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sábado, 11 de enero de 2014

DE HOGUERAS, FANTASMAS Y FANTASMONES


No es que el gobierno azuze las hogueras de odio del aborto, los crímenes de ETA y la indignación de sus víctimas, porque le guíe un espíritu de justicia. Es exactamente lo contrario. Le interesa atizar rencores y prejuicios para alejar de sí la responsabilidad de representar un elenco genocida, tal cual lo percibe a diario el grueso de los ciudadanos.
Hoy, ETA y los abortos legales tampoco matan, ni a ciudadanos indefensos, ni a mujeres atendidas, no como las que ellos pretenden poner en peligro penalizando la decisión de abortar, según el proyecto Gallardón. Los únicos mensajeros de la muerte en la España actual pertenecen al Partido Popular y sus principales cabezas, operantes desde La Moncloa, los respectivos ministerios, las Cortes y gobernaciones, junto a los medios que controlan.
Ellos se empecinan en proyectar sus propios instintos criminales, señalando a otros. El idéntico mecanismo psicológico, tan bien representado por el "Y tú Más", que utilizaron estos dos trágicos años de mayoría absoluta para evadir errores y terrores, sin corregir un milímetro la ruta trazada por la Troika, los bancos, la reaccionaria curia local y la patibularia COE.
De paso, ya exhaustos e íntimamente fracasados, intentan retener para el voto a los núcleos sociales más cerriles. Lo último podrán conseguirlo, a cambio de extraviar del todo la mayoría absoluta-ya bastante desflecada-, y luego el poder.
La reciente manifestación vasca, rotunda y multitudinaria, demuestra cuán lejos están de interpretar lo que pasa en la sociedad.
Igual les está ocurriendo con la presunta hoguera catalana, pese a los esfuerzos conciliatorios de Mas y Durán. Ellos son los que están rompiendo la nación a diario, no en dos, tal como pretenden ERC y los independentistas, sino en pedacitos. Son arrogantes, totalitarios y niegan la esencia benefactora del diálogo. De ahí que despachen asuntos que debieran ser consensuados mediante reales decretos.
Otro indicador caótico, en relación al pretendido retroceso abortista, es el propio disenso interior, cada vez más sembrado de disconformes.
Para colmo, tampoco el copago sanitario es aplicado por varias autonomías donde gobierna el oficialismo.
Son síntomas de un avanzado estado de descomposición, difícil de contener ante la constante presión de sectores populares afectados por los recortes, el paro, los desahucios y la suba de tarifas.
Ya podrán seguir atizando hogueras los obedientes de siempre a las consignas oficiales. Aunque presumo, el líquido inflamable de la temible hoguera mayor, también por ellos vertido mediante la constante pesadilla de esta política social atroz, acabará devorándolos cuando salte la chispa, junto a sus fantasmas, y los fantasmones que la implementan.

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