Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

lunes, 31 de diciembre de 2007

Benavent y su hermana mayor en Montjuic. 1 de enero de 1946.
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INICIAMOS EL O8.¡QUE SEA PARA BIEN DE LA HUMANIDAD!

También khata lo desea
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MEMECES

Señalo algunas que asoman el hocico en la prensa de hoy (la que leo), omitiéndo extenderme en la memez perpetrada por Raúl del Pozo, relacionando horas atrás el hachazo craneal que casi nos priva de José Luís Moreno, con el pico que el estalinista Ramón Mercader clavó en la cabeza de Trotsky, privándonos de él en 1940.

Esas raras mezclas de personajes tan poco compatibles con un análisis serio, parten de un pasado mal ecualizado con el presente.

Allá él. Bye, con tus fantasmas incluidos, Raúl.

Detallo con mayor énfasis la memez deslizada por Empar Moliner en El País.

Muy suelta de cuerpo sostiene la conveniencia de que los responsables de El Arca de Zoé purgaran la pena de trabajos forzados en Chad, y no en las confortables cárceles francesas. Condeno sin ambagues el abominable comercio de estos farsantes. Los jueces de Chad lo hicieron con pleno conocimiento de causa. Pero de ahí a conceder a sus colonias penales algún esfuerzo humanitario, estoy lejos.

En principio una cárcel debe procurar -tras asegurar el aislamiento social del delincuente- su redención mediante una pena que teóricamente debe reinsertarlo.

Se me dirá que este noble propósito rara vez se cumple, o si lo hace (según la higiene carcelaria de cada país) recoge porcentajes minoritarios. Y es verdad. Pero esa razón no elimina la aplicación del espíritu de nuestras leyes. Para algo están. En cambio, la Moliner cree que no.

En la Europa comunitaria no existe la pena de muerte. Del avance social y político en cada territorio depende la aplicación de las condenas mediante el consiguiente régimen carcelario. El nuestro está por encima de los países del Este, Grecia y Portugal. Si bien en la última década hemos modernizado el sistema, aún estamos lejos de Alemania, Gran Bretaña o Francia.

Si celebro que estos delincuentes no expíen sus culpas en Chad y sí lo hagan en su país de origen, es precisamente por que soy contrario al tormento carcelario.

No sé si en Turquía las jaulas mugrientas y ensangrentadas siguen funcionando como en "El expreso de medianoche", pero seguro que en este país africano es peor. De manera que las posibilidades de perecer bajo los castigos de un régimen brutal son elevadas.

Tampoco auguro una larga vida a los niños mercadeados por los impostores. Permanecieron a salvo del infame tráfico, aunque no de la alta tasa de mortandad infantil que asola el territorio, acentuada por las incesantes guerras tribales y toda suerte de plagas.

Ello no justifica comercio alguno, ni artículos tan retrógrados como el de esta periodista.

La letra no se aplica con sangre. Debiera recordarlo en vez de escribir memeces.

Otra memez -ésta descomunal- cierra mi último post del año que agoniza.

Javier Ortiz no para de intentar confundirnos. Hoy, desde Público, otorga valor al magnicida paquistaní que asesesinó a Benazir y quince partidarios más.

El fanatismo no carga en sus alforjas valor alguno. Se alimenta del odio y el amor a la muerte; ajena y propia. La máscara política no nos impide separar la paja del trigo. A menudo las causas violentas imanan y concentran variopintos instintos criminales. Los terroristas son estoicos rompiéndose contra el prójimo. Es lo que suelen hacer los conductores borrachos, drogados o airados, contra quién se les ponga delante.

La diferencia está en que sin alcohol o droga, la ira del terror se organiza y deflagra mediante un credo destructor.

Nada justifica un atentado semejante. Ni siquiera de haberse perpetrado contra un sátrapa como Musharraf.

La elipse de Ortiz sigue erre qué erre, manifestando un respeto al terror. Él, yo, y creo que varios más, sabemos a quienes invoca su deposición.

Lo de las estatuas que en su artículo justifican el procerato de ídolos terroristas, depende del régimen que impere en un territorio.

Por lo general, tales bronces se erigen en memoria de los terroristas de Estado. No de los que andan sueltos.

En España aún quedan algunas estatuas de Franco. En Cuba, Corea del Norte, China, Viet Nam, Siria, Libia, Irán y otros paraísos del terror, son numerosas las de los déspotas autóctonos. Se entiende que alguien como Vladimir Putin no suprima todas las que aún quedan del terror rojo y sus líderes. Estará pensando en erigirse unas cuantas. Por lo tanto debe conservar la costumbre, como quién no quiere la cosa.

Se me dirá que la resistencia maquí en nuestra posguerra, o la francesa contra los ocupantes nazis, realizaron acciones terroristas. Y es verdad. Pero iban dirigidas a minar la moral de los fascistas armados, o la de invasores y sus cómplices.

La lucha inicial de Fidel Castro contra la cruel dictadura batistana estuvo justificada. Los fusilamientos posteriores no. Lo mismo puede decirse de la resistencia yugoeslava del mariscal Tito, la vietnamita, y la Larga Marcha de Mao contra el despótico Chiang Kai Chek. O los combates anticolonialistas de Argelia, Kenia y otros territorios africanos o asiáticos.

Otra cosa es lo que ocurrió luego en cada uno de los casos.

No puedo dejar de mencionar, por supuesto, el triunfal empeño judío -armas en mano- proyectado en realizar su propio Estado. Justificado tanto por la Historia, como por el mal trato brindado en Europa, y luego por la bestia nazi a este sufrido pueblo.

Los asesinos de Benazir Bhutto se equiparan en odio a los kamikazes japoneses, entrenados espiritualmente en códigos integristas de naturaleza criminal. Hay que leer a fondo el análisis que del Japón de los siglos XIX y XX realiza Paul Johnson en su monumental obra Tiempos Modernos, para entender mejor el credo kamikaze.

Quien odia la democracia pretextando sus defectos hasta el punto de inmolarse, es en realidad un cobarde. No acepta un diálogo que minaría sus razones y ataca por sorpresa, camuflándose ante víctimas inermes. Quizá la difunta líder no representara el espíritu democrático en el grado que los europeos deseamos, pero era lo que había en un país castigado, para enfrentar largos años de dictadura militar.

Benazir odiaba el terrorismo talibán y fundamentalista, tanto como a los militares que colgaron a su padre.

Ahora viene Ortiz a soltarnos memeces sobre el valor de sus asesinos; como si tal cosa. Entre líneas intenta relativizar lo dicho, equiparando fórmulas contrarias con muy poca suerte, pues lo dicho, dicho está.
Sólo cabe interpretarlo, y para estamos nosotros.

Salvo una hoja como Gara, o los partes clandestinos de ETA, nadie puede reflexionar sobre el valor terrorista con tal desvergüenza.

Hay memeces y memeces. Ésta es de las peores.
Tal vez el caballero esté en crisis por que sienta a faltar la voz del amo.
Libre de fantasmas y patrones molestos, deseo Feliz Año a todos mis lectores.










sábado, 29 de diciembre de 2007

PLACER Y ESFUERZO

Creo que lo importante de escribir es comunicar.

En un primer momento, al realizar con placer y esfuerzo el tomo inicial sobre Perón, decía a mis amigos que me apasionaba la tarea de crear para dotar a mis bibliotecas de lo que en ellas permanecería ausente sin la concentración literaria de mi placer y esfuerzo.

Era parte de la verdad. Sin embargo, uno también escribe para que le lean otros. Y esa no sólo representa la porción más grande de la verdad, sino que es aquella que pone a prueba lo que has escrito.

Aclaro que poner a prueba no significa conceder virtudes al rechazo o la indiferencia. Hace diez o veinte años podía ser. No hoy. El por qué del cambio en las épocas lo explican las transformaciones, tanto en la calidad de vida de las gentes como en la diversidad de medios al alcance.

Hace cincuenta años, leer libros y periódicos, ir al cine, sintonizar estaciones de radio o escuchar música, constituían el epítome del digesto intelectual. Hace más o menos treinta largos, a la fuerza de la televisión invadiendo los hogares se agregó el casette. Después el videoclub de la esquina 0 la media calle, junto a los sistemas Beta y VHS de grabación de programas emitidos por una TV en radiantes colores. Disfrutar de estas arrasadoras novedades fue cambiando la composición del público lector, como si se estrechara sin remisión un nudo corredizo en el gañote de la cultura.
Ni qué decir sobre el desarrollo del CD, el DVD y sobre todo la gran revolución globalizadora de Internet.

El fabuloso avance de estos medios ha conseguido inventar genios literarios mediante la propaganda. No siempre a un buen autor lo crean los medios audiovisuales, pero cierto es que pueden proyectarlo hasta unas alturas que sin ese cierto mecenazgo jamás rebasarían los millones de ejemplares que invaden el mercado planetario.

Las andanzas de Harry Potter o las historias que nos ofrecen Noah Gordon o Ken Follett -para poner tan sólo tres, entre muchos ejemplos de lo que hoy se adquiere en las librerías- consiguen extenderse en las sociedades desarrolladas o los privilegiados de las menos prósperas con la velocidad de un rayo láser.

¿Leen todos los adquirentes de los best seller -casi galácticos de la actualidad-, estos celebrados productos?
Bastante menos de lo que antes leíamos los habituales u ocasionales catadores de libros.
¿Cuánto menos?

Mucho. Muchísimo. Su lectura es en estas épocas proporcional a la competencia audiovisual e informática que llega como avalancha hasta el consumidor. Leer una novela significa ante todo crear imágenes que escenifiquen, renglón a renglón, los que descifran tus ojos y autoriza tu código mental.

Con la música ocurre otro tanto, mediando la ventaja de llevarte a pensar en aquello que te sugiere. Sean recuerdos, emociones o alternativas vitales.

Imaginar es, sin duda alguna, un esfuerzo. En los cerebros creativos comporta un placer. De los que no registran mayor creatividad, el esfuerzo corre en solitario y contra el viento. El marcado descenso en la lectura de periódicos es preocupante al causar la dejación de concentrar atención e imaginación en sucesos de interés público. La red no lo suplanta aún. Mañana quizás. Pero la inquietud de saber más sólo puede estimularla una equilibrada educación. Y aquí tenemos un gran déficit histórico en materia de estímulo cultural..

En la España del €uro, los periódicos nunca gozaron de los tirajes norteamericanos, ingleses, franceses o argentinos. Mis años en el último de estos países me acostumbraron a una nutrida lectura de periódicos y semanarios. En los años cincuenta, la catártica venta de periódicos, matutinos y tardíos, estaba garantizada. No sólo eran accesibles al bolsillo, iban bien informados y las gentes los leían sin desperdicio. Era una tradición arrastrada desde décadas atrás, cuando robustos matutinos como La Prensa y La Nación o El Mundo, combinaban preferencias vespertinas por Crítica, La Razón y Noticias Gráficas.

¿Os suenan los títulos?¿Verdad que sí?

En España no inventamos nada nuevo (en especial el señor Ramírez, que, entre otras cosas reprodujo casi con exactitud el logotipo porteño de EL Mundo). Sencillamente lo hemos copiado, sin la calidad de origen. Para eso están el dinero, nuestras joint ventures navegando en sueldos bajos, y un sueño cultural que se eterniza.

Extraño profundamente la época pasada. Lejos y cerca añoro sus grandes periodistas.
Los mediocres ganapanes que a veces me plagian ahora, sin emularme, me causan pena. De algún modo tiendo a ser piadoso. Yo no vivo de escribir; escribo para vivir en paz y no morirme pronto ni de asco.
Aún me queda mucho por decir. En cambio, a ellos sólo les resta ganar el pan o la panadería. No es poco, aunque tampoco resulte significante en términos de esfuerzo creativo.

Hasta ahora registro la malsana inspiración en cuatro periódicos locales, y el graznido de algún buitre mayor. En todos ellos descubro conceptos e ideas que me pertenecen. Algún columnista tomó nota de mis críticas y se porta mejor con sus renglones, aunque rehuse mencionarme. No vivo de la publicidad que me destinen los tontos. Pero el estado de gracia otorgado por la crítica no reconocida dura un tiempo. Y en este caso, si no somos churriguerescos, hablamos en el ABC de los polvos del señor Rajoy. ¡Vaya un tema de reflexión o diversión!
La cabra tira al monte. Si no es con letra enredada en el narcisismo, caben el desmadre y la cierta ofensa a cualquiera.
¿Verdad, señor de Prada?

Soy consciente de representar la cultura de una época que no volverá. Pero aquí estoy, creando y alzando la voz. Otros la bajan o ensayan el falsete.

Lo aprendido me sirve a mí. A otros, menos. Sorry. El talento existe a veces. Haya o no medios y públicos conformistas que prefieran ignorarme, mientras leen tres hojas del libro comprado y envían a Ken Follet, Gordon o Javier Marías a un anaquel sin retorno. Las visitas dirán que si allí están, es por que el propietario de las copias las leyeron.
Pasó siempre. Ahora es un hábito masivo.

Por lo tanto, allá yo y acullá ellos. La Historia, señores, pondrá a todos y cada uno -editores, escritores, críticos y público- en su sitio.

Para eso es panorámica, retrospectiva e implacable, juzgando el auténtico valor del esfuerzo y la pasión.

Son en verdad, los que en este campo y los restantes mantienen encendida la llama votiva de la humanidad.






UN PEQUEÑO MUNDO

Es el de Josep Lluís Carod Rovira, jefe del segundo partido nacionalista más importante de Catalunya.

El día de Navidad, volvió a lucir su impronta rebelde en un reportaje del diario Público; vehículo púbico del otro José Luís (Rodríguez Zapatero).

Como de Luises se trata, el vástago concebido por el guardia civil y la estanquera destinole un requiebro, calificándolo de demócrata español, antes que nacionalista. Quizá no fue prudente en distinguir la condición, pues él mismo es más nacionalista catalán que demócrata. Más bien perfila Carod a un trabucaire ansioso de parecer almogávar.

Cuando afirma que nadie políticamente organizado se cree la España plural se mira el ombligo. Y hasta puede que un poco más allá, recordando su charada en Perpignan con los patriotas enmascarados del tiro en la nuca.

Aclaremos. Oficialmente Carod Rovira condena la violencia. La orgullosa chance de quemar retratos reales "en nombre del pople de Catalunya", la delega en los contestatario de su partido. Expulsados formalmente; aunque no de su tormentoso corazón.

¿Quién les habrá pagado la expiación de la bravuconada, digo yo?

La invocación del poble catalá resulta conmovedora en labios de muchos veteranos catalanistas, combatientes del franquismo Pero en ciertos niñatos que crecieron en la democracia, representa la corporización de un libreto aprehendido en los seminarios políticos de algún cenáculo.
Quizá debieran tomar ejemplo de las diez jóvenes de CIU que fueron a Cuba.

¿O es que estos chavales, amparados desde el biberón por nuestro Estado de derecho, no fueron instruidos sobre el carácter opresivo del comunismo isleño?

Mientras los cachorros independentistas son multados, Carod y sus huestes se benefician de la tan denostada España, cobrando sueldos y dietas, legales por cierto, sin que sean del todo coherentes con lo que apunta en su dietario.

Oficialmente, el lugarteniente ultra de Montilla niega a España; sotto terra, medra con sus "contradicciones".

De su airada comparecencia en el programa famoso, me quedan varios instantes, ya reseñados en otro post. Quizá en más grotesco fue la exhibición de su cartilla sanitaria, en reemplazo del DNI expedido por España.

La identidad sanitaria no deja de ser un referente importante. Acudimos a ella cuando alguna malaltía llama a la puerta. Vale el símbolo que ordena el subconsciente, no el propósito.

Por desgracia, la malaltía espiritual de este querulante no puede atenderla nadie, por más tarjeta que pele.

En su intento de descalificar a CIU y Artur Mas (a quien patrióticamente le birló la Generalitat), les proyecta en caprichosas alianzas con el PP local. Un partido no mucho más españolista que el PSOE; aunque ahora no esté aliado sucursalmente a una trenza tipo Tripartit, de la que el PSC, Montilla y los patéticos de ICV hacen forzosa gala en época de rebajas.

Carod estima que el PP es una sucursal del infierno. Es un pensamiento demasiado irracional para glosarlo fuera de ciertos arrebatos, desgranados entre cuatro paredes, o en alguna manifestación universitaria montada por los de siempre. No lo dice en voz alta, pero lo considera, cuando envía a sus rivales nacionalistas (mayoritarios, por otra parte), al inevitable pecado aliancista con el PP, contra Catalunya. De paso, insiste en la supuesta pasión ministerial de Durán i Lleida, presentándose a sí mismo como un político no apetente de cargo alguno.
¡Cómo si no lo tuviera en la Generalitat, tal como se lo reprochan el disidente esquerrista Joan Carretero y el otro jovencito, de gesto airado!

El reportaje todo va de lo mismo. Insulto tras insulto. Descalificación tras descalificación.

La esencia de su pensamiento vivo, la resume justamente el titular del publireportaje (comprensible viniendo de este medio zapateril).

"La España plural es inviable y nadie políticamente organizado se la cree"

¿A qué organización política se refiere? ¿A la ideológica, a la votante o a la del militante partidario?

Si fuese a esta última, sabemos que en definitiva mandan los votos por encima de cualquier voluntad militante y sagrado fuego partidario.

Y creo, que hoy por hoy y con independencia de lo que yo desee o no, el votante de Catalunya es, pese al cabreo, muy renuente a romper con España. O sea, que se la continúan creyendo.
Otra cosa es el derecho a decidir competencias que faciliten nuestro desarrollo acorde con los tiempos. Transportes, fiscalidad y tributos en el concierto estatal están en entredicho. Y ya, el cumplimiento a rajatabla del Estatut. El que votamos (y ERC rechazó, casualmente, junto al PP); no el que nos quieran imponer.

Lo demás, son pamplinas. O delirios de un ambicioso político populista, de corta estatura y confusa identidad. Un trabucaire ideológico, más cercano al Tercer Mundo que al Mediterráneo en su metodología; en el fondo oportunista y de corte vulgar.

En estos días otro programa mediático tuvo como huésped a Puigcercós. Es el otro aguilucho de dos cabezas que preside ERC; y al preguntársele por las diferencias habidas con su socio de aparato, respondió que a él se debía buena parte del progreso actual de la formación.

Seguro. Al lado de Pilar Rahola y su titella de claustro, cualquiera es Jaume I.

Puigcercós se acredita más técnico y prudente que el refundador partidario. Tan luego debiera promover para el tardío procer una escalada de homenajes que culminaran en su jubilación anticipada, reservándole el derecho a opinar, sin decidir. Cómo el que hoy disfruta y hace valer la Rahola en cualquier parte. Ella se reforzó con el curro sionista. Si a él le gustan los árabes y se pone a escribir, acuñarían la moneda perfecta.

Se me dirá que eso y una untuosa momificación son lo mismo. Puede. Pero aseguro que en el empeño los de Esquerra ganarían votos; y hasta algún aplauso. En principio, por la sanitaria medida. Luego, por la buena salud del nacionalismo catalán.

Y en tercer lugar -que en realidad vendría a ser el más importante- por el progreso y la democracia.


viernes, 28 de diciembre de 2007

LA HUELLA Y LOS RASTROS DE UN CRIMEN

El asesinato de Benazir Bhutto en Rawalpindi registra más de un culpable.

La tensión social en un país de hambreados con arsenal atómico y una tradicional corrupción de civiles y militares, ha sumado un nuevo abismo a su aislamiento. El terrorismo integrista de Al Qaeda no falló el blanco este segundo atentado, que provocó un total de dieciséis víctimas y muchos heridos.

Airados partidarios de la difunta se manifestaron en varias ciudades de Pakistán, en medio de disturbios que se cobraron nuevas víctimas. Señalan como responsable último al general de la reserva y dictador Pervez Musharraf -respaldado por el Partido de la Liga Musulmana- al no haber proporcionado las medidas de seguridad que requería la candidata del PPP a las próximas elecciones.

Al efecto, si Bhutto resultaba un objetivo apetecible para el terror, también lo era para Musharraf y sus generales; quienes vienen gobernando Pakistán (salvando dos breves ejercicios de Benazir, entre 1988/90 y 1993/96) desde que en 1977 el Ejército, en la persona del general Zia Ul Haq, depuso a Zulkifar Alí Bhutto, político populista al que el nuevo dictador colgó por corrupto dos años después tras un largo juicio.

Durante sus breves mandatos -siempre controlados por militares airados y pro occidentales, prestos a expulsarla del poder y encarcelarla- esta bella heredera del carisma paterno educada en Oxford, manifestó al completo los hábitos heredados. Se sindica como responsable a un marido ambicioso, pero la realidad de maniobras financieras poco honestas de su dominante mujer favorecieron las maniobras de los uniformados.

Musharraf, virtual sucesor de Zia en los tejemanejes del Ejército y la política (tras un sospechoso accidente aéreo que le borró del mapa), permitió, bajo ataques integristas, agitación opositora de masas y la presión de George Bush, el retorno de Benazir. Ella reforzó su peso político aliándose con Nawaz Sharif, un antiguo rival.

El exitoso atentado precipita el caos en Pakistán, dando al traste con la posibilidad inmediata de unas elecciones libres, junto a buenas perspectivas para la democracia y el combate contra el terror; minoritario, aunque muy activo en la zona gracias a la vecindad con Afganistan.

Es probable que ahora Musharraff y Sharif se unan con la bendición del Ejército y la Casa Blanca.

De los 10.000 millones de dólares entregados por Bush al dictador, presuntamente destinados a combatir el terrorismo, ni un céntimo rebasó los bolsillos militares. Pese al armamento adquirido y otros aprestos de seguridad, de poco sirvieron frente al activismo integrista; con bases en el país y en suelo afgano

Para las masas pakistanas, ajenas a la corrupción imperante en las cumbres y la geopolítica del terror y el contraterror, nada mejorará.

Tampoco hubieran cambiado decisivamente las cosas de vivir Bhutto y haber arrasado cómo se preveia en las elecciones. Allí la tradición democrática y la elite correspondiente no existen.

Y es en su ausencia casi absoluta desde la independencia, conseguida al finalizar la Segunda Guerra Mundial, que cualquier mención de la misma genera complots, deposiciones y asesinatos.

Benazir era consciente de ello. El ahorcamiento de su padre, las propias cárceles y el brutal atentado del que salió milagrosamente ilesa al volver al país, lo señalaban. No obstante insistió en quedarse y dar la batalla, a pesar de que el acuerdo inicial con Musharraf para cogobernar estaba roto.

¿Quería reivindicarse ante el pueblo por las contumacias del pasado, o inconscientemente buscaba morir?

La fuerza desbocada de una religión o una causa nacional no sólo fabrica fanáticos criminales. También fabrica arrepentidos, y entre ellos mártires.

¿Significa eso que entre Benazir y el Mahatma Gandhi no hay distancias apreciables?

Desde luego que las hay. El segundo, paradigma de humildad y sencillez, legó su pacifismo combatiente a la humanidad. Ella, rica y elegante dama, no legó tanto, pese a que reconozcamos su valor y honestidad en el tramo final de su vida.

Si Al Qaeda imprimió su huella inconfundible en el escenario del crimen, no será extraño que cualquier pesquisa seria rastree, a corto o largo plazo, la emboscada presencia militar en el laissez faire, otorgado de hecho ,al comando que lo perpetró.

De momento, los gritos de "¡Musharraf perro!"se extienden como reguero de pólvora en las grandes urbes pakistaníes.

La democracia empieza cuando un pueblo repudia a quien lo oprime y explota.

Si los ciudadanos de este país tan castigado por la miseria y la injusticia se unen, la dictadura y los agentes del terror, vengan de dónde vengan y vayan dónde vayan, tendrán los días contados.
Lo que por ahora dibuja el horizonte, es el espectro de la guerra civil.
























miércoles, 26 de diciembre de 2007

TREINTA AÑOS RECORDANDO A CHARLES CHAPLIN Y SU MARAVILLOSA CRIATURA

Ya he dicho que mi pasado se esparce entre dos mundos.

En los sueños recurrentes del primero, habitado hasta los cuatro años, se dibujan imágenes borrosas de mi vida barcelonesa en el barrio de La Sagrada Familia; junto a las comunes y corrientes penurias de la posguerra, en la calle Mallorca. Luego, llegaría la despedida en el taxi camino al puerto, y un adiós, quizá eterno a la estatua de Colón, señalándonos la ruta hacia el Nuevo Mundo.

América nos recibió en la ciudad de Buenos Aires, repleta de gente que comía tres veces al día y vestía con decencia. Eran otros tiempos. Los que hoy disfrutamos nosotros, y no muchos de ellos.

Entre esas gentes acogedoras pasé el resto de la niñez, mi juventud y parte de la madurez. La tradición popular del cine (de larga data en mi familia) y los tiqués accesibles en las boleterías criollas me acompañaron casi a diario en esos años.

En los dos mundos que compendiaron América y Europa (antes de la ida y tras el retorno) no dejó de asomarse de vez en cuando el pequeño duende de bombín, ojazos negros, bigote cortito, levita ruinosa, pequeños pies navegando en grandes zapatones combados y el bastoncillo multiusos.
No precisaba verlo. Era parte de mí.

Para los que creemos en la supremacía del amor y la ternura, él fue, es y será en la voz nuestra de sus películas mudas, Charlot. La extraordinaria criatura de su creador e intérprete, Charles Spencer Chaplin.

Un genio que el cinematógrafo brindó a la humanidad.

Del cine, sé unas cuantas cosas. En mis bibliotecas mediterráneas (con piso agregado) abunda el buen cine historiado; muchas biografías y cantidad de filmes notables en VHS y DVD. A menudo les echo una ojeada, y engordo a los ácaros que mi plumero no abate, sumándoles nueva parada y fonda con más filmes.

En realidad, lo que más visiono es lo que sueño, y lo que más me hace soñar es aquello que menos ácaros acumula en mis anaqueles.

O sea, las viejas cintas de Charlot, joyas del viejo cine Versalles, el Roxy que memora Joan Manel Serrat, o mi bonaerense Cervantes, de Quilmes y sin canción que lo glose al haberse transformado en un complejo multicine en un pueblito que ya es otro.

Allí, en versiones maravillosamente restauradas en DVD, el duende bajito; un Quijote urbano de los pobres y desvalidos, acomete sus modestas hazañas, agigantadas por el talento enorme del genio nacido en los suburbios pobres de Londres, para triunfar como nadie en la antigua colonia que ya empañaba el esplendor de la metrópoli desde finales del siglo XIX.

En todo el mundo fue enormemente popular Charlot. Las clases sociales, desde los ejemplares más encumbrados hasta los más pobres interrumpieron su dura batalla para disfrutar de aquellos filmes cortos y largos durante más de cuarenta años. Creo que aún hoy siguen haciéndolo.
Tal es el destino de de los grandes lectores del comportamiento humano. En la risa y el dolor, son universales aunque retraten lo que ven en unos pocos metros cuadrados de cualquier parte.
Por eso mismo el arte de Chaplin se proyecta más allá del cine; donde late el corazón.

Las andanzas de Charlot no eran, por cierto, sinfonías pastorales. A menudo tenía enemigos temibles, como el gigantón Trompifai (Eric Campbell, víctima de un accidente automovilístico en 1917); o le merodeaban gentes estúpidas e insensibles (sobre todo los ricos). Él, de rigurosa levita y remiendos por doquier, obraba con la dignidad de un caballero de guantes agujereados, ante las damas y viejecitas. Era con los prepotentes y desaprensivos que rozaba la malignidad. Ahí nos tronchábamos.
Pero su sentido del honor era extraordinario en toda circunstancia.

La noviecita de siempre (la pobre Edna Purviance, luego borracha perdida, a la que pagó un sueldo de por vida) era la dulce y candorosa belleza que soñábamos encontrar cuando grandes. Él no siempre la conseguía, aunque tampoco eran sus películas -cortas o largas- historias románticas, pese a estar impregnadas de romanticismo.

Más bien eran dramas objetivos que su genio transformaba en comedias.

En ellas había mucho Dickens. El Chico, por ejemplo, es puro Dickens.

La idea de la estrechez o la miseria, dominante en sus cintas hasta Monsieur Verdoux, le llevaba en sus alforjas desde su pobrísima niñez del Soho.

Sin padre conocido y junto a un fraterno hermano (Sydney, luego actor y productor) malvivían con su madre, una comedianta de papeles raleados, víctima de la sífilis.

Él la adoraba, y es a ella, ya fallecida, que se dirige cuando lanza su vibrante discurso de rebelde barbero judío en El gran dictador.

Detrás de cada escena con la que Chaplin nos divierte o conmueve, se gastó mucho, muchísimo celuloide. Se lo pudo permitir antes y después de tener Estudio propio.

Tal como reflejan los fotogramas de esa joya documental (emitida hace más de 20 años por TV2) titulada El Chaplin desconocido, era un fantástico improvisador, perfeccionista y a menudo exigente hasta la crueldad con técnicos y actores.

Repasando la Historia del Cine encontramos en otros grandes creadores la misma impronta; marca de fábrica en los elegidos de un arte industrial.

Fuera de estas joyas de la cultura contemporánea que nos dejó Chaplin, poco queda hoy del cine mudo para el gran público y los espíritus sensitivos.

En el género, conservamos buen recuerdo de Buster Keaton, desde luego. Pero el enfoque humano en la obra de Chaplin rebasó la de este otro talento; ya alcohólico y decadente, en la época que nuestro hombre debió emigrar a Europa tras ser enjuiciado, públicamente escarnecido y vetadas sus películas en la América grotesca del senador MacCarthy.

Hay gestos, miradas y actitudes de Charlot frente a la vida, que nos conmueven con la intensidad de medio siglo atrás, cuando los grandes desafíos del porvenir adulto semejaban remotos.
Su soledad navideña en La quimera del oro, cuando queda esperando en vano con la mesa puesta y las velitas que se van consumiendo, mientras los buscadores de oro y sus casquivanas mujeres celebran la Navidad en el pueblo; o la fabulosa danza de los panecillos, un prodigio de habilidad e imaginación. La sonrisa a media asta mordiendo el clavel ante la cieguita -curada gracias a su anónima ayuda- que al fin termina reconociéndole, en la escena más conmovedora de Luces de ciudad. La ternura del vagabundo íntegro y lleno de coraje amparando al chico Jackie Coogan. Y muchos, muchísimos otros, multiplicados por la mirada viva o el recuerdo de sus películas, acompañando nuestros mejores sueños.

Los que alejan las pesadillas.

Son aquellos que dan a nuestras arrugas de hoy el color de la difícil sonrisa, y ¿por qué no?, el fruto de alguna lágrima.

A treinta años de su desaparición física. Charlot sigue con nosotros. Lo guardamos en los estuches, los libros y en el fondo del alma.
Creo que siempre estará ahí, acompañando las emociones y esperanzas de los seres humanos; generación tras generación.

Cómo debe ser y manda el sentimiento.









CHARLOT

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domingo, 23 de diciembre de 2007

EL NACIONALISMO, LA ESQUIZOFRENIA Y LA CULTURA

El vínculo establecido entre el sentimiento y la patología con el nacionalismo, nos llega este domingo por la vía de Álex Sálmon, en El Mundo.

"Cataluña es un territorio normal con muchas gotas de esquizofrenia. Cuando utilizo el término lo hago con total respeto a los que tienen la desgracia de padecer esta enfermedad y entendiendo que esta se trata de un desdoblamiento de la personalidad con grados diversos de alucinaciones. Lo hago con la tranquilidad absoluta de del que se enfrenta a un problerma asumido por muchos y con el que convivimos a pesar de las grandes discrepancias".

El párrafo abunda en contradicciones que retornan como un búmerang sobre este ejecutivo regional de Pedro J. Ramírez.

Con los esquizofrénicos no se discrepa. Sálmon refiere la existencia de muchas gotas de esquizofrenia en nuestro cuerpo social. Pero la esquizofrenia es lo menos parecido al colutorio, el aceite, la salsa; o puestos a escarbar en el significado del insulto, el veneno. De manera que el goteo vendría a ser más propio del tormento chino destinado a quebrar la voluntad del prisionero, que de una grave enfermedad mental.

Las alucinaciones de un esquizofrénico (en cualquiera de sus tres vertientes: la catatonia, la paranoia o la hebefrenia) requieren tratamiento psiquiátrico de severo control, constante administración de psicofármacos, y a menudo periodos de internación. Otra cosa es el factor esquizoide, de frecuente pulsión en la naturaleza humana.

La esquizofrenia es cosa muy seria. Jugar literariamente con ella es posible; aunque en ciertos casos resulta muy ofensivo e inconveniente. Sobre todo cuando padecemos agresiones como ésta.

¿Qué grado de este enajenante mal nos diagnostica alguien que, siendo catalán de origen se siente más español que otra cosa?

Advierto que tiene tanto derecho a ello, como la mayoría de los catalanes el sentirnos menos españoles al uso, de lo que algunos quisieran.

Yo, por ejemplo, no me atrevería a diagnosticar la esquizofrenia en el señor Sálmon. A lo sumo, parece afectado por algunas fobias que le tornan obsesivo con un tema recurrente. Lo mismo le sucede a Arcadi Espada.

La común veta profesional de estos señores es la guerra declarada al catalanismo desde la acera españonista.

Ambos son columnistas -en grado quinto- de una hoja que respeto muy poco. Por supuesto, Sálmon no es exactamente Espada, ni yo me parezco a ellos. En principio por que me siento más catalán; luego, tampoco rindo pleitesía a señor alguno. Edito mis libros y respiro el aire fresco de un Blog desde el que critico sin faltarle a nadie.

No redacto en mi lengua -pese a utilizarla a diario desde hace muchos años- por falta de tiempo y circunstancias del pasado. Ya lo expliqué en detalle. Pero nada me agradaría más que los compatriotas de mi "pequeño país" llegaran a traducirme algún día.

Vuelvo a los afanes de Sálmon.

¿Es este brutal ataque al nacionalismo catalán, profesado en diversos grados por la población vernácula, una muestra de análisis objetivo, o más bien de odio intolerante y por lo tanto antidemocrático?

En lo único que puedo coincidir con el articulista, es en nuestro bajo grado de instrucción. Si el del castellano es inferior al catalán, lo será levemente. Al fallar los contenidos, falla el idioma que los transmite. Como los nuestros son dos, renquean ambos. El desarrollo de cualquier lengua requiere un permanente ejercicio. Sin él, se debilita en forma irremisible.

El reciente informe sobre nuestra calidad de enseñanza afecta a todo el Estado y sus lenguas.

Ante todo acuerdo con la inmersión lingüística, asunto que deplora Sálmon. Aún hoy, tras años de practicarla, el uso oral y escrito del catalán presenta deficiencias superiores a la del castellano. Las razones son muchas. La que destaca, reuniéndolas casi todas, es la abrumadora superioridad de la presencia netamente española en los medios orales y escritos.

¿Puede negarse el trascendente factor?

El patrón del señor Sálmon- nótese que no utilizo el arcaico y odioso"amo" en la voz catalana, pese a que el término hallaría para el caso gran exactitud- publicó ayer un interesante artículo del señor Henry Kamen -historiador y articulista en lengua inglesa- sobre el estado de nuestra cultura, centrándose en la ausencia de verdadera crítica literaria, destinada a formar una elite competente.

El sectarismo está en todas partes y no es una enfermedad exclusivamente nacional. Comporta una forma de incomprensión de la realidad, con base más emocional que cultural.

Ayer, en La Noria, un comentarista deportivo que colabora en la COPE definía a Jiménez Losantos -el gran amigo de Ramírez y enemigo jurado de Catalunya- como el periodista mejor formado e informado.

Se refería a la cultura, obviando el factor emocional, que convierte al aludido en el profesional más deformado entre los hoy mediáticos.

No hay cultura verdadera sin un equilibrio emocional que respete la opinión ajena, criticando desde la templanza, los comportamientos ajustados a la Ley con los que se discrepe.

Las ofensas y agresiones varias practicadas por el periodista estrella de la COPE y otros desde el hegemonismo español contra el nacionalismo peninsular, favorecen en realidad lo que declaran combatir. ETA no es una banda criminal financiada desde el exterior, como han sugerido los que montaron la idea del burdo complot para descabalgar del poder al PP. La hidra del terror se alimenta del odio de los contrarios, más que de las diferencias nacionales esgrimidas por muchos vascos.

Retorno con espíritu didáctico a los sectarios encuadrados en el Estado de Derecho, tan poco avenidos a reconocer los nuestros.

La constelación de fobias en cualquier sujeto cultivado le priva de la temperancia, neutralizando la eficacia de lo que aprendió, sin internalizar (aquí sí cabe el término, tan mal utilizado por Solbes en relación con nosotros y el valor del €uro) del todo sus valores y uso correcto.

El resultado es paranoia pura, motorizada por el componente sádico, habitual en los delirios de grandeza y la constelación de amenazas que lo circunda.

El tono escéptico que emplea Sálmon roza ese extremo. Al final, remite la supuesta pugna entre el catalán y el castellano, "a una cuestión intelectual".

La cuestión intelectual es una parte del introito. La otra, nace del sentimiento. Se lo dijo Artur Mas a Bono, respetando su nacionalismo español cuando el último le trató de comadrón, ninguneando nuestro real interés en el Estatut.

La verdad, es que pocos escritores -periodistas o no- hablan hoy de sentimientos.

El auge actual de Borges -que no era precisamente un sentimental- refleja el verdadero estado de la cultura actual. Consistente en que la forma subroga y asfixia el fondo, necesariamente humano del valor cultural.

Éste es uno de los grandes fallos temáticos que neutralizan parte de los impresionantes avances científicos acelerando la comunicación y su impulso globalizador.

Álex Sálmon, alejado de cualquier enfoque sentimental, prefiere emplear sin ningún pudor ni escrúpulo la esquizofrenia. Terrible flagelo del que lo padece y su entorno.
Olvida así, que un arma arrojadiza puede transformarse en búmerang cuando se confunde el valor de los seres humanos y la singularidad de los pueblos que ellos conforman, con una enfermedad.




sábado, 22 de diciembre de 2007

Gobierno vs. Iglesia: De Kirchner a Perón

Gobierno vs. Iglesia: De Kirchner a Perón

Este otro (medio) capítulo, corresponde al segundo tomo de Perón. Luz y Sombras. La dictadura populista (1946-1955). Se ocupa de reseñar sus batallas con la Iglesia en medio de una seria crisis que a la postre lo descabalgaría del poder.

A comienzos del año que finaliza, Mainhard lo publicó en la edición impresa de su revista Edición I.

viernes, 21 de diciembre de 2007

DEL POZO

"Hubo una vez un periodista contestatario que entregaba su pluma a los humildes.
Era Ráúl del Pozo. De argumentos hábiles y una sinceridad a flor de piel, terminó sus días en el trasero del diario El Mundo."
Más o menos así rezará el obituario de este arrepentido. Al no pecar de adivinos y desear sinceramente que viva muchos años, privamos al imaginario de su fecha.
Del Pozo fue de izquierdas la mayor parte de su vida. En los últimos tiempos ya venía dando muestras de un giro a la derecha, acorde con el del PSOE de González. Su desencanto ante la corrupción de sus dos últimos gobiernos y los crímenes del GAL, le arrimaron a la estrella ascendente de José María Aznar. Con él conservó distancias, que ahora coinciden gracias a los oficios del director de El Mundo, y la consideración manifiesta que viene realizando el jefe de su pluma.
Horas atrás, en diálogo con Jiménez Losantos, admitió del Pozo -con cierto pesar teñido de nihilismo ante otro ejemplar del tortuoso sendero- su adscripción a las tesis de la derecha.
Aclaro usar los términos que administra el susodicho; no los que yo administro. Para mí, derechas o izquierdas son un referente del pasado. Creo en la mesura y el respeto en democracia, sin retacear críticas o autocríticas cuando caben.
En cualquier caso, admito que otros se manejen con la entelequia.
No sólo deploro que del Pozo se haya unido a la tribu de las folclóricas, rindiendo su pluma a Pedro J. Ramirez.
Se puede caer más bajo aún.
Hace unos días calificó al nacionalismo como un invento de mierda (atribuible a Zapatero).
"Aborrecemos a los nacionalistas del mismo modo que ellos nos detestan"-agregó este gitano de Cuenca.
Y héte aquí el fondo del abismo. Pues los gitanos fueron desde 1982, reconocidos como nación por la UNESCO, a instancias de Yul Brynner; gitano de verdadero talento y pura honra. La misma que supo lucir el extraordinario guitarrista de jazz Django Reindhart y lucen nuestras grandes figuras del arte flamenco. O catalanes como el popular Peret y los cultores de la Rumba Catalana, invento de un argentino, desarrollado por gitanos y payos.
De esa pura honra nacional integrada al mundo, carece del Pozo.
En buen romance, ser gitano le interesa apenas como anécdota, propia de un self made man de las letras.
Los catalanes, vascos y gallegos formamos parte de otras naciones, compatibles hasta hoy con España. Para nosotros, en particular, ser catalanes no es una anécdota para lucir en sociedad o estampar en los renglones.
Somos una nación. También existe la nación gitana. del Pozo la ignora. Si no la ignorase, tampoco podría ignorarnos a nosotros. Y menos aún aborrecernos.
Al igual que los gitanos, carecemos de Estado; a diferencia de ellos, contamos con un territorio.
Y estamos orgullosos de ser, permanecer y ampliar nuestras competencias. Los gitanos de nuestra tierra son catalanes. Otra nación que confunde su sangre con la nuestra.
Oriundos de la India y Egipto, este pueblo valeroso, nómade e itinerante, se instaló en Europa (aproximadamente hay diez millones) y el Continente Americano (dos y medio más), arracimándose en el norte y sur de España, Hungría, Rumania, Rusia y la Alemania comunitaria.
El hecho de llamar payos a los europeos de origen, proviene del término pagés, que justamente en Catalunya refiere actividades vinculadas al medio rural.
Esa es parte de la tradición que marcó la singularidad de los gitanos catalanes.
Hasta la mitad del Siglo XX, los gitanos itinerantes apenas sabían leer y escribir. La modernización no tardó en incorporarles a la cultura contemporánea.
No objeto que del Pozo se sienta gitano español. Pero su brutal ataque a las naciones que habitan este mapa, niega que otros gitanos se sientan catalanes (vascos o gallegos) y que nosotros estemos orgullosos de nuestra nación.
Ahora resulta que reemplaza al fallecido Francisco Umbral en la columna trasera de El Mundo.
El cementerio de los viejos elefantes es el premio a la subrogación de sus ideas sociales y el manifiesto vasallaje ante un poderoso involucionado. De paso, acomoda su vejez a un parné generoso; el que se destina a los mastines obedientes.
Dice el sujeto que somos unos nacionalistas de mierda fabricados por Zapatero. Nuestra nación lleva siglos existiendo. El poder de Zapatero y sus torpes maniobras procurando dividirnos, apenas cuatro años.
Si Franco no pudo con nuestro orgullo nacional, menos podrán aquellos que nos ofenden, menoscaban o pretenden timarnos.
Habrá que ver lo que duran del Pozo y sus deposiciones impresas encolumnadas en ese trasero.
Seguro que mucho menos que nosotros.

jueves, 20 de diciembre de 2007

GRETA. UNA ESTRELLA IRREPETIBLE

Ya colgué en el blog excelentes imágenes de You Tube sobre Garbo. Ahora pongo en post la cubierta de mi biografía. Está en las librerías. Dicen que hay textos eternos. No pretendo tanto. Pero éste, igual que el resto de los publicados, lleva algunos años en oferta.

GRETA GARBO.EL DOLOR DE LA ESFINGE

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LOS DIOSES TERRENOS

Segundo libro publicado con 16 biografías de actores y actrices de Hollywood en varios periodos.
Hoy circula por la red uno de los capítulos, pirateado por alguien que se guardó bien de revelar su identidad. Es el de Barbara Stanwyck. El tratamiento sigue las líneas trazadas en mis restantes trabajos. Es un texto que se mantiene en cartelera (al igual que Clark Gable. La corona del Rey) sin que sus editores me rindan cuentas. Es vergonzoso y en principio denunciable. Y eso haré.

LA PIEL DE LOS DIOSES

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UNA CRÍTICA JUSTICIERA

Es la del escritor Henry Kamen, en un artículo que ayer publicó El Mundo, bajo el título de El colapso de la cultura.

La hubiese reseñado ayer si otros menesteres y la hora del descanso no hubieran demorado su lectura final. El periódico aludido no está entre mis hojas de prensa favoritas. El € gastado se debió a una nota sobre Mas y su intervención en el programa de Milá; retaceada en otros medios impresos por causa de su horario de emisión (coincidente con la puesta en página de las ediciones; hecho que manifiesta la doble jugada gubernamental).

En opinión de Kamen -autor de Los desheredados. España y la huella del exilio- "la cultura y la civilización están amenazadas, sin una concienciación literaria de calidad".

Centrando su mensaje en la crítica literaria actual, la retrata palmariamente.

"En los pocos casos de España donde se publican reseñas, éstas son breves textos sin ninguna pretensión de calidad, dedicadas principalmente a obras de ficción del mercado peninsular. En algunos casos, como se demasiado bien por mi propia experiencia directa, los reseñadores no se leen siquiera los libros que les han encargado reseñar. Simplemente se inventan un texto rápido para llenar el espacio requerido. De esta forma, las personas que tienen el deber de fomentar la cultura, educándonos en las ideas y logros de los más recientes estudios, dejan de hacerlo y, por lo tanto son responsables de la ignorancia cultural que se encuentra en muchos sectores de la elite.
Una buena reseña, especialmente de un libro con tesis sugestivas en el campo de la política, la medicina, o disciplinas creativas como sociología, historia, arte o letras, puede informar nuestras mentes y enriquecer nuestro entendimiento (...)Una buena publicación literaria sirve para cultivar a la elite. Ayuda que avance la civilización".

En algunos post intervine sobre el tema, haciendo referencia al silencio o los susurros poco útiles que han acompañado, desde el primero hasta el último de mis ensayos. No fueron unánimes. Pero casi. De vez en cuando salta alguien declarándose electrizado por la seriedad de mi información y la forma de vertirla en el cazo.

A propósito, vale una anécdota. Giré el último tomo de Perón a varios periódicos y revistas literarias. Conozco el paño, pero era mi deber como editor realizar el trámite.

Aquí, el silencio de ultratumba lo quebró justamente Pedro J. Ramírez (patrón del periódico que publica la lúcida advertencia de Kamen), copiándome la estructura del capítulo que escenifica una pesadilla de Perón, para adaptarlo a una farragosa moraleja navideña, destinada al juez Del Olmo.

Fue hace casi un año (el 24/12/06). Está en las hemerotecas y por lo tanto quién desee puede comparar el original con esta mal inspirada copia, no pasible de denuncia judicial por tratarse de tomar prestados (aunque sin permiso, y lo que es peor, valiéndose de mi gentileza) retazos de la inspiración ajena.

Seguramente, el aludido mogul de la prensa escrita se sintió reflejado en mi análisis sobre un ególatra. Perón lo era; tanto como el Charles Foster Kane de Welles, su modelo original (William Randolph Hearst) y todo sujeto autoritario.

Pues no se copia a quién se admira o reconoce, sino al que -reconociéndosele acierto- se odia por sobre otra consideración.

¡Qué aguijoneantes serán las culpas del poderoso señor cuando los renglones de un humilde desconocido promueven semejante reacción!

Tal vez la sagacidad ajena resulte amenazante, y el giro de un texto analítico promueva en el ególatra el sangrado de esa honda llaga que nunca cicatriza.

Procuro que las mías, proporcionales a mi falta de ambición de poder, lo hagan.

Por eso escribo lo que otros copian en este desierto cultural, al amparo del desinterés público y el consiguiente arbitrio, para proyectarlo sobre cualquier señal de amenaza.



miércoles, 19 de diciembre de 2007

LAS RESPUESTAS CLARAS

Las de ayer fueron plausibles. Javier Arenas no es uno de los trogloditas del PP. De manera que el diálogo con Ana Blanco y sus respuestas a los asistentes funcionaron dentro del buen rollo. De no mediar la fuerte entronización de Chávez en el Sur, sería candidato para el relevo.

En cuanto a Artur Mas, demostró una vez más su gran categoría política y charmé personal. Lorenzo Milá y la gente quedaron encantados con él. Repuestas, seguras y puntuales, sin las rebarbas que incordian en tantos políticos, proyectaron una posición cada vez más entradora hacia un electorado disconforme con las temulencias del Tripartit y nuestro colapso vial o ferroviario.

Muy distendido, bromeó Artur sobre lo que en Catalunya lleva significando ganar elecciones. La ruptura unilateral del pacto de caballeros que Rodríguez Zapatero, en nombre del Gobierno y el PSOE, estableció con él, asegurándole que el triunfo de la primera minoría sería respetado, prueba claramente que el candidato de CIU no trató con un caballero, sino con un político de provincias, elevado a la presidencia por imperio de circunstancias, promovidas durante el segundo mandato de Aznar, por el entonces Presidente español y sus halcones partidarios.

En realidad Madrid siempre ha considerado que los catalanes somos los provincianos con delirios de grandeza, aunque nunca tuvieron nuestra cohesión nacional ni un estadista del talento, el honor y la fineza de Jordi Pujol.

Lo dicen las hemerotecas, no yo.

Ahora, observando a Mas en Tengo una pregunta para usted, resulta imposible no comparar, otra vez, las bellas artes de la política con el mercadeo. Cuando se va sobrado de capacidad y se tienen claros los objetivos, la admisión de errores y cortedades del pasado reciente son compatibles con la mención de aciertos en los rivales políticos.
Ante el desafío de un concurrente, la respuesta no se hizo esperar.

Los barones del PSOE están cerrados a cal y canto en tales menesteres.

En dicho campo, las diferencias de saber encajar confusiones como la de "Durán i Mas" -hechas por un participante- transformándolas en una broma ("estamos juntos, pero no tanto") que marca alguna comprensible distancia entre convergentes y unionistas; o definir con precisión porcentajes ("las dos terceras partes") que justificarían una campaña independentista, considerando la voluntad de los catalanes que no adhieren a esta fórmula, despejan cualquier duda sobre la estrategia inclusiva aunque combativa y alerta, de cara a las frecuentes dejaciones de Madrid.

Problemas como el de la inmigración, su planificación y contraprestaciones, la política educativa y el bilingüismo, fueron desgranados con claridad uno a uno. También la actitud futura hacia el PP, libre de todo prejuicio si nos otorga potestad en pactos muy concretos. Sabemos que la formación gobernante (y su sucursal vernácula) no se cortan ante cualquier conveniencia.

Sobran los ejemplos.

Repasando las alternativas de esta comparecencia, no puedo dejar de pensar en el desastre estanquero propiciado por Carod Rovira en el mismo espacio.
Algaradas por un lado, fraternidades poco conducentes por el otro.

Justamente fue ERC, quien objetivamente coincidió en su rechazo con el PP, en cuestiones tan importantes como Estatut y la Memoria Histórica. Los extremos se tocan pese a no coincidir en apariencia. El sectarismo y los complementos viven un secreto romance en los ámbitos del Metro.

Así les va.

Si hay algo que nos hará avanzar en la propia decisión, es la tolerancia y una estrategia de inclusión, dentro de las fronteras que demarcan "nuestro pequeño país".

En realidad es menos pequeño de que que pueda pensarse. Si entre nosotros hay políticos capaces, eso quiere decir que la inteligencia y el sentimiento decisivo, están aquí.

Aunque las cadenas oficiales los programen a horas que no destinan a los suyos, para quitarnos el sueño una vez más.






LA DICTADURA POPULISTA

El segundo tomo de esta saga política y social, acompañada por mieses de breve curso y una tragedia incesante, insumió arduas labores de confección. Nuevos viajes a Buenos aires, lecturas constantes e ideas mezcladas con el paisaje de Catalunya, rematadas por algunos tangos en el CD de mis caballos mecánicos, acompañaron los nuevos renglones de esta segunda parte.

Si en la primera describí la Argentina que desconocí, hasta la que quedó a dos años de distancia de mi desembarco familiar, con cuatro años y desde el barrio de la Sagrada Familia, en esta segunda parte pude narrar con ciertos conocimientos de causa y hechos.

Algunos amigos señalaban un cambio en mi tratamiento de Perón.

"Te volviste antiperonista de golpe"- dijeron.

Nada de eso. Ya en los últimos cinco capítulos de la primer entrega describo a un hombre trastornado por la ambición y la creciente cercanía del poder absoluto.

Si en los capítulos que despegan con su nacimiento e infancia van apareciendo signos de misticismo y rasgos totalitarios entreverados con el paternalismo y una cierta idea de justicia social, promediando el texto se ve venir lo que ocurrirá en la segunda entrega.

El líder populista se lleva mal con la democracia. En realidad su democracia era democratizar las clases controlando el panorama mediante el empleo de la fuerza, y las prebendas.

El control de los medios y la subordinación de la CGT, fueron el pivote de su dictadura. Los salarios generosos, en parte erosionados por la inflación constante, y el respaldo de la laboriosa y paranoica Eva -segunda consorte de breve e intensa vida- desempeñaron un papel central en la consolidación relativa de un poder, apenas compatible con la división de los tres poderes y una cierta libertad política, jaqueada además por constantes amenazas.

Si me preguntáis quién me influyó en el enfoque del mando político que practicó el ambicioso militar, diré que soy hijo de Shakespeare. No es que haya citas del autor encabezando cada capítulo y eso lo expliqué. En realidad me influyó la atmósfera de sus tragedias de poder. Las de Macbeth, Lear y Julio César.
Otra influencia no confesada es la de Dashiell Hammett. Sus atmósferas rudas y violentas no exentas de ironía, me ponen en forma.

Salvando algún crítico o escritor que realmente lee a fondo (por ejemplo César Vidal. Sí, el mismo), pocos captaron el drama. Lo siento por ellos. Yo estoy muy seguro de lo que hago. Creo, además, que ante el desastre cultural que nos agobia desde hace ya demasiado tiempo, se ha perdido el gusto por aprender y sentir.

¿Qué mis textos llevan demasiada información? Pues no. Sólo la necesaria. Y es muy escogida. De la gente que retrato no me interesa si cambiaban el número del teléfono, padecían hemorroides o sacaban cuatro veces por día a cagar al perro. No selecciono cualquier cosa.

Hace cuarenta años que nuestros críticos viven de García Márquez, Borges y Vargas Llosa.

Mencionan a otros, pero ellos fueron.

El primero y el último ya no tienen nada que decir. El del medio dijo. Y no es que los de ahora digan mucho.

Entonces, cuando llega alguien y hace algo diferente, los criticos no lo ven y los colegas finjen no verlo. Es como si dotasen a uno del don (no buscado) de la invisibilidad. Otros más taimados te roban. Te saquean palabras, o de una frase tuya hacen un título que no sirve para nada.
Ayer leo que un tal Rodrigo Fresán (argentino de profesión) hace prólogos a medida. Si te dedicas a eso eres un pelota, y los pelotas pelotean a los coleguis. Le pagan las editoriales para que lo haga. Hace poco integró el jurado literario que premió a un fascista y miserable que conozco muy bien.
Para eso sirven.

Comento todo esto en medio de una sonrisa mientras me cebo unos mates (las costumbres se arraigan como la enredadera). Sin embargo es para llorar si piensas en el porvenir de la literatura.

Por ahora consigo divertirme con mis obsesiones. Por eso escribo, diseño e imprimo mis obras.
Antes de dar un npaso me lo pienso diez veces y otras diez lo corrijo. Chaplin hacía eso. Tenía el desarrollo de la industria del cine a su favor. Orson Welles en contra. A nosotros nos vapulean la Tramontana y el Mestral.
E igual avanzamos.


PERÓN. LUZ Y SOMBRAS. LA DICTADURA POPULISTA (1946-1955)

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EL PRIMER VOLUMEN DE UNA TRILOGÍA

Se publicó en el 2004.
El esfuerzo se había emprendido en 1998, año en el que empecé a esbozar el trabajo mientras recogía abundante documentación. Meses después, tras 18 años de ausencia, viajé a Buenos Aires. Volví impresionado por la transformación de la sociedad argentina. La economía estaba dolarizada y el menor consumo nos vaciaba el bolsillo. Pero entonces la vida cotidiana para ellos resultaba carísima a tenor de sueldos muy bajos, y para nosotros aquí no tanto. Además, y esto era lo importante, la clase media, ese cojin social que amortigua parte de las desigualdades, estaba en plena caída libre.

O muy ricos o muy pobres era lo que se veía por doquier. La última especie era la más abundante. De bote pronto se te cruzaba alguien pidiéndote un dólar. Claro. No era nada. La propina del café que hoy menciona tan insensatamente Pedro Solbes.

El centro capitalino no debió esperar la crísis brutal del 2001 para manifestarse con brutalidad. Ya entonces estaba destruido, con las aceras rotas y sucias, junto a edificios semiderruidos y vallados, con ratas entrando y saliendo como Perico por su casa. La Avenida de Mayo, antaño emporio español de teatro y fandangos, era peligrosa al caer la noche. Igual aspecto desvelaba Lavalle, la calle de cines y estrenos, donde ciertos templos religiosos y la prostitución compartían aceras.

Hablo del casco céntrico, a pocas calles de la Casa Rosada.

Aquél era otro país. No el que yo amé, conocí y en ocasiones supe padecer por causa de sus crueles militares.

Éstos ya no mandaban ni asomaban la nariz por ninguna parte. Una nueva oligarquía política, extremadamente corrompida manejaba el país a su antojo, con mayoría congresual y el respaldo de los muy ricos... y los muy pobres...

La miseria afectaba a bandadas de críos que entraban en las confiterías pidiendo algo que comer o algunas monedas. Los atracos estaban a la orden del día y las casas y comercios (capitalinos o provinciales) lucían gruesas rejas en previsión de robos; que en casi todos los casos eran (y siguen siendo) violentos.

Recuerdo que ese invierno de un frío austral de campeonato, divisé entre la llovizna de aguanieve a una familia entera cargando críos pequeños y enseres en un carro del supermercado, en medio del viento helado. Era una escena digna de Siberia en tiempos de los Zares o Stalin.

Mis amigos del ayer estaban resignados a decaer sin remisión. Todos me veían joven y lozano. El hecho despertaba en mí un cierto complejo de culpa. Había vuelto a Barcelona después de crecer y madurar allí durante 33 largos años. Pero a su país debía mi cultura; menor que la de algunos aunque mayor que la de varios; allá y aquí.

De haber permanecido en Buenos Aires todos esos años, las dificultades de todo orden me hubiesen agriado la pluma y el ánimo. Les dije que hacer una trilogía sobre Perón y el país era devolverles parte de lo que me habían dado, ilustrando de paso a mis compatriotas en los azares y tragedias de una historia que ellos conocen muy poco.

No pareció interesarles mucho mi filosofía, ni a ellos su pasado. Podía más la desazón.

La esperanza de muchos era entonces votar a la Alianza de peronistas de izquierda y radicales del ex Presidente Alfonsín, contra el menemismo, que gobernaba desde hacía ya diez años y había restado identidad al ser nacional; a base de vender las riquezas del país por dos chavos y enriquecerse junto a la mafia partidaria.

Nadie imaginaba que aquella coalición desplazaría a la pandilla de Menem sin cambiar la debacle inevitable de una economía desindustrializada en extremo, e impedida de exportar por los altos costes que deparaba la convertibilidad.

Resignado ante los cambios, me centré en mi obsesión literaria y su personaje central.

Ya he relatado en el Blog mi feliz encuentro con el hijo del coronel Mercante, y las fructíferas charlas durante aquel viaje y cinco de los seis subsiguientes. Por otra parte, mis visitas diarias a las famosas librerías porteñas fueron recompensadas por la obtención de ejemplares valiosísimos. Ya entonces muchas bibliotecas privadas habían sido saldadas a los libreros. Las firmas y autógrafos en los viejos ejemplares me remitían al cementerio. Nadie que estuviese vivo se hubiera desprendido de aquellos tesoros.

Volví a Barcelona muy conturbado; aunque con 500 libros fletados mediante un cargo sangrado en dólares.

Durante mi larga estancia en la Argentina ya había leído parte de lo que ahora volvía a mis manos. Pero era un material imprescindible para repasarlo a fondo y escribir con fundamento. Al mismo agregaba modernos estudios sobre el peronismo y las previas épocas del país.

Tras muchos avatares (también narrados en algún post), pude editar este primer tomo.

A cada página impresa (son 673 de 42 renglones cada una) corresponden 10 echadas al canasto. La arquitectura de esta biografía constituyó una labor ardua y apasionante.

Durante muchas noches he soñado con renglones que iba llenando uno a uno. Creo que una parte de esos sueños llenos de palabras y conceptos evocadores fueron vertidos en la obra.

Los que leyeron los dos tomos publicados hasta hoy, dicen que la labor no tiene precio. Y tienen razón. Nada ni nadie podrá pagar este esfuerzo. Y eso es algo que me enorgullece, pues no lo hice pensando en el dinero. En el fondo fue un repaso de mi vida en otra tierra: la que acogió nuestra pobreza espartana de inmigrantes una tarde de junio, en 1948.

Hay collonades que son lo que son por lo que valen en sí mismas.

Creo que ésta mereció la pena.


PERÓN. LUZ Y SOMBRAS. LOS COLORES DEL CIELO (1893-1946)

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martes, 18 de diciembre de 2007

LAS DAMAS DEL REY

El título mezcla a dos damas íntimamente vinculadas a él y otra que lo hizo sólo en la pantalla.
Con Joan Crawford hubo una relación intermitente desde 1931, interrumpida desde 1936 hasta 1942, cuando falleció Lombard. Podemos hablar de complicidad y un gran atractivo sexual entre dos almas poco sentimentales; aunque con gran sentido de la camaradería.
No obstante, fue Crawford, junto a Jean Harlow, una de las dos grandes hembras de Gable en algunas cintas casi memorables.
El poder de la MGM en el cénito de su poderío lo hicieron posible.
En la cumbre de la fama hizo el mejor y más eléctrico truhán de la historia del cine norteamericano. Entre Clark y Vivien Leigh mandaba una cierta repulsión. Ella se quejó del aroma que desprendían sus dientes postizos. Él detestaba a las divas inglesas del cine; demasiado remilgadas y frías para su gusto. En 1946 lo manifestó de nuevo con Greer Garson al rodar Aventura. Y ella con él.
La instantánea que lo proyecta junto a Carole Lombard no representa la época del romance verdadero. En 1932, apenas hubo un leve revolcón durante el rodaje de Casada por azar.

GABLE & CAROLE LOMBARD

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ESCARLATA O HARA Y RHETT BUTLER

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GABLE Y JOAN CRAWFORD

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EL PRIMERO DE LA LISTA

Fue Gable. Aclaremos, no constituyó el primer icono abordado y desmenuzado. En realidad ya había escrito dos años antes el primer tomo de Perón. Luz y Sombras, cuando su biografía se editó en España.
Abordar el personaje resultó interesante por su calidad estelar, vinculada al público de varias décadas; y también al autorizar una exploración del ambiente de Hollywood en esa época. Sobre todo las alternativas de la Metro Goldwyn Mayer, y los vientos favorables del azar sobre un chaval de Ohio que había perdido a su madre poco después de nacer.
Gable venció la tiranía de un padre rudo, machista y aficionado al alcohol, al precio de ser otro machista de iguales vicios. La presencia de una madrastra joven y bella le aliviaron la carga de un hogar hostil, inclinándole luego a camelar matronas maduras.
De feas orejas y mala dentadura, llegó a triunfar gracias en parte a esas mujeres, corporizadas en dos primeras esposas que le adiestraron, financiando con mimos y dinero el despegue de una fabulosa carrera estelar.
Su estilo rudo cuajó en la MGM en momentos que la depresión económica y la zozobra social alejaba del público fremenino a los galanes románticos y dulzones.
Clark era rudo y primitivo, pero justamente esa tosquedad requería la trágica instancia. Su indudable atractivo ante la cámara y los oficios estelares del Estudio aquél, hicieron el resto.
Mi texto no es sádico ni se solaza en las limitaciones de un hombre bastante desdichado. Gable llevaba encima la doble suerte del triunfo y la autodestrucción.
Su legendario romance con Carole Lombard y la temprana muerte de ella en un accidente de aviación acentuaron esta última. Entre medio ganó un Oscar y llegó a la cumbre con Lo que el viento se llevó.
Mi texto explora sus romances y los pleitos con Mayer, a la vez que analiza a fondo su comportamiento en los asuntos del corazón.
Algunos dicen que es un clásico.
Vuelvo a decir que me interesan las personas. Todos navegamos entre los sueños y la realidad, embastando errores y aciertos. Por lo general en el fiel de la balanza mandan los primeros. Hay sueños que comportan un error vital de elección, para quien no los digiere con alguna templanza una vez realizados. Pocos consiguen hacerlo. El pasaporte casi nunca conduce al paraíso sino al opuesto.
Gable quería triunfar a toda costa y lo consiguió; al precio de morir con sesenta años y un organismo exhausto. Por fortuna nos dejó algunas labores de valor. Consistieron en reflejar, con alguna alquimia proporcionada por buenos guionistas, directores y compañeros de fatiga, algunos comportamiento que le reflejaban en alguna forma.
Ese fue y sigue siendo el estrellato en el cine.
Explorar la naturaleza de una vida significa determinar con cierta exactitud, cuatro elementos, que son, a la postre imprescindibles si se procura lograr una obra más o menos redonda: el dónde, el cómo, el cuándo, y sobre todo el porqué.
Creo que conforman la potestad de todo buen escritor balancear estos factores.
Me dirán ustedes que es y será difícil reunir tanta virtud.
Seguro. Pero hay que intentarlo.

LA CORONA DEL REY.

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LAS RAZONES DE UN TEXTO

Me interesan las vidas. En especial la de aquellos que viven de la apariencia. Los actores del cine, la política o cualquier función pública hacen de su oficio una apariencia. En ello estoy curtido. Vendiendo en la calle desde los 12 años, conozco a fondo las artes de la representación.
En Close Up. Vidas, estrellato y sexo en Hollywood retrato tres vidas de intérpretes: Gary Cooper, Joan Crawford y Ramón Novarro.
Desde la pantalla, los tres nos han fascinado, o aburrido en ocasiones.
El tratamiento, ya realizado en otros personajes, documentan sus películas reseñando a un tiempo la impresión que nos causaron a nosotros, y las circunstancias que ellos vivían entonces; partiendo de orígenes sociales diversos.
Llevo ya publicados cuatro textos sobre el medio y sus protagonistas, situándolo en la época de oro de los grandes Estudios.
La crítica les destinó elogios, pero en ningún caso destacó la urdiembre compleja que hizo de mi empeño un hecho diferenciador, respecto de otros biógrafos entregados al cine.
Cuando leo reseñas que abordan el tránsito de los viejos ídolos me encuentro -en general- con labores poco inspiradas.
Leed cualquier suplemento cultural o las revistas especializadas, y lo comprobaréis. Van sobrados de datos que se amontonan como pedruscos en el container; pinceladas de brocha gorda que intentan remedar el genio de Cezzane, Rubens, Modigliani, Frida Khalo o Picasso; machimbrados por fechas y manideros.
Los que editaron mis dos primeros textos (Clark Gable; La Piel de los Dioses) no entendían nada. La superficie de las cosas y el pegado de fotos procuran reemplazar el talento, sin suerte. Su apartado nacional de autores -encabezados por el editor- son el paradigma de la medianía.
El tratamiento literario del cine no viene siendo muy afortunado en los medios. Tampoco en los fondos editoriales. Creo que en mis empeños hay pasión, conocimiento y mucha sinceridad.
El interés por las personas desborda con creces la afición por el Séptimo Arte. En los tres intérpretes reseñados en Close Up he puesto lo que en todos mis libros.
Tengo referencias de los que edité. Los dos primeros se siguen vendiendo, sin que sus editores se dignen a brindarme cifras ni saldarlas.
Las imagino mirando el futuro, sin dejar de observar la cancelación que el desafortunado contrato firmado en su oportunidad, me autorice ediciones acordes con mi creatividad.
Close Up me pertenece por entero.
Os invito a leerlo.

CLOSE UP. VIDAS, ESTRELLATO Y SEXO EN HOLLYWOOD

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domingo, 16 de diciembre de 2007

EL DOLOR DE LA ESFINGE

La llamaban La Esfinge.

Mi trabajo sobre Garbo retrata su vida artística y la calidad de sus emociones. De paso capta la atmósfera sueca a comienzos del siglo XX, y la de América y la Metro Goldwyn Mayer desde su desembarco junto a Mauritz Stiller; su descubridor.

El tratamiento literario no descuida los libros originales de autores destacados, ni aquellos personajes históricos que dieron lugar a sus filmes; entre 1925 y 1941.

Si el objetivo de desplegar a un personaje es ante todo mostrar su alma, creo que mi ensayo sobre esta mujer, solitaria y enigmática; convertida por el cinematógrafo en una de las grandes leyendas del pasado, fue realizado.

En las páginas de You Tube que os destino en el precedente post, hallaréis muchas imágenes de Greta y hasta secuencias de sus películas, incluyendo los 9 minutos que han sobrevivido a la desaparición de "La mujer divina"; el único título (silente) de su filmografía extraviado hasta hoy.

También se exponen sus cortometrajes propagandísticos de la época en que era modelo de una gran tienda sueca; los de bañista cómica para un director de cortos, y algunas pruebas de cámara

destinados a películas que no abordó. También repasaréis trailers de la MGM, en los que asoma el magnetismo junto a los excelentes galanes y secundarios del Estudio; y hasta el registro de alguna vacación sueca.

Lo que resta, despunta en los pocos filmes editados en DVD, y en mi texto...



GRETA GARBO

YouTube - Broadcast Yourself.

JUAN PERÓN, EL ANTECEDENTE DE HUGO CHÁVEZ

He insertado en el precedente espacio una página que en imágenes reproduce, tras brindar algunos antecedentes históricos, la génesis culminante del peronismo en 1945.
Si os interesa el tema podéis ampliar conocimientos en los dos tomos que he escrito sobre el personaje y el país, documentando buena parte de sus alternativas durante el siglo pasado.
Los archivos del investigador Roberto Di Chiara y You Tube lo han hecho posible.

YouTube - Historia del peronismo - Genesis del 17 de octubre de 1945

YouTube - Historia del peronismo - Genesis del 17 de octubre de 1945

EL PODER DE LA INICIATIVA

Cualquier iniciativa nace de un impulso. Si es necesario a efectos prácticos, triunfa. Si no, demora su efectivización o se diluye.

En manos de los jueces de Estrasburgo está el derrotero de nuestra causa antiterrorista. No digo el destino final, pues el mismo pertenece a lo que palpita detrás de nuestras fronteras. Pero sí la efectividad del más inmediato.

Hasta ahora, la campaña antiterrorista conoció variantes de brutalidad (léase GAL). Pese al traspié de breve curso, el Estado y sus órganos de seguridad no han permanecido silenciosos ni inactivos durante el largo periodo. Se ha combatido el terror con gran decisión y de acuardo a la Ley. Prueba de ello es que una cúpula terrorista tras otra pueblan las cárceles. Pero nunca la sociedad de este territorio, regido por la democracia bajo el formato de una monarquía constitucional, ha llegado a un completo acuerdo acerca de la naturaleza del terror y la sistematización mediática de su combate.
La izquierda abertzale cuenta con votos en Euskadi. Si bien no todos sus votantes respaldan a ETA, sí lo hace la cúpula del sector; aunque parte de ella haya quedado fuera de juego por mandato judicial y condenas firmes. En cuanto al PNV, se observa su marcada resistencia a romper con los batasunos y sus sucedáneos. En especial, tras los cambios producidos en la jefatura del viejo partido nacionalista.

Divisiones regionales y el miedo soterrado a debatir pleitos de sangre que aún perviven en el inconsciente colectivo, trabaron el acuerdo absoluto repudiando a la banda terrorista.

Hoy un alto tribunal se hizo eco de reclamos por parte de sus colaterales políticas. Los mensajeros de la muerte protegen a su elite de asesinos escarbando en las contradicciones jurídicas del Estado de derecho. La ausencia de un debate en el seno de la sociedad las facilita. La insuficiencia crítica y cultural diluyen esfuerzos en ese sentido.

Reclamo iniciativas que superen lo hecho hasta hoy. Y de medios materiales que rebasen la barrera mediática que traba la información destinada a la sociedad. ¿Hablo de marketing?

¿Y por qué no? Es un medio útil, no en este caso para vender un producto, sino para despertar conciencias.

¿Por qué nuestros cineastas -sean jóvenes o menos- no historian el atávico miedo al miedo que nos posee? ¿Qué causa inmersa en el cenegal de nuestro pasado frena el que documentemos el historial de nuestros muertos y mutilados, partiendo de la vida y la muerte, o el dolor?

Seamos realistas. Eisenstein lo fue en El acorazado Potemkin. La escena de la cuna traqueteando escaleras abajo ccon su carga en peligro, o la carne agusanada en las bodegas destinadas al consumo de la tripulación, valen mil palabras. La rebelión de los marineros es un alzamiento contra la penuria y la muerte.

En nuestro caso el régimen político existe.

Cabe luego dinamizarlo.

No creo que sus señorías del alto tribunal europeo desestimasen los vivos testimonios escritos y orales de Irene Villa y sus prótesis, o el cuerpo yaciente de Miguel Ángel Blanco. Al efecto, no debemos retacearles las imágenes y voces que provocan nuestra sed de justicia, sujeta al escrupuloso respeto por la dignidad humana.

Documentemos el terror provocado sin temor alguno ante los encargados de juzgar, lejos de nuestro dolor, despejando de cualquier morbo o sensacionalismo el sufrimiento y la penuria de las víctimas y sus familiares. Recordemos mediante imágenes vivas y voces quebradas, el vía crucis de aquellos cautivos de ETA recuperados para la vida. O el sentimiento de los familiares que perdieron a los suyos en una edad congelada por el adiós brutal del fuego y la sangre derramada por asesinos.

La memoria sólo es útil si se ejercita a efectos inmediatos. Las víctimas mortales no pueden defenderse. A nosotros cabe reivindicar su memoria. Y también el impedir nuevas pérdidas, uniendo nuestro empeño a los que sobrevivieron y sus familias.

Ayer rehuíamos tratar en las charlas familiares y los institutos de enseñanza el tema de la Guerra Civil. Hoy sancionamos una Ley de Memoria Histórica en las Cortes. El tiempo no pasó en vano. En realidad nunca lo hace. Creo, independientemente de lo que lucubren aquellos que no compartieron esta ley, por su precariedad u otras razones, el alto valor que cobra invocar la revisión de algo que se dejó inconcluso durante décadas.

Cabe sin embargo explorar lo acontecido en las últimas. Determinando el talante de los que se oponen a que la nuestra sea una democracia avanzada, donde las naciones que nos habitan convivan como grupo de pertenencia.

Precisamos completos testimonios y reportajes exhaustivos de los desastres causados por estos restos salvajes de fascismo, para terminar de una buena vez con las sombras del pasado y las desigualdades del presente. Pues de una defensa incondicional de la vida se trata.

Las ideologías y tendencias valen, en la medida que consideren la incontrastable valía del ser humano por encima de cualquier consideración.

Lo demás sirve a las hemerotecas, y si me apuran al voto. Está bien y luce normal en democracia. Pero no es todo, sino una parte de la realidad.

El resto debe partir de nuestra iniciativa. Ella se nutre del impulso que le administran el sentimiento y la pasión por la verdad.

Para eso estamos.