real efigie a poner un petardo, apenas hay un mero formato, con la fogata y el estruendo. Demasiado cercanos laten la violencia y el crimen. En palabras mayores, llegan los otros agravios que conllevan sangre derramada, sin duda alguna, irreparables; todos tristes y penosos en consecuencia. El País Vasco, bache no salvado por la democracia, es una muestra palmaria del aserto.

El odio y la creatividad, factores escindidos entre la negación y el amor, son enemigos jurados.

Somos una nación de naciones; lo dice la Historia. Yo la viví siendo pequeño en Buenos Aires, en un Centro Catalán regional que no hacía distingos entre hijos de la tierra, catalanes, aragoneses, sevillanos o los nacidos en Asturias. Eso sí, eran todos saludablemente antifascistas. Lo que en buen romance, somos casi todos hoy. Al menos de la boca para afuera. Pergúntenle sino, a Federico Jiménez Losantos o Pedro J. Ramírez.
Son los que añoran el ancien regime sin acreditarlo en voz alta...


Me reconozco ante todo catalán, por nacimiento y experiencia. Mi amor por una tierra que recorro a diario y conozco palmo a palmo, es vital e inmenso. Se agrega el factor criollo; involuntario aunque bienvenido por su riqueza restauradora del vacío que provocaron en mi familia la Guerra Civil y el franquismo. Por lo tanto, lo español no me es ajeno, sino más bien intrínseco. Aquéllo que separa mi nacionalismo regional del sentido impreso al esfuerzo común, es por ello corto. Catalunya misma comporta la suma de raíces e inmigración. Es lo que escinde la catalogación en una especie vegetal localizada, de otra aérea. No vale otra imagen.


Lo español nutre nuestra savia nacional, haciéndola diversa y flexible, seamos o no republicanos.


El amor a la tierra concreta y común, se une a mi amor por el horizonte inmediato. Leer a Edmón Vallés o Miquel de Palol me produce la misma emoción que repasar a Cervantes, Lope de Vega o Blasco Ibáñez. Pepe O escuchar las voces de Pepe Blanco, Antonio Molina, Concha Piquer, Joan Manel Serrat o Raimón. Ellos despiertan en mí el sentimiento nacional de la región o el conjunto. Con matices, representan, quiérase o no, la idiosincrasia común de los que compartimos esta tierra.


Cada uno de estos creadores refleja su amor a ella y su acontecer, en época diversa. Todas nos compendian, fusionando el hecho nacional catalán, vasco o gallego, con cualquier otro.


Juntos, los bilingües que poblamos esta piel de toro, seremos una sola voz a la hora de opinar y participar en la Europa plurinacional. Separados, mal sobreviviremos en el aislamiento y la pobreza.


¡Cómo renunciar a tanta riqueza junta, vivida en democracia!...


¡De explicármelo, caballeros, hacedlo con el corazón, No admitiré, señores míos, otro latir...!







LA SERIE B, APLICADA A LA VIDA MISMA: EL LEGADO DE LUCIANO PAVAROTTI.

La serie B, definición aplicada a las cintas de segunda clase en presupuesto, intérepretes y guión, nos ha deparado gratas sorpresas. Visionaba el otro día "Barbazul"(Bluebeard), una miniatura de dos dólares construída en 1944 con mérito por Edgar Ulmer para la PRC Pictures; modestísima factoría de breve pulso en la década. No era una impresión remasterizada, pero no anulaba el hecho su buena digestión. Ulmer había contado con la notable presencia de John Carradine (el padre de David/ "Kung Fu") asesinando con un lazo de seda a algunas bellezas discretas de la compañía. Este fino escultor, convertido en intérprete gracias a Cecil B. DeMille en previa instancia y unas cuantas superproducciones, hizo su mejor trabajo en la serie B; si bien en "La diligencia"(Stagecoach), ya John Ford nos lo había enseñado componiendo a un caballeresco truhan.

Muchos astros de magnitud iniciaron carreras en la Serie B. John Wayne es el más famoso; aunque no el único. Muchos más bajaron las escaleras del alfabeto rebasando la letra B.
Lo que pasa en el cine, antiguo o moderno, sucede en la vida. Uno es el producto más o menos estilizado de la otra.

Los humildes filmes de John Wayne en sus comienzos (bastante mejores que los de otros) nos llevan a valorar su esfuerzo venciendo la adversidad. Pero si triunfar pasando de la Serie B a la otra despierta admiración. El descenso, por cuestiones de mengua de fulgor, vejez o malos papeles, resulta patética y por demás frecuente.
Las últimas nuevas refieren el calvario pre mortuorio de Luciano Pavarotti. Había roto un vínculo histórico con la madre de sus tres hijas -mozas ya- reemplazándolo por Nicoletta, joven, bella y trepateur.
Esa búsqueda de la juventud -tan frecuente en varones célebres- desvelaba la frecuente declinación -vital y artística o profesional- de estos añejos buscadores del oro de la vida.
Luciano era uno más, de entre los que procuraban vanamente el retroceso de las manecillas del reloj y sus fraternos calendarios. Nicoletta era -según confesó a una amiga- una mujer que le atormentaba, desvelándole su pura y dura voracidad material. A cambio de caricias y la penetración de su himen, le aislaba; vedándole los amigos del alma y las viejas costumbres. La nueva esposa, de sonrisa ejemplar para las fotos, era una bruja, con una escoba utilizada para barrerle el entorno, más que para volar; como refiere la leyenda.
La realidad imaginaria alcanza el cielo. La que tocamos, pisa la tierra. Luciano volvió a ella dejándonos su voz. A la madre de sus hijas -capìtal en el despegue y sostén emocional de su carrera- no le dejó ni las gracias. Tampoco a sus frutos comunes.
Nicoletta es su heredera universal, según manda su testamento. Del mismo se benefician ella y su cuarta hija; la que poco conoció a su padre. Los testigos conscientes de un cierto comportamiento molestan a menudo. No hay mejor cosa que la inocencia infantil y la leyenda pública, para restaurar la memoria de un padre de borroso contorno.
Las quejas sobre el tormento padecido por la maquinadora bella y joven, de poco valieron a la hora de la última voluntad. El inconmensurable divo respaldó la lozanía que en apariencia le obsequiaban, no las arrugas que labró su trato absorbente a quien le aguantó 34 años.
La celebridad se quedó en la letra pequeña, digna de la peor Serie B.
La reflexión sobre las consecuencias aislantes y perniciosas de la celebridad se impone. En perspectiva, Pavarotti nos entregó para siempre su voz; el don y legado más valioso que un gran cantante puede ofrecer a sus contemporáneos y la posteridad.
Lo demás poco importa.
A menos que la Serie B nos guste, hasta el punto de arrimarle la lupa y la sostenida atención.
Para desgracia de algunos, la tarea nos apasiona.

jueves, 20 de septiembre de 2007

LA EXTRADICIÓN DE RODOLFO ALMIRÓN

La justicia española acaba de acordar la extradición de Rodolfo Almirón, uno de los principales matarifes de la siniestra Triple A; inquietud del último Juan Perón, realizada por su mucamo José López Rega, con el fin de saldar cuentas por "caja chica" con la izquierda; armada o no.
Por todos conocido, el caso de esta organización criminal, motorizada desde el Ministerio de Bienestar Social por el último, con ayuda de la derecha sindical, algunos jefes policiales y un nutrido pelotón de pistoleros profesionales, no ha sido explorado convenientemente. Durante el gobierno del radical Raúl Alfonsín se extraditó con éxito a López Rega, capturado en el exterior por la CIA y muerto años después en la cárcel.
¿Qué resultado práctico, en materia de información reportó el enjaulado "Brujo"?
Ninguno...
Si hubo interrogatorios, no asomaron trascendidos. Oscuros intereses y pactos políticos, realizados entre gallos y medianoche, operaron en tal sentido. Las fuerzas sindicales y caciquiles del peronismo obtuvieron un triunfo, gracias al silencio del presidente democrático, jaqueado con frecuencia por paros generales y algunos Generales, en paro o activos, y entonces muy levantiscos jaleando a los coroneles de siempre.
Con la capitulante "Ley de Punto Final", que en base a la "obediencia debida" dejó sueltos a tantos asesinos comprometidos con la represión -durante la rentré de Perón y sus entenados-, se ahondó el silencio sobre la Alianza Anticomunista Argentina. El peronista Menem intentó conformar a tirios y troyanos amnistiando a todo el mundo. Y de momento, la maniobra dio resultado. Pero la crisis económica, precipitada por la prolongada dolarización de la economía y el estrepitoso fracaso del gobierno centroizquierdista que lo sucedió, hasta el colapso final, reavivó las viejas heridas.
Una de las pocas virtudes del Presidente Kirchner consistió en reabrir procesos y encarcelar fieras sueltas. Tiene algunas alrededor; aunque al peronismo no se le pueda exigir lo inexigible a causa de su espontánea anemia democrática.
La extradición de Almirón, ajustada en términos de condena a las leyes españolas en el territorio argentino, es de justicia. Sin embargo, sobre los frutos concretos de la medida se ciernen sombras de duda.
¿Le interrogarán a fondo durante el juicio; o será ésta una nueva boutade silenciosa, urdida esta vez, por otro mandatario devoto del General?
A modo de preámbulo en el nuevo misterio, hoy se cumple un año del secuestro y desaparición del albañil Julio López; un activista de los derechos humanos con antecedentes de cárcel y torturas durante el llamado "Proceso". Tras intensa búsqueda y gran agitación en los medios, no se dio con su paradero. Los restos hirvientes de los comandos de ultraderecha siguen activos. Almirón, víctima lógica de una enfermedad mental que no impide su forzado regreso a Buenos Aires, ya no está entre ellos, pero su instinto criminal tiene descendencia en la Argentina de hoy.

martes, 18 de septiembre de 2007

EL FASCISMO AL DESNUDO

En la mañana, durante mis tempraneros viajes a las comarcas de mi tierra catalana, me acompañan el paisaje de mar o montaña, y la radio. De vez en cuando sintonizo la COPE. Lo de hoy no fue una sorpresa; aunque ahondó la honda brecha que me separa de ciertas voces. Ya he dicho que Jiménez (Losantos) no me gusta. Hablar de pasteleos direccionándolos hacia la intemperancia es como señalar todo el tiempo el abismo. Y a él le placen los abismos. Son el lecho imaginario donde rumia y maquina las pócimas que volcará el siguiente minuto en las orejas de sus oyentes.
No es por cierto, un cojín de plumas. Mandan la estopa y mucha dejación: el almíbar de los espíritus sádicos.

Hoy se ha superado en materia de desinformación. En un instante fatal, sobre las ocho de la mañana, mencionó a "Paracuellos" -pieza maestra de la narrativa en diseño e imágenes- destinándole el cubo de SU basura. De paso, dijo.


"Los que gobiernan recomiendan oficialmente este cómic, que ataca a la Iglesia, mostrando a un cura golpeando a un niño con una vara".


Luego, agregó, con aire experto.


"El dibujo es mediocre. Quien lo hizo quizá no esté vivo".

Deduzco que el autor del necrófilo supuesto, reforzado por la evocación instantánea de la masacre comunista de Paracuellos de Jarama, se educó consumiendo las hazañas de "Roberto Alcázar y Pedrín", junto a las del "Guerrero del Antifaz". De los primeros cogió la ideología. Del segundo el antifaz (el suyo es democrático) y el odio a "los moros".
Haya leído Jiménez o no, los dos álbumes de "Paracuellos"; el juicio es franquista.


En su obra maestra- equiparable a lo mejor del neorrealismo italiano o español (me refiero al de Bardem, Berlanga y Azcona) y el cómic en todas las épocas- Carlos Giménez (con G) narra episodios de su infancia como víctima de los curas y falangistas que manejaban los orfelinatos. Lo que cuenta conmueve a cualquier espíritu. El de Jiménez (con J) no es cualquier espíritu; aunque la sensibilidad permanezca ausente.


En los años de la dictadura de Videla y Massera, escogí desde mi cátedra bonaerense de artes visuales, el ejemplo de "Paracuellos", como testimonio de una época y su desarrollo, a través del Octavo Arte. La narrativa del autor, extraordinaria en diálogos y diseño -absolutamente concordantes y funcionales entre sí en su vigor, dramático y realista- entusiasmaban a mis alumnos. Eran un canto a la libertad, desde la doble prisión del orfelinato y un país asolado por la peor dictadura de su historia.


"Paracuellos" ataca a la Iglesia del franquismo. Se parecía a la sucursal argentina en los años ´70, bendiciendo secuestros y masacres. Al autor de esta obra maestra le cabe más derecho y credibilidad que otros, al padecer en sus carnes la otra cara de los Santos Oficios.

En apariencia, la Iglesia de hoy, asimilada al régimen democrático, poca semejanza guarda con la del franquismo, asociada en carne y rezos al experimento abominable de los antiguos vencedores. Sin embargo, patrocina a alguien que lo añora, sin manifestarlo abiertamente.

"Es un cobarde", dijo hace poco José María García en "La Noria". Quizá. Su añoranza del Caudillo, a menudo elíptica, es un hecho. Seguramente no tuvo la infancia de Carlos Giménez. Tuvo otra. Él sabrá cuál; ya lo he dicho. De paso la imagino. La vieja letra, con o sin sangre, se le hizo carne en el pensamiento. Su época comunista fue preparatoria de lo que hay administra en carácter de taifa radiofónica. Su estilo no se parece al de Lenin o Trotski; que al fin de cuentas eran déspotas ilustrados. Jiménez se mira en el espejo de Stalin. Me refiero al intelecto y la jerga tosca, absolutista y convencional, no a las masacres que los tres creadores de la URSS perpetraron con otros y entre sí.
La temprana víctima que no asume su condición ni la de sus victimarios, acaba victimizando, en una forma u otra al prójimo. Lo dije en otro de mis libros.

Ah, por cierto.

Carlos Giménez está vivo, y colea dibujando y contando, cómo siempre, sus bellas historias; alejadas de la tan mentada "checa", obsesión fonética y conceptual de un personaje que la vive y la transmite con la precisión de un Cu Cu gore, de lunes a viernes, todas las santas mañanas de la COPE.

Sólo, menos mal, hasta el Ángelus...

domingo, 16 de septiembre de 2007

MI AMIGO. MI HERMANO

En la hechura de una obra operan factores diversos. Al interés y la pasión por realizarla debe agregarse el nada despreciable de la inspiración. Cuando resolví escribir la biografía de Perón, pensé en recuperar el que fue mi país de adopción durante treinta y tres años. Mis constantes lecturas, alimentadas por una espesa bibliografía redondearon el despertar literario de la saga, protagonizada por un ambicioso e inteligente oficial del Ejército criollo.
Hubo entre las lecturas, una que me dio el tono exacto para ensayar el enfoque. El libro en cuestión, se llamaba "Mercante, el Corazón de Perón", redactado por el hijo de quien fue mano derecha del personaje, desde 1942 hasta 1946, ocupando en el siguiente sexenio la gobernación de la Provincia de Buenos Aires.

La lectura que me brindó Domingo Alfredo Mercante fue capital por más de una razón. A un contacto telefónico desde Barcelona, respondió con gran amabilidad y sencillez. Algo emocional estableció desde entonces un diálogo en la cercana distancia, prolongado por mi aterrizaje en Buenos Aires, en Julio de 1999. Entre mi retorno a España y esta breve estancia de 15 días mediaban 18 años. El país, con Menem en el poder, presentaba un trazado social deplorable; de pocos ricos y muchos pobres.
Pero "Tito" Mercante, era el típico argentino gaucho y hospitalario del país previo. Abogado de profesión, ya entonces ejercía como Juez de la Nación. Era de los que innovaban en los fallos, interpretando la ley desde un prisma humano. Colaborador del padre desde muy joven, había padecido cárcel durante año y medio a manos de los que derrocaron a Perón, en octubre de 1955.

"Tito", que durante la breve gestión de Cámpora fue Subsecretario de Interior, ya no era peronista; aunque veneraba la memoria de su padre, conservando un pensamiento político independiente. Se lo permitían su inteligencia y el bagaje cultural que durante tantas décadas acompañó el canon criollo de la ilustración; tan debilitado hoy, a fuerza de crisis y desencuentros de toda especie.
De mis largas charlas con él surgieron nuevas ideas y un claro impulso a mi proyecto. Yo aún no había escrito ni publicado nada; de manera que la corazonada de mi amigo al brindarme su confianza, fue una patriada que, por fortuna, no defraudé.

Él llegó a leer los ensayos que precedieron el primer tomo de la saga (desarrollada entre 1893-1946), y luego el libro. Del segundo alcanzó la culminación, el maquetado y la cubierta, no el tomo en concreto. Llegué tarde en la carrera, y no me tomó de sorpresa. En los últimos tiempos, ya al borde de unos juveniles ochenta años -que son muchos- la salud le fallaba. Dos operaciones preludiaron su adiós.
Le había pedido que prologara el segundo periodo (1946-1955) y no pudo hacerlo. La mala oxigenación cerebral le impedía concentrarse; aunque se mantuviese más o menos firme en el juzgado.
Este gran amigo, el hermano mayor que no tuve y hubiera deseado, fue mi primer lector y consejero. Cuando se enteró de que algunos canallas intentaron robarme ideas o datos históricos, le dio relativa importancia.

"Seguí adelante, Nano (así me llaman mis amigos argentinos), nada ni nadie puede robarte el espíritu."

Tenía razón. Tampoco la muerte puede robarme a este amigo. No sólo porque vive en mi corazón. El aliento de "Tito" Mercante está en todos los renglones de mi obra. En ellos seguirá respirando cuando yo no esté. Que quede claro. Le debo mucho. Y también otros le deben. A pesar de que nadie en periódico alguno escribió el opúsculo que este gran argentino; hombre sencillo y abierto al mundo.
La crisis y la fuga de cerebros, pareja al descalabro económico y la trágica merma educativa han desmemoriado a los argentinos. La última vez que pisé Buenos Aires, "Tito" había partido. En esos días me topé con David Viñas, un gran escritor. Me dijo que malvivía de las clases particulares de literatura y algún que otro artículo en "Pagina 12".
"¿Nigún subsidio?"
"No, querido. Aquí el curriculum de un escritor no vale nada."
"Tito" me decía otro tanto. "Mercante. El Corazón de Perón" me había servido a mí y a unos pocos amantes del testimonio, escrito con el sentimiento en la pluma.
No obstante, me animó a seguir con la obra.
" Es necesaria, Nano. Metéle. Algún día la leerán. Y espero que sea pronto."
Estoy en el tomo III. Te juro, amigo, hermano, que nadie nos detendrá.

LA TRAICIÓN DE LOS SÍMBOLOS

El laberinto del caso Madeleine va camino a desembocar en algo que se ve venir. Los McCann, padres de la pequeña sedaron excesivamente a la hija hiperkinética, provocándole un colapso. La tesis de la policía portuguesa apunta a ese procedimiento; oscuro y repudiable, sumándole la urdiembre incalificable de su desaparición, y el montaje de una trama mediática que les licenciase del homicidio culposo, permitiéndoles una vida "normal" junto a sus dos pequeños mellizos. De ser así, dos víctimas futuras.
En la reacción inicial del Papa, Beckham y la mujer de George Bush, junto a la de algún millonario cediendo su avión personal, y espontáneos donantes de "parné", se esgrimen los símbolos que marca la tradición familiar. Después de todo, los McCann eran médicos de piel blanca y origen británico, con un nivel de vida aceptable en el núcleo tipo de clase media, y con tres hijos. Una cuota de reproducción poco alcanzada en la Europa de hoy.
El Sumo Pontífice defiendió la idea cristiana de la familia; Beckham su propia condición de padre humanitario no muy entregado a los hijos; y la señora Bush hizo otro tanto, sumando el hecho de encubrir al esposo, responsable de que tantas madres de soldados que sirven en Irak pierdan a sus vástagos en una aventura odiosa.
En los financistas que engrosaron las arcas de los McCann en millón y medio de euros, se mezclan emociones humanitarias y culposas. Demasiado a menudo, la limosna esconde cataplasmas morales de dudoso efecto. También la paternidad y su correcta administración.
En la reacción del matrimonio montando el circo mediático y embolsando ganancias, se manifiestan todas las taras que asolan a la clase media occidental, incluída la del exhibicionismo y la búsqueda de la fama y el dinero, a costa de cualquier cosa. Horas atrás nos enteramos de la trastienda que ocultaban los McCann. Ella, fría y elusiva, escribió en su diario el sobrecargo que su marido le destinaba, poniéndola a exclusivo cargo de las tres criaturas. Para colmo, la pequeña Madeleine era la más revoltosa, según describen algunos renglones de esta conturbada madre.
Cómo si los dos no tuvieran nada que ver...
Durante la famosa noche de juerga con amigos en el hotel lusitano, se consumieron casi dos botellas de vino por persona. La administración de sedantes a la hiperkinética criatura por parte de la quejosa madre distó, por lo tanto, de guardar el deseado equilibrio.
El colapso, seguido del ocultamiento del cadáver -quizá entregado al mar- es otra de las hipótesis que se barajan.
No es la primera vez que la sangre fría y capacidad simuladora del criminal esconde el crimen lanzando a los cuatro vientos su congoja.
La simulación, realizada en nombre de la familia patriarcal y su incólume prestigio, tendría hoy el efecto mediático que la globalización y el franco auge de las tragedias públicas ha cobrado entre nosotros. En este mercado todo, desde las vanidades y la frivolidad hasta el crimen, se compra y se vende. Carl Jung decía que los símbolos liberaban al ser humano. Como generalización es incorrecta. La mayoría nos encadenan con pesados grilletes.
Una vez más y en forma clamorosa, prueban los viejos símbolos la carencia de verdadera sustancia racional y peso específico humano.
El revés de las tramas enlaza, más allá del hecho en sí, los complejos filamentos de esta verdadera telaraña.

sábado, 15 de septiembre de 2007

EL PEQUEÑO CÉSAR

En la vieja España se retitulaban mal muchas películas extranjeras. El de "Hampa Dorada", rodada en 1930 por Mervin LeRoy, con Edward G. Robinson, correspondía al de "Little Caesar", que bien traducida al español, hubiera sido "El pequeño César".
En el país de hoy los filmes se retitulan mucho mejor, conservando a veces el bautismo original; intraducible en encanto y sonoridad.
La historia del César interpretado por el gran Robinson, era la de un reyezuelo del hampa, destronado al fin del metraje por la ley, tras una solitaria decadencia.

En las mañanas de esta España nuestra, otro pequeño César, mediático y encuadrado en la democracia, gobierna un controvertido espacio en la Cadena Cope. Es otro Jiménez, menos glorioso que el autor de "Platero y Yo", y muchos otros igual apellidados; aunque poderoso en su esfera hertziana. Desde ella gobierna el pelotón de colaboradores con la unción de un viejo maestro de escuela; de esos a los que contradecirle significaba un reglazo en los nudillos.
Luís Herrero y a veces el director del diario "El Mundo"(otra pieza de nuestro nutrido aviario), son los únicos en manifestar alguna disidencia con el poderoso señor.

La técnica empleada por este escritor mediocre y gran provocador de barricada, destila aquella formación bolchevique de la que tanto reniega. Ferviente anticomunista hoy, no reniega de la vieja intemperancia militante que sentenciaba al enemigo. Manifestarse enemigo del colectivismo o el populismo, no garantiza en sí mismo nada. Una muestra de ello es su frente interno, convertido en un virtual bunker, donde la práctica del centralismo democrático, tan caro a Lenin, impide cualquier disidencia. Por eso sus sofocadas tertulias, estando él presente, semejan las tradicionales reuniones de célula conspirativa. El camarada informante y jefe supremo, siempre tiene razón. Nadie puede sacar los pies del plato sazonado con su pensamiento. La imitación o el destierro son las alternativas que ofrece tal organización.

La receta y el condimento servido permanecen invariables, en una serie de conceptos bien remachados, de lunes a viernes desde las 6 de la mañana: "España está rota"; "Nos gobierna la extrema izquierda"; "Los socialistas subieron al gobierno falseando las pruebas del 11M"; "Además de capitular vergonzosamente frente a la ETA, Zapatero nos hizo quedar como unos cobardes al retirar nuestros soldados de Irak", y otra serie de aseveraciones más o menos temerarias; entre las que se cuela algún chascarrillo o broma ingeniosa, que sería útil y hasta constructiva, si no la hiciera él.

A sus amigos del Partido Popular les trata de timoratos y "maricomplejines"; un término que suele administrar entre la ironía y el desprecio. Últimamente introduce algunos gruñidos y onomatopeyas verbales cercanas al comic para reforzar su discurso tabernario y catastrofista, siempre festejado por la comparsa. A él le parecerá original. De acuerdo a los patrones culturales más sensatos, resulta patético. Más aún que las torpes urdiembres del "Grupo Risa".

Si el PSOE subió al gobierno gracias a una conspiración mediática y policial, o bien no vivimos en una democracia, o quizá somos imbéciles; en primer lugar el PP, por dejarse embaucar. O sea, que Jiménez no deja títere con cabeza; se trate de votantes, partidos en liza o candidatos. Ese es su respeto por la voluntad popular que garantiza la Constitución a todos los españoles. Lo de cobardes o valientes no tiene perdón. Aparte de ofendernos a todos en una u otra forma, reduce la alternativa histórica de una justa electoral de importancia, a una mera disputa barrial. De acuerdo con su mala uva, debió haber tenido muchas en la infancia. Que haya sido o no valiente entonces es algo que no sabremos nunca; aunque por alguna razón lo persigue el síndrome de la cobardía. De ahí que exalte su opuesto.

Lo de "maricoplejines" es otra ofensa, mezclada con cierto aire desafiante, esta vez destinada a la derecha, para que sus políticos hagan lo que a él le venga en gana. El mismo matonaje, corregido por la xenofobia, destina a los "moros"(el caballero utiliza el término común para definir varias etnias), catalanes y vascos; amén de los gallegos y Manuel Fraga; transformado ahora en enemigo interno a batir, después de Ruíz Gallardón y el diario "ABC".

En su empeño al agregarse el Losantos para no parecerse a otros Jiménez, lo ha conseguido; al igual que su amigo del alma, Pedro Ramírez y su "J" famosa, dispuesta entremedio del cabezal y el remate. Los Ramírez abundan. También por fortuna habrá pocos como él. Hablo del periodista de hoy, no del que luchó con valentía contra la corrupcción felipista y desnudó la trama de los GAL. Entonces para muchos españoles, "El Mundo" garantizaba la libertad de prensa. Hoy se quedó en pasquín.
Los tiempos cambian...
El tono acusatorio y descalificador que destina Jiménez a sus enemigos, revela el extravío al que le condujo la sed de poder, y sobre todo el de su reivindicación personal. En ocasiones la nostalgia del franquismo aparece en frases soltadas al pasar. "En esa época se educaba mejor que ahora", es una de ellas. A su manera lleva razón. Él mismo es una prueba mediática de la educación franquista. En otra, desgranada no hace mucho, sostuvo "hacer el tonto" cuando era estudiante universitario y (supuestamente) combatía el régimen.

Recuerdo alguna escena del filme aquel de Kubrick, en el que Peter Sellers, encarnando al científico nuclear que sirve a los americanos alza el brazo haciendo el saludo nazi. Al "Dr. Insólito" se le escapaba el gesto; igual que a Jiménez.


Hace ya tiempo, las actividades radiales se han proyectado a Internet, mediante "Libertad Digital", la hoja liberal que administra, y algunas emisiones de TV. Por primera vez desde que el fallecido Jesús Polanco y el diario "El País" obtuvieron el práctico control de los medios orales y escritos, este señor ha conseguido fundar una alternativa opuesta desde la radio. Su misión es doble: influenciar al electorado en favor del PP y reforzar, dentro de la formación, a su sector más extremista, encabezado por Acebes y Zaplana; con el ex Presidente Aznar de apuntador.
Cierto es que su equipo de colaboradores constituye un aglomerado ferrugiento de reconvertidos y obedientes a sus directivas. Entre ellos, salvando excepciones no abunda el talento, ni el espíritu crítico o la menor independencia. En cierto mediodía, el profesor Albiac (otro izquierdista arrepentido) nos reveló su pensamiento antidemocrático; más retrógrado aún que el del jefe, divertido ante los dislates del filósofo. Hay otros peores. Pero allí, nadie mejora la performance. Ni siquiera los esfuerzos historicistas de César Vidal; culto y enjundioso; aunque tan a menudo contenido y sumiso con el amo.
La ley del embudo se cumple a rajatabla. En ninguna secta miembro alguno es mejor que el Totem. Los egos de Jiménez y Ramírez (éste muy farragoso escritor) lo impiden. Por eso tampoco en el "El Mundo" hay plumas brillantes. La última se apagó con Paco Umbral; nunca entregado en letra y espíritu al mandón de turno. Ahora le queda Martín Prieto, diestro en opinar sobre libros ajenos sin mencionarlos, regalándonos su propia interpretación del tema, que tan poco atrae.

La diferencia entre el intemperante o el sensacionalismo del "El Mundo", y PRISA, es que Polanco era un empresario con buen olfato para elegir colaboradores y desarrollar una estrategia triunfal a mediano y largo plazo. En vez, Jiménez es un periodista de plazo corto, sectario y absorbente, descubierto por otro (Ramírez) muy ambicioso y precavido; aunque sin el talento ni el olfato del fallecido. No es casual el descubrimiento, la continuidad del vínculo y este abrazo histórico de dos ejemplares egocéntricos.

Aclaro que hace un par de años y ante la amenaza de cerrar por una vía oficial la intervención de Jiménez en la COPE, firmé en contra del intento. Volvería a hacerlo de retornar la amenaza. Si alguien se siente ofendido por alguno de los maliciosos comentarios de este César pequeño y sin mucho futuro en una democracia avanzada, debe ir a los Tribunales. Lo hizo Alberto Ruíz Gallardón y debe hacerlo cualquier ciudadano que así lo considere.
Ello no quita que estime poco constructivo este espacio, que un día fundó el malogrado (e ireemplazable) Antonio Herrero con otra intención. En el mismo no faltaba la pluralidad.
Lo dijo hace poco José María García y a sus palabras me adhiero. De todo corazón.

LOS BUCANEROS LITERARIOS

No referiré a los que han saqueado en la historia de los predios literarios a sus colegas; parcial o totalmente. Parto de una experiencia propia y reciente. Mi primer trabajo, plasmado en el volumen I de "Perón. Luz y Sombras", fue víctima de los bucaneros en su fase de pre edición.

Advierto, despejando dudas, que el trabajo fue registrado en Barcelona el año 2000.

Dos ex editores y un escritor que esgrimió su temporal carácter de agente literario, robaron datos e ideas a espuertas. Los primeros (dos cómplices que forman pareja), enviando referencias a un par de retoños que, desde Madrid y Buenos Aires operan en Internet, sirviendo información a bloguistas o sitios organizados, a cambio de algunos dineros. El segundo; escriba que ya tuvo su breve instante de gloria merced a su cualidad reptante en los ámbitos de la política, y con algún que otro premio (sumadas algunas chapuzas, siempre reptantes) va yantando, perpetró un texto olvidable, descalificado por falsas presunciones dinásticas y una prosa aburrida.

Más conocidos son ejemplos no tan lejanos, como el de Don Camilo José Cela, referido a una escritora poco mediática, y el más reciente del segundo Premio Planeta; un peruano listillo, y por lo que se demostró, tramposo.

Hienas hay en todos los ámbitos y alturas. En mi caso, aprovecharon mi bisoñez de escritor, y sus propias ventajas de trayectoria, o en el segundo caso, de agente literario (espécimen del que para bien o mal, carezco).

En todos los casos, la ausencia de imaginación y sinceridad precipitan el robo. Casi siempre van juntas, arrastrando el carro de la deshonestidad estructural y la falta de solvencia para ganar con honestidad los garbanzos. Un ladrón sabe que roba. El disfrute de su provecho se parece al del asesino que cometió un crimen y aún quedó a salvo de la justicia. Jaqueado por lo que resta de su conciencia humana, teme el dedo acusador que pueda representar el triunfo final de la víctima, dejándole con el culo al aire. Ante el cuadro, sólo cabe la fuga hacia adelante. O sea, continuar robando, a los enemigos, e incluso hasta a los presuntos amigos.

Los que me robaron una cosa u otra, no sólo se conocen. Hacen yunta desde hace años. El último "asesora" a los otros dos. En términos reales, el huelebraguetas es su alcahuete. Siempre lo fue de alguien. La falta de independencia es el correlato de su pensamiento.
No lo sabía cuando por separado les contacté. La condición de argentinos o conexos despertó mi simpatía inicial. La razón es simple. Inmigrante en mi niñez, debo a ese país y sus ciudadanos buena parte de mi cultura. Estos otros aprovecharon el factor. Ellos no respetan nada. Ni el país en el que nacieron, ni la tierra que hoy los acoje. Son desclasados y marginales; aunque su apariencia y nivel de vida no lo reflejen.

A cubierto de que alguien pregunte por qué no les monté un juicio, adelanto mi respuesta. Los jueces no suelen fallar positivamente sobre el robo de ideas literarias no publicadas. Esto bien lo saben los delincuentes. Sólo refiero que mi libro sobre Perón se anticipó en año y medio a cualquier maniobra desarrollada en papel impreso; pudiendo eso sí, referir hechos comprobables ante quién me los pida. A ellos hice referencia ante una revista argentina. Ellos me creyeron y el aludido se hizo humo, sin responder a cargo alguno. Son así...

Desde este espacio, advierto de paso a los noveles escritores sobre los declarados EMail de algunos autores y periodistas. No me refiero a todos, aunque siempre convenga adoptar las precauciones pertinentes cuando se expongan ante otros labores o proyectos no editados.
Los bucaneros navegan en todos los mares. Camuflan su verdadera enseña en el literario. Constatar la seriedad de los que se ofrecen a publicarte algo o a influír en su impresión, es de rigor. Mis errores en la elección pasaron por la última alternativa. Los unos y el otro eran servidores oficiosos; yo un escritor entusiasta. Sigo siendo el mismo. Los otros también. La diferencia está en la calidad de vida. La mía no es un infierno. La de ellos se cuece en él.
En un párrafo de mi Tomo I sobre Perón, pongo a un general tramposo ante su conciencia, y digo.

"La conciencia es el espejo de la realidad, y aunque a veces el espejo esté quebrado por un alud de piedras y le falten reflejos, siempre habrá una partícula traidora en la que verse a fondo..."
Los ex Son Julieta Lionetti y su compinche y amante, Bengt Oldemburg. El ladronzuelo Horacio Vázquez Rial. El último carga una negra fama entre la colonia argentina; aquí en Barcelona.

jueves, 13 de septiembre de 2007

PADRES E HIJOS

Recientemente un discreto escritor argentino dijo, alzando el índice:
"Los escritores argentinos somos hijos de Borges".
Héte aquí un pensamiento extremista y uniformador. Es cómo si un escritor español se dijese hijo de Lope de Vega y pretendiese un mar calmo en vez del variopinto, ora manso o embravecido, según lo determine su naturaleza y los fenómenos atmosféricos.
El mar es ancho y ajeno. También la literatura. Un escritor puede redactar sobre lo que le plazca, inspirándose en Borges, Lope de Vega o Corín Tellado. La descendencia real de un creador, excelso, bueno, mediocre o malo, la explica su obra, vista en perspectiva. Ante su realización, no hay sentencia que valga. Me consta además, que el autor que arrojó el guante engrasado sobre las plumas nacionales, es tan parecido a Borges como yo a una cebra.
El esnobismo lo inventaron los mediocres; siempre precisados de adherirse a algún icono para respirar sin toser. La carraspera y los gargajos asomarán igual en los renglones perpetrados.
A la hora de escribir, muchos vacían el intestino; otros la desesperación por sobrevivir a cambio de alguna letra escrita, unos pocos el alma. Intento arrimarme a los terceros.
Por si las dudas, declaro sentirme cercano al espíritu de Lope; sin declararme hijo de él; aunque seguro que lo hubiese preferido a mi padre. Su pluma combatió la injusticia. Ni Franco se atrevió a censurar Fuenteovejuna. En cambio, Borges apoyó todas las dictaduras que sucedieron a Perón. La del "Proceso" también. Con sus muertos y hambreados.
No en balde, creo, estaba ciego. Quizá fue por efecto del imperativo de su alma. Tan cerrada al amor y la solidaridad, como la del zonzo que desbarró adjudicando una paternidad surgida de su capricho, y de las ganas de quedar bien con una parte del mundo...

JANE WYMAN

Con 94 años se fue Jane Wyman.
La ex de Ronald Reagan empezó como segundona en la Warner Bros., durante los ´30. Su juventud de entonces le daba un aire graciosillo, que explotó un peñacho de tinte claro en varias cintas "B". Su casorio con Reagan, que era otro secundario sin futuro, fue simétrico. En la siguiente década intervino junto a Ray Milland en Días sin huella (The Lost Week End). Era la noviecita que luchaba junto a él contra el alcohol. Dos años después ganó el "Oscar" interpretando a la mudita violada por un malvado y rescatada por Lew Ayres, en Belinda (Johhny Belinda. Que la estatuilla no le brindase un crepúsculo artístico resplandeciente, fue culpa de su baja condición dramática, incesantes papeles livianos y una madurez que empezaba a endurecer sus rasgos, dispuestos en una cabeza pequeña, y semejantes a los de una ciruela. Con Rock Hudson vivió un romance por cuenta de Douglas Sirk, en Sublime obsesión (Magnificent Obsession; remake inferior, pese al technicolor y Sirk, a la rodada 19 años antes por John M. Stahl, con Irene Dunne y Robert Taylor, otro palomo cojo en la vena guapera del malogrado Hudson.
El rastro de la Wyman se perdió en alguna serie de fama en la TV(Falcon Crest) -como corresponde a las viejas glorias-, dejando atrás cuatro matrimonios, algunos hijos, y mediocres películas poco sujetas a revisión.
A su manera, ella y su ex marido triunfaron. Una en el cine; el otro en la Casa Blanca. Ambos estuvieron por debajo de los grandes, en uno y otro campo. La falta de clase no les impidió llegar al segundo escalón de la cumbre.
A diferencia de las espléndidas damas que la precedieron, no se la recordará a menudo.
Creo que con Kate Hepburn se murieron todas de golpe.

LA ESPADA DEL ZORRO

Los artículos desarrollados en este blog son copyright de Joan Benavent