Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 31 de octubre de 2010

CRISTINA, ENTRE EL DOLOR Y LA EXIGENCIA.

La voz a capela de Ernesto Bauer entonando el Ave María rinde homenaje al desaparecido ex Presidente.

La brusca tragedia de Nestor Kirchner y el manifiesto dolor popular promueven varias reflexiones sobre el destino inmediato del Gobierno argentino y su cabeza visible; una viuda compungida aunque arropada por el respeto y el cariño de su gente.

Con el difunto pierde Cristina Fernández algo más que un marido y socio. Nestor era un hombre con carácter e ideas bastante claras sobre lo que debía hacerse en una serie de asuntos clave en la Argentina de hoy. Se le pueden achacar defectos propios de una ideología populista de rasgos autoritarios, entremezclados con valores de justicia social que previos antecesores del movimiento no respetaron para nada desde el cargo. Hablo de Carlos Saúl Menem y Eduardo Alberto Duhalde, perpetradores desde la ruina generalizada de las mayorías populares hasta la pérdida de identidad nacional, durante una larga y ominosa década, marcada por el endeudamiento, la paridad ficticia con el dolar y, por último, el remate de la pesificación; doblemente nefasto para las clases menos favorecidas, en lo inmediato y posteriormente.

Su gobierno y el actual remontaron lo peor del desastre del 2001/2003, reequilibrando en parte la distribución de la renta nacional, a la vez que honraban otra porción de la onerosa deuda externa, mientras volvían al Estado intervencionista regulando la economía. Los avances en sanidad y educación son incuestionables hoy, así como los beneficios sociales y dinerarios para con los más humildes. El problema de la seguridad ciudadana no terminó de remitir por efecto de una cultura del crimen y el delito previamente instalada en la era menemista, que acentuó hasta extremos dantescos el colapso del 2001.

En materia de derechos humanos los avances son incuestionables y dignos de ser imitados por muchos países del orbe. Mientras en España se escarnece al juez Baltasar Garzón, en Argentina es un héroe. El tratamiento que la gestión de Nestor y Cristina recibió en España fue miserable. Aún hoy, los opositores criollos mencionan el cabreo del timador y delincuente Díaz Ferrán con el Gobierno por el affaire Aerolíneas. Aquí será juzgado por defraudar a la hacienda publica, echando gente a la que adeuda salarios, y de hecho, en esta España lamentable y sin conciencia social, ya no preside el conglomerado empresarial.

La visión torticera del mercado argentino es propio de conquistadores sin yelmo ni trabucos; aunque con iguales apetencias de expolio. Una potencia es predadora siempre.

En relación con la personalidad del señor Kirchner debo destacar buenos y defectuosos procederes. Su manejo correcto de las relaciones internacionales y los Derechos Humanos son dignos de aplauso. El de la economía ha contado con viento a favor en el precio de las materias primas gracias a la apertura de mercados emergentes; China Continental el principal.

En dirección opuesta ha operado el aumento notable de su fortuna personal y con ella, las propiedades. El proceder desequilibró su buena gestión, brindando a la oposición un arma considerable, al investirse la mayoría de estos políticos como heraldos de la lucha contra la corrupción. Salvando unos pocos, los demás no se libran de ser medidos con igual vara. En especial, los señores Duhalde y Macri.

Ya he comentado mi parecer sobre las alianzas del ex presidente y su sucesora con gánsters sindicales y contratistas logreros. También con gente que no representa lo mejor de la lucha social o los Derechos Humanos. El peronismo siempre combinó sus banderas más presentables con otras de dudosa moralidad. Perón respaldó aparatos. Su teoría de la Comunidad Organizada requería el procedimiento; vertical, sin duda alguna. Nestor Kirchner hizo otro tanto. Por ende, la colisión con el Estado democrático no faltó en su operativa. Es lo que aprovechan los radicales, la señora Carrió y los peronistas disidentes a la derecha, para acusar de nepotismo revanchista y pro montonero a la actual mandataria.

Ella ganó sin duda terreno antes de esta tragedia. Los resultados de la última elección nacional promovieron una profundización del modelo, junto a sus propios discursos y gestos. De no haberlo hecho ésta sería la hora de un doble funeral.

Lo que suceda de aquí al corto trecho que separa su gestión de la próxima batalla electoral dependerá de lo que concrete. Pasados unos días volverán los idus opositores con redoblada energía, peleándole al Ejecutivo el terreno, palmo a palmo.

Un ejemplo de lo que no debe hacerse en ningún caso es Barack Obama. Tuvo un año de gracia para obrar con firmeza, y en vez de hacerlo enfrentando al poder financiero y las grandes corporaciones, buscó el acuerdo, labrándose la ruina.

La gente que inundó con su dolor las calles ante la desaparición de Nestor Kirchner exigió de hecho la profundización de la obra social cohesionando a los ciudadanos. Si la Presidenta tiene en cuenta que al dolor se superpone la premisa, hoy arropada en la esperanza de un mejor mañana, vencerá el invierno de la desgracia. Si por el contrario duda y hesita desestimando la contundencia, le aguarda el ocaso.

De más está decir que deseo lo primero. Por ello apuesto, desde lejos aunque más cerca de otros que nacieron y viven allí, con el alma petrificada en hielo seco.

Hoy mismo, en su columna de "La Nación" otro renegado de los que no faltan, criticó las manifestaciones, calificándolas de "plebiscitarias y anti republicanas", retrotrayéndolas al Perón del ´55. Nada que ver, sin duda. Este Gobierno no está amenazado y sitiado por gorilas de uniforme tras un terrible bombardeo. Avanza sin embargo hacia posiciones que precisan del soporte público. Y los que salieron a la calle se lo han brindado, validando una tradición.

En España, por ejemplo, es la derecha en loor de multitud la que se manifiesta contra la nueva legislación abortista y otras cuestiones, sin que nadie se rasgue las vestiduras. Por desgracia la izquierda prescinde de ellas, preparando el terreno y la atmósfera social, muy averiado por la crisis económica brutal, para que los cavernarios del señor Aznar retornen al Gobierno.

Hoy, tras contemplar conmovido el temple de un pueblo que en medio del llanto por la pérdida de un ser querido reclama justicia social, me siento más argentino que nunca.