Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 9 de marzo de 2014

DOS VISIONES DEL MUNDO DESDE EL NORTE Y EL SUR

   
La imagen que nos gusta. La del Pepe, cualquier otra sobra.

Sendos reportajes al vice USA Joe Biden y a Pepe Mujica, mandatario uruguayo, destacan hoy en la edición de "O Globo".
El contraste humano entre ambos personajes no puede ser más abismal. Biden es el político profesional que sirve desde años ha, sus propios intereses y los de un imperio norteño. Mujica, ex guerrillero tupamaro, hombre llano, humilde y con mucha cárcel, al de su pueblo desde el sur. Mientras el primero se permite criticar, desde el lujo del boato y el ceremonial que lo inviste, al gobierno venezolano, invocando derechos humanos que su país pisoteó en los cuatro continentes durante siglo y medio, cebándose en su patio trasero, el segundo, habiendo sufrido la opresión de esa terrible bota de hierro, a través de sus militares y oligarcas, vive con lo necesario, centrándose en que su tierra sea la del equilibrio social. 

El año pasado, la República Oriental del Uruguay sancionó leyes promoviendo el aborto, el matrimonio homosexual, y la libre venta de marihuana, restando así poder a las mafias de la droga, y las del aborto clandestino. Mujica reside en un chalecito de 45 metros cuadrados, su Renaut 4 es una antigualla con motor, acredita una solitaria escolta, donando el sueldo oficial a paliar las necesidades de los compatriotas más pobres. Su mensaje, señala la premura de adecuar en el mundo la vida de los ciudadanos a un consumo necesario, bien repartido, descartando el consumismo y la sed de fortuna que parecen regir desde hace años el comportamiento social en el mundo moderno, reforzando planes educativos, los restantes servicios públicos y el tiempo libre.
En cambio, para Biden, oligarca político y social de naturaleza contubernista y clientelar, lo esencial es restaurar la "democracia" en Venezuela. Lo demás, todo bien. Incluso el abrumador crecimiento de los homeless y la pobreza en su país. No lo dice en la entrevista, ni hace falta que lo haga. El tácito mensaje interesado le sale del alma, contaminando todo el resto de su faltante humanidad.

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