domingo, 28 de septiembre de 2008
WALL STREET ICONOGRÁFICO
sábado, 27 de septiembre de 2008
LA SALSA DE HOLLYWOOD
Paul y el amor de su vida
Se fue Paul Newman (1905/2008) dejándonos sus salsas. No conocemos la que sus compatriotas degustan gracias a su ingenio empresarial; sí en cambio sus películas, de irrepetible esencia y protagonismo.
Paul salió de la Guerra Mundial camino al Actor´s Studio y tras algunas temporadas teatrales le contrató Hollywood. Dicen que en sus comienzos de galán joven imitaba a Marlon Brando, sin alcanzar su talento. Menos ciclotímico y caprichoso que el otro, desarrolló sin embargo una trayectoria sostenida y uniforme durante más de sesenta filmes, marcando un estilo propio.
Su porte atractivo y unos expresivos ojos azules bastaron para que las mujeres del mundo le adorasen. Lo demás, se lo agenció a base de esfuerzo y criterio, seleccionando guiones que cuadraban en su registro dramático, y hacían juego con buenos directores.
Yo no voy a hacer lo que otros hacen glosando sus filmes: interpretados durante casi medio siglo. En eso están los acopiadores de información, útiles y diligentes aunque saturen el mercado lector, dentro y fuera de la Red.
Me basta recordar a Newman en cualquiera de sus películas para celebrar su tránsito por el Séptimo Arte.
Sus roles me convencieron y divirtieron, conmoviéndome alguno. Su vida, mezclada con la pasión por la velocidad pilotando coches de carrera, y el talante demócrata y progresista del que hizo gala hasta el último instante, reflejaron el buen pasaje por este valle de lágrimas.
Si escogí la imagen que lo refleja en el inicio de la madurez con su mujer, es debido a que la maravillosa Joanne Woodward (con quien celebró hace poco sus Bodas de Oro) fue la exacta media naranja; una que además de compartir oficio y amor por las causas justas, le impulsó sin duda alguna a manifestar su talento, aferrándole a la vida tras el trágico suicidio de un hijo adolescente, habido en un primer matrimonio.
Con Joanne concibió tres hijas más durante una larga y feliz unión, que hoy quebró la muerte.
Y fueron éstas, sus cuatro damas del corazón, quienes le asistieron en el último instante; aguardado desde que en agosto pasado le detectaron un cáncer de pulmón causado por su ya olvidada afición al tabaco.
Paul partió arropado en la calidez de los suyos con 83 años y nueve meses de existencia. Su cierta longevidad fue todo lo creativa y feliz que el buen talante y la inteligencia le autorizaron.
En vista de lo que nos deja su otra salsa, refrendo la inclusión de Paul en mi galería de favoritos, perteneciente a un Hollywood azaroso e irrepetible.
viernes, 26 de septiembre de 2008
LOS QUE ESCARBARON AYER,Y LOS QUE ESCARBAN HOY
"A instancias de [el Juez] Garzón, éstos escarban el monte".
miércoles, 24 de septiembre de 2008
LA INFAMIA MAYOR
domingo, 21 de septiembre de 2008
CHE, EL ARGENTINO
Steven Soderbergh acertó con el puertorriqueño Benicio del Toro; extraordinario intérprete de múltiples recursos.
Su Che es creíble en palabra y gesto. El guión del filme, basado en apuntes de campaña que Ernesto Guevara redactó durante la campaña de la Sierra Maestra, lo es algo menos.
Del relato, emerge un lider principista y justiciero, desestimando el lado sombrío y cruel de este argentino andariego al que impresionaban la pobreza de las masas latinoamericanas, y la sujeción de sus gobiernos -a menudo oligárquicos y opresores- al dictado geopolítico yanqui y los intereses de sus empresas.
Paradojalmente, la familia de Guevara (y en principio él mismo) detestaba al general Juan Perón y su movimiento de masas, enfrentado a la oligarquía nativa y el Gobierno de los EEUU con gran respaldo obrero.
Su experiencia juvenil recorriendo Suramérica en moto tras su diplomatura en medicina, le había llevado a conocer a fondo la pobreza en varios paises, hecho que cambió radicalmente su visión del peronismo relativizando su naturaleza dictatorial; tal como documento en párrafos que transcriben cartas del Che dirigidas a su familia (residente en Argentina) incluidos en mi segundo tomo sobre Perón.
Testigo activo de la experiencia nacionalista del coronel Jacobo Arbenz en Guatemala, y su derrocamiento en 1954 a manos de mercenarios entrenados y armados por oficiales norteamericanos en la vecina Honduras, huyó a México.
Allí conoce al joven abogado y refugiado cubano Fidel Castro, a través de su hermano Raúl.
Bajo el liderazgo del primero echa a andar la leyenda del asmático Guevara como cuadro dirigente de la futura Revolución, unida en principio a la campaña guerrillera contra el tirano Fulgencio Batista; un ex cabo telegrafista del Ejército que a la sazón dominaba, mezclando florentinismo y brutalidad, la escena política cubana desde 1933.
El filme repasa su avance armado, disputando posiciones al desmoralizado enemigo de un régimen descompuesto, palmo a palmo, entre la frondosa vegetación y las altas colinas boscosas de la Sierra Mestra.
El perfil humano de Guevara destaca en la fraternización con sus hombres, y los métodos de firme persuasión que administra, tanto para reclutar campesinos jóvenes e idealistas, como adoptando medidas disciplinarias que incluyen en fusilamiento ante graves faltas.
El toque romántico se insinúa apenas en la fraternal asistencia de la jovencísima y bella Aleida March, quien tras la fuga de Batista y el colapso de su corrompida tropa ante la potencia guerrillera y el apoyo popular de los cubanos al nuevo Gobierno Revolucionario, se convertiría en su segunda esposa (la primera era la militante comunista peruana Hilda Gadea, madre de una hija en común, que había quedado varada en México y luego se divorció de él).
Otro de los aspectos destacables del filme radica en el tratamiento que hace de Fidel Castro. Distanciado de la cierta bonhomía de Guevara, se nos presenta como jefe indisputado de la campaña y notable estratega, al que Che y otros jefes rebeldes (entre ellos un dinámico y simpatico Camilo Cienfuegos) obedecen sin rechistar. A pesar de lo episódico de sus entradas a escena, el retrato es fiel, proyectando un enérgico y áspero hombre de acción con poco tiempo para otros asuntos, que no sean la acción misma.
Hay, pese a las limitaciones del relato un hecho indiscutible. Nacida en los combates de la Sierra tras un frustrado desembarco en la costa cubana que costó vidas y cárcel para unos pocos sobrevivientes, la Revolución contó con gran respaldo popular y conmovió la sólida redondez del mundo de entonces, sembrando una leyenda.
En ella el Che Guevara se ganó el cetro al idealismo y la entrega revolucionaria.
No es materia de este post discutir lo que a posteriori aconteció con el argentino, y los que codo a codo con a él vencieron a Batista y sus garantes imperiales.
Lo cierto es que aquello que el combatiente relató, y adaptó Soderbergh al código de un filme semidocumental medio siglo después, deviene objetivamente veraz. Sin esos ideales de redención popular y justicia para todos, los campesinos de la Sierra no hubiesen respaldado con alma y cuerpo esa campaña. Tampoco los obreros y estudiantes de las grandes ciudades.
El caso es que lo hicieron, y ello nos vale para respetar esta cinta, poco frecuente a la hora de repasar la azarosa historia de los pueblos latinoamericanos; tan mal comprendidos por la Europa de hoy y sus cronistas.
sábado, 20 de septiembre de 2008
ITALIA HOY; ESPAÑA, AYER Y MAÑANA.
viernes, 19 de septiembre de 2008
EL DOCTOR KILDARE DE LA MGM
En los fotogramas que reproduzco aparece Lew Ayres en su caracterización de Kildare.
Ambos pertenecen a "Young Dr. Kildare", estrenada a fines de 1938 y primera en el listado de diez sucesivas.
Desde su silla de ruedas Lionel Barrymore despunta encarnando al sabio y bondadoso Dr.Gillespie (rol que cubrió Raymond Massey en el serial de TV).
En realidad el debút de Kildare pertenecía al previo calendario merced a un rodaje unitario en la Paramount Pictures. Allí Joel McCrea lo encarnaba, aunque la verdadera estrella era Barbara Stanwyck, en su papel de abnegada enfermera.
En el serial de la MGM, entonces el más poderoso Studio de Hollywood, el esmerado producto B equivalía a una inversión de 500.000 dólares de entonces. Cifra a la que no llegaba ninguna compañía ni de lejos. En Mayer (Irving Thalberg había fallecido en 1937) primaba la idea de contentar a las familias ofreciéndoles productos lustrosos de buenos escenarios e intachable moralina (como los exitosos filmes del adolescente Andrés Harvey), y la saga del joven médico internista James Kildare se prestaba a ello.
La elección de Lew Ayres fue acertada a causa de su afición real a la medicina y una acreditada moral pública (se había divorciado en dos ocasiones y en realidad era bisexual; aunque también lo suficientemente serio y discreto para no alterar en lo más mínimo los planes de la compañía).
Ex músico, el agraciado Lew había triunfado al despuntar el cine sonoro mediante su rol del soldado raso Paul Baumer en "Sin novedad en el frente"; el galardonado filme de Lewis Milestone, basado en el libro de Remarque.
Luego de recibir un Oscar al mejor secundario en un filme de Katharine Hepburn, su carrera oscureció en cintas sin importancia, volviendo a brillar gracias a Kildare.
Empero, la suerte tornó a abandonarle hacia 1942, a causa de su antibelicismo, elevado hasta la objeción de conciencia en plena Guerra Mundial. Tras el ataque japonés de Pearl Harbor y el ingreso de los EEUU a la contienda, la negativa de Lew fue muy mal vista por Louis B. Mayer, por lo que debió abandonar la serie de Kildare y el Estudio.
En lo sucesivo, el héroe de Max Brand fue cambiado por otros dos médicos, que interpretaron sucesivamente el refugiado holandés Philip Dorn (como John Hunter Gerniede), el prometedor Van Johnson (en cinco ocasiones como Randall Adams) y James Craig (sin práctica continuidad), centrándose la trama en el character de Gillespie, que caracterizó el viejo Lionel con su maestría habitual, hasta la cancelación del serial hospitalario en 1947, cuando los productos B de la Metro languidecían sin remisión junto a los beneficios de la compañía y el poder de Mayer.
jueves, 18 de septiembre de 2008
DR BOBBS (DR BOVES O KILDARE) EN LAS REVISTAS DE HISTORIETAS ARGENTINAS DE LOS AÑOS ´40 Y ´50
La evoco desde mi colección rejuntada de la revista Espinaca, en Barcelona, abarcando sólo tres años de la publicación (1945/48) .
En realidad el título de "Kildare" respondía a la caprichosa decisión de los editores de Espinaca.
Para las páginas del popular "Pif Paf" (1939/19549 o las de "Ping Pong" (1951/55), se llamó Boves.
Dibujada con trazo humanista por Jim McArdle, Bobbs -que era una strip (o tira diaria)en los periódicos norteamericanos- contaba con argumentos notables que luego explotó la televisión en los docudramas hospitalarios de Kildare o los de Ben Casey.
Se debían a Elliott Caplin, el hermano de Al Capp (y autor del célebre Li´l Abner).
En la pionera strip de Bobbs la hondura de los temas superaba la serie B de 60 minutos con el Dr Kildare que, entre 1939 y 1942 produjo la Metro Golwyn Mayer, protagonizada por Lew Ayres y Lionel Barrymore en diez entregas de tono familiar.
Mc Ardle diseñó a Bobbs con los angelicales rasgos de Ayres, agregándole unas gafas de fina montura.
La Metro no protestó ante ésa y otras semejanzas con el personaje- originalmente creado por el novelista Max Brand- por tres razones. La primera de ellas, basada en la cierta amistad de Louis B. Mayer (mogul del Estudio) con William Randolph Hearst, el propietario de la King Features Syndicate y los derechos de la strip.
La segunda razón era que la tira estimulaba las visitas al cine en busca de Kildare.
Es probable que la tercera y más destacada fuese la inusual calidad del producto.
Pese a figurar apenas en las reseñas críticas de los historiadores y aficionadas del comic, pocas muestras del género reflejaron los dramas y conflictos humanos ante la enfermedad y el dolor cómo ésta.
Elliott Caplin desarrolló su carrera de guionista en la nómina del King Features, ocupándose, entre otros personajes (como Judd Saxon o los más populares Big Ben Bolt y Juliet Jones), del Kildare gráfico que, con los rasgos de Richard Chamberlain (el héroe televisivo) y la mano maestra de Ken Bald se imprimió en los periódicos y revistas de los años ´60.
A menudo abro estas colecciones empastadas y de papel amarillento para disfrutar de un comic olvidado y alimentar mis recuerdos.
En ellos, Bobbs, Kildare o Boves ocupan un cálido paisaje de correrías infantiles al quiosco de la esquina, ansioso por deleitarme con una pequeña obra maestra.
Lo de pequeña es un decir. Toda obra es grande si refleja a los seres humanos, y aún más difícil reflejar sentimientos desde un humilde relato gráfico que, para colmo, nadie todavía se empeñó en rescatar del olvido
Una vez cancelada la serie, a mediados de 1952, McArdle se ganó el pan simultaneando una nueva strip ("Davy Crockett") con la ilustración de comics a cuatro colores para la casa Dell y otras editoras, mientras Caplin entregaba sus esfuerzos a éxitos mayores, sin conseguir la frescura de "Dr Bobbs".
martes, 16 de septiembre de 2008
EL NUEVO CRACK
domingo, 14 de septiembre de 2008
SARAH PALIN; OTRA CANDIDATA DE LA PERIFERIA
En épocas de crisis y catástrofes, las sociedades rastrean nuevas alternativas que reflejen los grandes impulsos colectivos para salir a flote.
La debacle económica en los EEUU y su reflejo exterior en el campo militar (Irak Afganistán) y las nuevas y viejas tensiones con países emergentes (Irán, Rusia) se ha unido a una peligrosa polarización social, debilitando el tradicional equilibrio impuesto por la mayoritaria clase media.
Ante el descalabro inmobiliario, el precio del barril petrolero y los alimentos, el crecimiento del paro, la extendida miseria y el miedo al mañana, son los norteamericanos de esta clase en peligro quienes presionan desde la base misma y aledaños en los dos grandes partidos, imponiendo nuevas figuras que los reflejen en la escena electoral.
A la hora del relevo que libere a la nación de un personaje nefasto como George Walker Bush, los demócratas jugaron la carta del periférico mulato Barack Obama. El desgaste que significó la larga pugna con la derrotada Hillary Clinton, intenta ser aprovechado reforzando el ticket presidenciable de John McCain por parte de los republicanos, mediante la atractiva cuarentona Sarah Palin, madre de cinco hijos, mujer de sanas costumbres conservadoras y Gobernadora de Alaska.
Estado oficialmente reconocido desde enero de 1959, ocupa 1.717.854 km, y a pesar de no acreditar fronteras con ningún otro Estado de la Unión (sí con Canadá), es el más grande de todos. Sin embargo razones climáticas y de habitabilidad remiten su población a algo menos de 700.000 almas.
El territorio de Alaska posee oro negro en cantidad, suministrándolo al concierto estatal mediante un oleoducto que utiliza soportes verticales, sometidos por efectos del cambio climático a una mengua constante en su estabilidad. En los últimos 30 años el clima aumentó tres grados centígrados, preveyéndose nuevos avances.
En ese periodo Sarah Palin, nacida en Idaho y alaskeana por traslado familiar desde los tres meses de edad, se graduó en la universidad, fue reina de belleza por un condado, se casó con su fornido compañero de estudios y concibió cinco hijos (la mayor embarazada en la soltería, aunque a punto de casarse; el más pequeño con síndrome de Dawn), mientras desarrollaba una carrera política que hace un tiempo le permitió acceder a la gobernación del Estado.
Sabemos que sus ideas en política son extremadamente conservadoras, y que además de practicar deportes a la par de su marido, sale a cazar y maneja muy bien el rifle.
A diferencia de la Clinton, adecentada por la cirugía, unas dietas forzosas y buenos asesores de imagen, la Palin sin ser bella, es naturalmente atractiva, la ropa le cae bien y se conserva en forma. Sin embargo, en materia de cultura, talento y dominio de las ciencias políticas, la ex Primera Dama resulta incomparablemente superior.
La candidata republicana a vicepresidir la nación gobierna un estado de la periferia, siendo periférica ella misma. Las considerables distancias en probable impacto electoral que la separan del también periférico, aunque carismático y esperanzador Obama -impuesto al fin contra la oligarquía congresual que apostaba por Hillary-, destacan en cambio su credo religioso y machaconamente conservador.
En realidad los oligarcas republicanos la tomaron prestada de un cierto anonimato ante el desgaste político propio, y la crisis de identidad que sufre el país, ofreciendo a sus votantes poco más que una próspera y corcona ama de casa; la moderna maruja de las nieves, surgida de la clase media y cabeza estadual de un gran territorio rico en petróleo y amenazado por el cambio climático, que para colmo relativiza en importancia política un módico caudal de votantes.
No obstante Palin -que horas atrás dio una muestra gratis de su tosquedad emocional amenazando por lo de Georgia a Rusia (visible desde alguna isla de Alaska)- refuerza al héroe de guerra McCain (afectado por cáncer de piel y algo avejentado para sus años) ante parte de un electorado femenino que hubiese sufragado por la Clinton; respaldando únicamente a Obama, si ella y no el canijo senador Biden figurase en el ticket de vice.
La paradoja del destino lleva a que el audaz descendiente de negro y blanca y la belicosa hija adoptiva de Alaska (en sintonía con la brutalidad de Bush) sean las atracciones de la inminente compulsa, ante la baja densidad de McCain y Biden, tradicionales miembros del establishment, muy bien vistos en las cumbres de Washington y Wall Street.
Los desastres financieros de esta nueva crisis mundial, superior quizá en magnitud y extensión a la que despuntó en el ´29, hicieron posible que un senador sin respaldo en las cumbres y una rudimentaria matrona de provincias galvanicen hoy la opinión pública mundial (quebrando los consabidos prejuicios raciales y tabúes antifeministas que, en los EEUU vedaban la aspiración a ciertos cargos) ante las elecciones presidenciales a celebrarse en el país más poderoso del planeta.
Hasta hoy, mal que bien continúa siéndolo. A partir de noviembre, veremos...
sábado, 13 de septiembre de 2008
LAS CUENTAS PENDIENTES
viernes, 12 de septiembre de 2008
LA DIFÍCIL RECONSTITUCIÓN DE UN PODER MENGUADO
jueves, 11 de septiembre de 2008
EL CAMIONERO HUGO MOYANO, UN MODELO GANSTERIL AL COMANDO DE LA CGT ARGENTINA
Recojo en el siguiente post la expresiva instantánea que pinta entero al gorila Hugo Moyano, del diario Página 12.
En el ejemplar de hoy se publican y comentan parte de sus declaraciones, realizadas el 10/9, sobre el asesinato del metalúrgico José Ignacio Rucci, secretario de la CGT ultimado -según contó Mario Firmenich(¡vaya pieza!)- por un comando montonero cuando abandonaba la vivienda de una de sus amantes.
Rucci era de lo peor; el sirviente de Perón que le extendió su paraguas, cuando en plena llovizna el anciano líder pisó suelo argentino tras 18 años de exilio, en una instantánea que dio la vuelta al mundo.
La servidumbre de los de su especie se extendía a otras mañas más violentas con los militantes obreros de izquierda, o los que sencillamente lucharan por sus derechos. El oficioso burócrata, que había sido comunista en su adolescencia, abrazó el peronismo sindical y enfrentó a sus antiguos camaradas desde el poderoso gremio del metal, dominante entonces.
En el sendero de una carrera rápida escaló posiciones en los años ´60, y una vez asesinado Agusto Vandor (alias El Lobo), máximo dirigente -enfrentado a trancas y barrancas con Perón desde 1965-, por un misterioso comando en su guarida, el tenaz y menudo Rucci mejoró su performance, hasta el punto de ser elegido jefe de la entonces poderosa Confederación General del Trabajo (CGT).
Opuesto a Héctor Cámpora y la juventud peronista de izquierdas, su vida terminó cuando Perón, a corta distancia de culminar la suya, retomaba plenamente el poder.
El violento exit de Rucci fue una advertencia de los Montoneros dirigida al jefe supremo, precipitando el efecto contrario. El régimen endureció su trato con los jóvenes izquierdistas del peronismo, mientras el siniestro López Rega y las Tres A acribillaban falsos peronistas...de Perón.
Acelerando el drama austral y la precarización de su democracia, la escabechina se extendió hasta ciertas gobernaciones consideradas zurdas, entre ellas las de Córdoba y Buenos Aires.
Tras promover la dimisión de algunos diputados jóvenes en el Congreso y expulsar a otros de la legendaria Plaza de Mayo, Perón aceleró su mutis por el foro, cediendo el poder a la iletrada Isabelita y su mucamo fascista.
Lo demás es conocido, culminando el 24 de marzo de 1976 con el útimo golpe militar triunfante en la Argentina.
Ahora, que por fin se juzga a los matarifes de uniforme y sus sicarios, responsables de las horrendas masacres perpetradas contra 30.000 argentinos, sale Hugo Moyano a reavivar la inaudita paridad entre estos monstruos que prohijaron las tres armas (Ejército, Armada y Aeronáutica) ejerciendo el despotismo desde la cúpula del Estado, con los terroristas que liquidaron a un reconocido gánster sindical del viejo peronismo.
No es que yo exima a los Montoneros o el ERP de sus crímenes y provocaciones, pero la sugestiva reacción de Hugo Moyano se produce ante la detención y encausamiento de represores con grado militar o policial que operaban en nombre del Estado, sin legitimidad alguna.
Aclaro que en las tradiciones del sindicalismo peronista -sobre todo en las del gremio metalúrgico, y ahora en el de transportistas, al que Moyano pertenece- se acreditan fraternos vínculos con militares y teóricos fascistas de la ultraderecha criolla.
Con la vista clavada en la fortuna y el poder, los pragmáticos Kirchner no hicieron asco a estos méritos. Es por eso que tanto Moyano como el fideero, confeso ladrón y millonario Barrionuevo (o los piqueteros domesticados de Delía y un sector de las Madres de Plaza de Mayo) son piezas que los inquilinos de la Casa Rosada siguen utilizando en sus variopintos tejemanejes.
Antaño, los ejemplares de su estirpe nutrían las bandas armadas que, con o sin militares al frente, limpiaban las fábricas y gremios de agitadores molestos.
Ahora, sin las grandes fábricas que ignora el modelo de desarrollo posmenemista, ni militares que hagan su voluntad y les permitan enriquecerse, los molestos agitadores no son una amenaza para el sistema. Igualmente, las ideas existen y a Moyano le molestan, pues conducen a escarbar en un pasado del que fue cómplice, y de un presente inquietante que el matrimonio gobernante ya no garantiza.
De ahí que a este vociferante gorila, apuntado a la estrategia opositora que ensaya desde la derecha peronista el ex Presidente Eduardo Duhalde, no se le ocurra escarbar en las matanzas de gremialistas rebeldes durante la última dictadura, y en cambio exija mano dura para quienes asesinaron a sus hermanos de leche; entre los que destaca su tan llorado Rucci, representante del antiguo esplendor y sus corruptelas.
Moyano, en nombre de propios fantasmas- y las empresas de transporte que posee- torna a reavivar la vieja tradición; aquella que sintetizaba la antigua consigna de "¡Ni yanquis ni marxistas: peronistas!
Hoy, los mencionados están de capa caída. Los primeros, por la crisis económica y militar que los agobia; los segundos por el desplome del comunismo y su retroceso en el planeta; y los terceros merced a su constante división, acentuada por los incesantes fracasos desde el poder.
Con todo, al encumbrado mafioso de esta CGT decadente y de escaso fuelle, le sobran arrestos para resucitar la consigna; añorando quizá a los dadivosos militares golpistas y los meritorios sicariatos de tiempos que no volverán.
ASUNTOS SUCIOS
martes, 9 de septiembre de 2008
LAS TARAS DE LA MAÑANA
No contento con ello hizo extensiva la virtud a Benito Mussolini y su oprobioso régimen.
lunes, 8 de septiembre de 2008
LAS TARAS DEL SÁBADO A LA NOCHE
sábado, 6 de septiembre de 2008
PACK CECIL BLOUNT DeMILLE 1: THE SQUAW MAN (EL FUGITIVO/ 1914
DeMille rodó éste, su primer filme, a finales de 1913. Fue un exitazo que le consolidó ante sus socios y el público.
El Fugitivo es la historia de un noble británico del cuerpo de Lanceros que asume el robo de otro aristócrata -marido de la mujer que ama- e intentando proteger su reputación se fuga al Oeste americano. Allí se transforma en propietario de un Rancho y termina conviviendo con una india, que le hace padre de un pequeño mestizo.
Las cosas se complican cuando ella ultima a un cuatrero bravucón que amenazaba al protagonista, y el alguacil del condado quiere encerrarla. El ranchero inglés, paradigma de virtud y absolutamente americanizado, será salvado de nuevo por su fiel compañera, a punto de perecer en un pozo nevado que emite gases venenosos. De forma tal que su gratitud para con ella es absoluta.
En el ínterin el verdadero ladrón ha viajado junto a su mujer al Oeste, topándose con el fugitivo, tras lo cual, el primero tiene a bien de despeñarse mortalmente, confesándose autor del robo mediante una nota guardada en su chaqueta. La segunda muerte importante radica en el suicidio de la india (pecado mortal que la industria vetará más tarde). Impulsada por la vocación de servicio de una raza derrotada en Wounded Knee, quiso dejarle libre para que realice su paternidad del pequeño junto a la viuda inglesa.
La imagen última del relato enfoca al protagonista abrazando el cadáver.
"Ha muerto una madre"- dirá.
En el reparto de la cinta destaca su primitivo astro de entonces, Dustin Farnum; algo entrado en carnes y de calvicie mal disimulada. Le escoltan Monroe Salisbury (el ladrón), la menuda y nada glamorosa Winifred Kingston (su mujer y objeto de deseo de Dustin) y la chaparreta Red Wing (una genuina intérprete de piel rojiza, contrariamente a lo que Hollywood hará después maquillando a actrices blancas y estilizadas en el desempeño).
Si bien la copia es nítida, hay ciertos cortes e incoherencias en su metraje. Se extrañan intertítulos que aclaren parlamentos gestuales (a todas luces insuficientes) y sobra el olor a naftalina. Pero sin duda se trata de un documento importante en la historia del cine y sumándole el factor al propio mérito del filme se visiona con arqueológico interés.
Como detalle revelador de la minuciosidad con que DeMille encaraba sus productos, volvió a rodar dos nuevas versiones de El fugitivo.
La primera, con más experiencia, refinamiento y medios a su disposición, cuatro años después empleando al más atractivo Elliott Dexter, secundado por Jack Holt, Anne Little y Khaterine MacDonald en los roles principales. En la segunda y ya sonorizada versión de 1931, introduciendo a Warner Baxter, Paul Cavanagh, la mexicana Lupe Vélez (como glamurosa india de turno) y la bella Eleanor Boardman.
viernes, 5 de septiembre de 2008
LAS RAZONES DE LA SINRAZÓN
Considera que los bloggers somos unos pelotudos por descalificarle.
¡Qué vanidad! ¡Cuánta sinrazón!
jueves, 4 de septiembre de 2008
LA COMPAÑÍA LASKY, EMBRIÓN DE PARAMOUNT PICTURES, EN 1914
Jesse Lasky elegantemente aposentado en el centro; DeMille, con las manos en los bolsillos de su clásico breeche y las infaltables botas de su primera madurez, a la derecha. Los demás son actores y técnicos. Aplicando el zoom se apreciarán detalles. La página y media corresponden al imprescindible, voluminoso y esencialmente gráfico The Pictorial History of the Silent Screen, la joya de Daniel Blum.
Incluyo esta panorámica para situar a mis visitantes en la empresa que DeMille y sus socios de entonces edificaron para gloria de Hollywood, el Star System, los buenos negocios, y en algunas ocasiones el arte cinematográfico...
PACK 1: CECIL B. DeMILLE: JOAN THE WOMAN (JUANA DE ARCO/1917)
miércoles, 3 de septiembre de 2008
PACK 1 CECIL B. DeMILLE: CARMEN/1915
De Mille adapta la famosa obra de Prósper Merimée empleando a la soprano y actriz Geraldine Farrar, de 33 años (Carmen), emparejándola con el galán Wallace Reid (Don José). De gran personalidad y brioso temperamento aunque de corta estatura y escasa belleza a causa de una cara demasiado ancha y una boca poco agradecida, la Farrar sobreactúa con enorme desenfado, mientras el modesto Reid luce su apostura de varón americano disfrazado de español, embutido en uniforme cuartelero.
Cabe señalar que, al sentarle tan bien el atrezo, a juicio de las espectadoras, el bello ejemplar se convirtió en un ídolo de la pantalla, hasta el penoso instante que la morfina pudo más que la fama y la fortuna, ocho años después.
El relato en sí, está mejor construido de lo que se podía esperar. No obstante, Chaplin se dio el lujo de parodiar el filme con una "Carmen" propia, empleando su ironía de costumbre.
Es la que se conoce y disfruta en todo el mundo, ensombreciendo el mérito de ésta.
La versión original es visionable y hasta cierto punto entretenida. Su proyección en los cines de la época cosechó aplausos, permitiendo que De Mille insistiese con Farrar en cinco nuevos temas. El que reseñaré en próximo post es "Joan The Woman" (Juana de Arco).
lunes, 1 de septiembre de 2008
PACK DeMILLE 1: THE CHEAT (LA ESTAFA/1915)
Traducida también como La marca del fuego en su estreno español, esta cinta de DeMille transpira sexo, un conato de prostitución a cambio de 10.000 dólares (de 1915) y la venganza del apetente príncipe birmano- encarnado con diabólica precisión y sex appeal por Sessue Hayakawa- al rechazar la dama (Fannie Ward) el cumplimiento del virtual contrato.
Entre medio aparece un marido en dificultades financieras, absorbido por las inversiones bursátiles (un insípido Jack Dean), y la cuota de racismo al retratar las bárbaras costumbres de un despótico y vengativo oriental.
El trato entre la dama de sociedad y el príncipe procuraba reparar la poca fortuna de ella perdiendo 10.000 dólares que no le pertenecían en una mala inversión. La ruptura del mismo, a un golpe de fortuna del marido en Bolsa.
Ward, que además de pactar sexo por pasta había coqueteado de lo lindo con el exótico varón, consigue que Dean le extienda un talón por los diez mil, que secretamente y de inmediato ofrece devolver al otro. Hayakawa se niega y ella, a punto de ser forzada se defiende baleando al agresor; no sin que antes éste le marque a fuego la espalda con su sello real, siempre a punto en su afán de acreditar la private property de jarrones y otras minucias.
La violenta escena antecede a la que treinta y ocho años después rueda Fritz Lang, haciendo que el despechado ganster Lee Marvin vuelque sobre el rostro de su amante Gloria Grahame una jarra de café hirviendo en Los sobornados.
La maestría de De Mille remata la escena mediante un primer plano del enfurecido Hayakawa desgarrando el vestido de Ward al tiempo que echa mano del sello al rojo vivo. De inmediato lo descarga sobre su espalda descubierta y visualizamos la humareda. El procedimiento nos permite imaginar el feroz marcaje.
Lang y Alfred Hitchcock han resuelto escenas violentas -paradigmáticas en el cine negro americano de los años ´40- empleando esta capacidad de sugerir, integrando al espectador en la acción.
Luego el filme abandona su erotismo original y algo de gas en beneficio del moralismo algo perverso que esgrime DeMille en todas sus películas de sociedad.
Herido en un hombro, el oriental monta un pleito al marido de la mujer (que asume haber usado el revólver para protegerla) y estalla el escándalo. Ella le visita ofreciendo echar un polvo (lo digo así para no alargar la cuestión) con tal de que retire los cargos.
Pero el otro rechaza la oferta.
"No me estafará dos veces"- dirá impertérrito, y en el fondo feliz por que encausen al consorte.
De momento el deshonor afecta al matrimonio. Él por cornudo y presunto asesino; ella por infiel.
Pero este no es un filme realista de Erich von Stroheim, ni acredita el aliento poético del maestro Griffith. El señor DeMille es ante todo un agudo comerciante, y como tal coje al vuelo lo que del cinematógrafo piden el público americano y la clase media europea. De forma tal que las convenciones resuelven en el último de los cinco rollos de entonces, el sentido de la fábula.
Por consiguiente, Ward revela la verdad y ante el jurado en gesto dramático desnuda su espalda. La cicatriz del sello imperial la señala marcada (como una vulgar res) por un miserable agresor de género. Disparó el arma para resguardar su virtud de esposa fiel. Entonces los conmovidos asistentes al juicio cambian de humor, abalanzándose indignados sobre el salvaje príncipe; al fin de cuentas un oriental de ésos, cuyo mayor mérito para los norteamericanos consistió en dejarse la piel y los huesos por unos pocos dólares en la construcción de las vías férreas que unieron el Este civilizado con el Oeste salvaje.
En la escala de trabajos forzados, los chinos eran víctimas propiciatorias, en cambio los japoneses disfrutaban de algún privilegio.En su mejor momento, Charles Chaplin pagaba 2.000 dólares mensuales a Kono, su chófer japonés. El ayudante karateka de El Avispón Verde, popular en la radio de los años ´30, también lo era. La excepción a regañadientes la cumplimentó el latoso detective Charlie Chan; aunque era un chino de Hawai; Estado americano del South Pacific.
En el apartado de villanos orientales que bosqueja el píncipe birmano de Hayakawa, cuentan el sombrío FuManchú y el Emperador Ming, su eco del singular planeta Mongo.
Como villanos se alzan con la representación, mordiendo el polvo en su final. En el Hollywood que fundaron DeMille y sus amigos judíos, los orientales (junto a los negros y los latinos) conocieron durante cincuenta años este destino, sólo fulgurante para lo peor.
Tras la extinción del drama reseñado (me refiero al específico de DeMille), la paz volverá al confortable hogar anglosajón del jugador de bolsa y su [casquivana] mujer. El American way of life ha vuelto a consumarse; al menos hasta el the end...
PD
Se aprecian en la cinta la vigencia de símbolos de género aún rudimentarios. La belleza de la actriz teatral Fannie Ward es algo bovina y se aleja bastante de lo que Gloria Swanson representará poco después como arquetipo de hembra irresistible y elegante, en las cintas de De Mille y otros directores (a la Swanson, el príncipe de Hayakawa no le hubiese despreciado el segundo envite).
Jack Dean representa un retroceso en comparación con la apostura y el buen hacer de Elliott Dexter proyectando al galán americano. En cuanto a Sessue Hayakawa, viene a ser un anticipo oriental del engominado italiano Rodolfo Valentino, luego en la cima del galanato hollywoodense. Durante algunos años, la vida privada de Sessue semejó la de un príncipe oriental de verdad. En 1920 ganaba 7.500 dólares semanales. Dicen que durante una vacación europea y en una sola noche de casino, el jueguista y mujeriego se dejó en el tapete verde 900.000 dólares. Durante unos años y ya curtido como característico, probó suerte sin demasiada fortuna en el cine francés.
A fuerza de fama pulverizada y ahorros menguantes, en su madurez el farrista sentó cabeza, criando tres hijos sanos y fuertes. Entregado al Zen y a algunas brillantes actuaciones como la del coronel Saito en El puente sobre el Río Kwai, partió con 83 años y rodeado de hijos y nietos en 1973.
En el fotograma superior, Fannie Ward y Sessue Hayakawa bajan de un lujoso rodado de la época. En el inferior, Sessue hornea el sello en su cálido fogoncillo.