Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 19 de marzo de 2014

MENSAJE GIRADO AL MURO FACEBOOK DE RODRIGO FRESÁN

Rodrigo Fresán en su salsa. Un sibilino oportunista y mediocre escritor

Señor:
De repente usted descubre que la mayor parte de lo que se imprime en materia literaria es fecal. De acuerdo. Lo que debe preguntarse es qué aportaron sus propios escritos y emprendimientos al arte que tanto dignifica de la boca para afuera. Le he leído varias veces sin que nada sea digno de comentar, salvo una suerte de obituario que redactó sobre el difunto Narciso Ibáñez Menta. Era gracioso y ocurrente, de verdad.
Creo que ud integra una generación light de calígrafos argentinos con gran sentido de la oportunidad. Viene a ser un legado tardío de la crisis nacional que devastó la sociedad local y su apartado cultural. Eso le valió introducirse en el putrefacto medio editorial hispano, tras hacerlo en casa.
Desde la chaise longue que supo conseguir su exportación, lanza ahora tronantes bramidos sobre la calidad y etc, sin respaldarla con mérito propio. Ni siquiera como alma mater de alguna colección, de insustancial destino. Aunque en realidad el género negro, que tanto le place, cuenta con su presencia activa de villano ad hoc. Para explicar lúcidamente la crisis de un medio hay que tener con qué. Usted, entre otras cosas, integró un jurado que premió a gentuza como Horacio Vázquez Rial, quien por fortuna "xa non xode", pese al responso que le hicieron recitar a Mariano Rajoy sobre el tipejo sus escribas de pago.
Le atrae, Fresan, es evidente, la negrura de las personas, no tanto sus renglones. Sobre todo, aquellas taras que las vinculan a la materia espiritual que administra por cuenta propia.
Llegados a este grado de insatisfacción con sigo mismo, seguramente determinado por las ventas escasas de lo que hace e imprime, se ha vuelto un crítico estridente y flamígero para lo que, en realidad, sucede desde hace treinta años, rebosantes de molicie cultural.
De poco le valdrá el tardío descubrimiento, forzado por sus circunstancias. Aquello que escriben, dicen o perpetran los mediocres, el tiempo y sus ácidos se encargan de borrarlo del mapa histórico.

Joan Benavent

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