El
abucheo y los pitidos a la Reina durante la gala de estreno que, sobre
el difunto cruzado social Vicente Ferrer, produjo TVE, prueba otra vez
más el profundo descrédito de la monarquía en el seno de la sociedad
española. A pesar de la tolerancia con que la prensa local comenta la
"complicidad" de la Infanta con su marido, la responsabilidad mayor en
este sonoro caso de estafa y
defraudación, recae sobre ella y la Casa Real.La personalidad de Iñaki
Urdangarín, carente de talento, cultura de peso y carácter, no reviste
la importancia que se le brinda en los medios de comunicación. A mi
juicio, él fue el juguete voluntario de la trama corrupta que impulsó la
extrema tolerancia del monarca, deseoso de que el plebeyo figurase
meritorio a la hora de brindar esplendores a La voraz hija favorita,
criada en la abundancia y los derechos de pernada ejercidos por el padre
en su largo reinado."Nóos" y "Aizoon", los timos empresariales creados
con ayuda del economista Torres para esquilmar dineros públicos,
apelando a la autoridad del Jefe del Estado ante políticos y
funcionarios corruptos, depredaron varios millones de euros, en los que
cabe plena responsabilidad de los matrimonios Torres (con su mujer ya
imputada en activo) y Urdangarín. Para los ciudadanos, sin embargo, la
misma alcanza de lleno a la monarquia, previamente erosionada por
dislates del heredero de Franco. Sus constantes presiones sobre jueces y
fiscales, mano a mano con el gobierno, procuran eliminar la acción del
juez Castro, enfrentado a todos desde la valiente defensa de la
justicia. De momento, la segunda imputación judicial de Cristina de
Borbón y Grecia, ofreciendo pruebas aplastantes, descalabra al fiscal
local, arrugado y bajo influencia del enemigo; así como al cínico
letrado Roca Junyent, ex cómplice de Jordi Pujol y fracasado líder del
nonato "Partido Reformista". Probablemente, las fuerzas coaligadas en la
cerrada defensa de la monarquía, desestimen por segunda vez la
resolución de Castro.
Lo imposible de conseguir, es que el pueblo llano se trague la píldora que exime a la Infanta y su parentela, remitiendo a un soldado de fortuna, lo que montó y desarrolló durante años una trama sacralizada desde las alturas, que ahora se derrumba con estrépito.
Lo imposible de conseguir, es que el pueblo llano se trague la píldora que exime a la Infanta y su parentela, remitiendo a un soldado de fortuna, lo que montó y desarrolló durante años una trama sacralizada desde las alturas, que ahora se derrumba con estrépito.
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