Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

lunes, 31 de marzo de 2014

DEMOCRACIA O TOTALITARISMO; LA ETERNA DISYUNTIVA DE LOS SERES HUMANOS

  La vida, o la muerte en vida; esa es la cuestión


La internalización de la democracia, significa llevar a la consciencia de cada uno la pugna eterna que mora en nosotros entre el bien y el mal, resolviéndola en positivo sin temor alguno. Se llama autocrítica, y debiendo fundar hábito es la práctica más dificil del mundo, a tenor de lo frágiles que somos los seres humanos.
La resultante de la vida inteligente comporta aquello que nos paraliza para mal, y nos cambia para bien ante cada desafío existencial. En gran medida, todo depende de nuestra capacidad de elección, afirmada por la voluntad.
La lucha contra el miedo natural, que tan a menudo afecta a los seres humanos ante lo que de improviso se nos cruza en el camino, no finaliza jamás.
De ceder, una vez perdida la independencia de criterio, otros factores y gentes gobernarán el destino que no supimos edificar como debimos. De hecho, y aunque no lo admitamos, seremos tan luego nuestros propios déspotas, victimizando a otros en alianza con individuos de emociones semejantes.
Así, paso a paso, externalizaremos la compulsión irrefrenable del totalitarismo, elevándolo, por activa o pasiva a política de Estado.
Es la que hoy va sumando dramas sociales, entre víctimas, verdugos y resistentes, en la trágica Europa actual y otros lares.

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