La presente ruina de Grecia, Portugal, Irlanda y España, amenazando a
Italia como siguiente víctima en el listado del sometimiento y la
dominación, cuenta con poderes aliados en cada uno de estos territorios.
La deuda exterior y el Euro, junto a la compulsiva reducción del
déficit, comportan la indivisible fórmula empleada, de ejecución servil.
El caso de España proyecta el derrumbe más espectacular de todos por la
altísima e indetenible tasa de paro, sembrando incesantes franjas de
miseria en un país de apariencia próspera, en líneas generales, hasta el
2007.
Desde hace quince meses, el Gobierno de la derecha más cerril
y corrupta del Sur europeo, perpetra salvajes e incesantes ataques
contra el Estado de Bienestar, hoy en la UVi, como tantos valores
sociales del pasado.
El drama español no parte de quienes
gobiernan, elegidos democráticamente aunque haya caducado el apoyo
inicial, sino del aguante ciudadano ante mentiras y trapacerías
constantes, vertidas con el mayor descaro desde el Ejecutivo, su partido
y las estructuras de mando en el Parlamento, las alcaldías y
gobernaciones que controlan, en medio del descontento, y un descrédito
que multiplica tantos constantes.
Pese a haber fracasado
incumpliendo una a una sus promesas electorales, destrozando tejido
social y productivo, nadie renuncia ni se mueve un milímetro desde el
poder.
La certeza de monopolizar la mentira constante vistiendo de
gala el desacierto, esconde, de no ser derrotada, un peligro: el de
integrar definitivamente al cuerpo social y su imaginario esta perversa
estructura de entender la política y la economía, beneficiando a unos
pocos, en detrimento de las grandes mayorías.
Viene a constituír la
estrategia y su evidente hoja de ruta, una prolongación de la fábula
merkeliana y neoliberal de "Una Europa unida", y de hecho cuenta con
cómplices objetivos en otras formaciones, como el PSOE, CiU, y esa
suerte de franquicia cavernaria que es UPyD.
Hasta ahora y, pese a
las caídas en la intención de voto, el Gobierno y sus falsos o torpes
enemigos, representan una clara mayoría social. Por eso se sostiene este
Gobierno/ basura, pese a los escándalos de Bárcenas, Gürtel y el saqueo
de los dineros públicos por parte del PP, mientras sus poderes en el
Estado depredan, privatizan y empobrecen abrumadoramente la nación.
El respaldo de Merkel, el BCE y ahora la administración Obama (así lo
manifestó el Secretario de Estado, Kerry) operan en simetría en la
espantosa conjura de la necedad y el horror. No estamos solos en la
encrucijada, ya lo he dicho. Pero nadie nos sacará las castañas del
fuego de no hacernos cargo de la hondura que acredita el drama.
El
proyecto alemán, no hay que engañarse, pasa por abordar mercados
asiáticos y latinoamericanos, mientras sigue abasteciendo a los núcleos
sociales que en la Europa del sur puedan comprar sus vehículos, la
famosa tecnología y otras yerbas. Mientras tanto, sangra mano de obra
migrante y profesionales cualificados de los países arruinados, que de
inmediato impulsarán los sueños imperiales, cobrando de paso los viejos
créditos que nos hundieron.
Ver la realidad es lo contrario de ser
pesimista si se la asume. Aunque las soluciones existen, y no pasan por
aguantar lo inaguantable: a Rajoy y su banda, el pago compulsivo de la
deuda (pública y privada), la trampa de la moneda asimétrica y esta
rendición. Abominable y patética, como todas.
Volver a la nación es
la única posibilidad de España, Grecia, Portugal e Irlanda. Alemania lo
ha hecho, y aunque sus dirigentes y bancos digan que velan por la
salud del Continente, lo primero es el único apotegma tangible.
Por ende, ya va siendo hora de imitarlos...