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domingo, 5 de enero de 2014

LA OMINOSA DEUDA SOCIAL



Cualquier país que alcance un grado de bienestar global mediante el pleno ejercicio del Estado de Derecho establece una conquista de la humanidad. Aunque no se beneficien otros, comporta un estímulo indirecto, al establecer la realidad de que ciertas hazañas son posibles. 

En un mundo interrelacionado hoy por medios de comunicación audiovisual poderosos (la red es uno de ellos, quizá el más importante), la transmisión de experiencias quiebra en parte las consecuencias del atraso. 
Existen sin embargo, ejemplos de retroceso político y social que vuelven las conquistas del bienestar cosas de ayer. Es decir, en deudas sociales terribles y onerosas de pago cuasi imposible. 
Hoy, la Europa del Sur y otros puntos cardinales registran la hecatombe. Alemania misma y sus millones de minijobs, encarna, pese a su impresionante desarrollo, la expresión del capitalismo salvaje, imperailista y depredador, incluso frontreras adentro.
En mi vida he asistido y padecí dos tortuosos retrocesos de este tipo. El primero en Argentina, desde 1955 hasta 1982, bajo la esfera de influencia de los EEUU. El último, en la España de los últimos seis años, especialmente acelerado en los dos recientes. 
Las consecuencias en el primero de estos territorios, tras varios desastres económicos y políticos, arrojan la herencia final de un 30% de excluidos en el desarrollo social. 
Por su parte, España cuenta, de momento, con diez millones de pobres y seis de parados, sin que políticamente asome la perspectiva de un cambio radical. Lo mismo, excluido semejente grado de paro, podrá decirse respecto de Grecia, Portugal, Italia, Irlanda, y otros países del Este, como Eslovenia, recientemente incorporada a la Comunidad. En la mayoría se han recortado sueldos hasta niveles poco soportables, desvaneciéndose prestaciones sociales varias.
Si en Argentina, tal como apunta Agustín Salvia en el reportaje que colgué temprano en el muro, la tasa de pobres es ya estructural, idéntica amenaza pende sobre el sur europeo; afectando especialmente a España; suerte de elefante baldado y en la UVI. 
La destrucción sistemática de la clase media es el sendero que recorre el retroceso político, social y económico de cualquier nación organizada en crisis permanente. Y la existencia de diez millones de pobres junto a un paro elevadísimo, no pronostican una solución a corto o mediano plazo en ésta. Ni siquiera a largo plazo, faltando industria y tradición cultural. Pese a que, incluso Argentina acreditaba la última, y hasta hoy no volvió a recuperarla. En un artículo reciente, impreso en el suplemento "Radar" de "Página 12", un redactor evocaba las viejas glorias culturales como pertenecientes al pasado. Y es verdad. Al mismo corresponden, sin ser revalidadas en los últimos cuarenta años. 
No es este el caso de España, salvo excepciones, o bien que nos remontemos a la del Siglo de Oro, la Generación del 28,y la del exilio republicano. 
Sin embargo, en el apartado del bienestar social consiguió establecer el país uno de los sistemas de Salud Pública y gratuita más eficientes y baratos del mundo. La edificaron, golpe a golpe y verso a verso, los profesionales de la medicina, con la cierta aquiesencia de los gobiernos socialistas, y una devota colaboración del pueblo español, aumentando espectacularmente la providencia su cuota de longevidad. 
Esto también, hay que decirlo, proyecta cultura humana y grado de civilización. Su reflejo directo radica en la cantidad y calidad de los científicos españoles, reconocida en el mundo entero, muchos de ellos bien dispuestos a emigrar.
Esta conquista del pasado se intenta desmontar desde el gobierno actual en beneficio de los hospitales privados y sus grandes corporaciones. Lo peor es que lo están consiguiendo, a base de menores presupuestos, prejubilaciones de médicos con gran experiencia, y ceses de personal. 
La infame cláusula introducida en la Ley Fundamental por Zapatero y Rajoy, primando el pago de la deuda soberana en sintonía con el paneuropeísmo de Merkel y cía, abrió las compuertas de la deuda interna, y con ella, la del atraso y la supresión de las viejas conquistas por los lobos más feroces. 
El drama posterior al presente destrozo es su eternización. Idéntica a la acontece en el país austral, y que apunta con extremo detalle el Coordinador de la Deuda Social de la UCA en Buenos Aires.

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