El
presidente más odiado por los españoles se entrevista por fin con el del
Imperio declinante. Rajoy, que no habla inglés y apenas idioma alguno,
salvando los tajantes recortes y confiscaciones que destina a sus gobernados, fue a refrendar negocios
comunes y lamer el trasero de Obama. Es el suvenir favorito que ofrenda a
los poderosos. Su honra floral en el cementerio de Arlington a los
soldados norteamericanos caídos en
guerras, masivamente criminales e injustas, reitera su vocación por la
que emprende desde hace dos años con sus propios ciudadanos. Como valor
agregado, una vez se reúna con los empresarios de las grandes
corporaciones locales, venderá la mano de obra barata que consiguió su
reforma laboral, agregando el recitado ya famoso de "la recuperación". A
Washignton las fábulas del fulano le importan poco, centrando el
interés por la concedida instalación de misiles en la base de Rota.
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