La campaña constante del gobierno y su organización colateral de víctimas, contra ETA y el terrorismo, pretende que olvidemos este otro; actual, de carácter social y masivo, que practican Rajoy y sus genocidas a la carta, valiéndose de su control parlamentario y territorial, repudiado por las masas, pero aún en pie.
La organización vasca abjuró públicamente de atentar nuevamente, y desde entonces cumplió lo prometido. En cambio, la política económica y social imperante, tan llena de promesas vanas como de insensatos clichés, enferma y mata continuamente a muchos ciudadanos, sembrando de miseria, dolor y medidas represivas que suprimen el Estado de Derecho, el territorio nacional. Utiliza, es verdad, otras armas, mientras reclama a ETA las suyas a rajatabla, negándole una solución negociada "a la irlandesa", acorde con lo más racional.
Empleando la misma tesitura apocalíptica, desestima a los catalanes el derecho democrático a realizar su referendum, so pretexto de "intentar romper España". Otra falacia diversionista; a tenor de que ellos, los supuestos "defensores de sagrados valores de la nacionalidad", la están partiendo en dos desde que gobiernan, al dividirla entre pocos ricos y muchos pobres. Y, también esto otro es verdad: no hay peor terrorismo que ese, aunque ellos y sus cacatúas quieran convencernos de lo contrario.
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