El
día que los españoles entiendan en su mayoría que el actual es un
gobierno de ocupación, títere de poderes extranjeros, comenzará a
desarrollarse el orgullo nacional. Equivaldrá a la tumba de los poderes
actuales y quienes defienden su discurso antipatriótico y parafascista.
Pero mientras eso no suceda, el país -incorrectamente definido como "desarrollado",
cuando el verdadero desarrollo de una nación depende de su equidad
social-, se hundirá sin remedio. Quizá sea preciso llegar a ese trágico
extremo, en vista de que lo acaecido desde hace tres años,
particularmenrte acelerado en los últimos dos y medio, no llega a
conmover la fibra ciudadana patriótica. El cuadro actual rezuma
purulencia y gran descomposición. Los parados se desesperan y los que
tienen trabajo temen perderlo. Esta verdadera escisión entre candidatos a
la mendicidad y quienes se aferran a sus pocos privilegios retrata la
tragedia actual de España y el sur europeo. No identificar al enemigo es
la consecuencia del miedo y la desorientación, fruto pasado de años
conformistas y desmemoriados. La clase política actual, de derecha a
izquierda, corresponde a ese previo estadio de inconsciencia o fuga de
la realidad. Por eso el centro y la derecha españoles concentran la
mayor organización política de representación "democrática",
naturalmente tramposa, y falsa de hecho. Las marchas actuales prolongan las
movilizaciones del 15M y son realmente positivas. Obran sin embargo como
válvula de escape a una indignación que abarca a los sectores más
tocados por las medidas criminales del gabinete Rajoy y su cavernaria
mayoría absoluta, resultado en votos de la mayor estafa perpetrada desde
1977/78, los de entrada en vigor de la madre de todas las estafas por
venir: la Transición. Urdiembre bastarda coronada por Franco y aceptada por la sociedad de
entonces. De aquellos polvos surgen estos lodos. Frase tópica aunque
ajustada como un guante a la presente realidad. La otra gran estafa fue la integración a
la UE y la posterior aceptación de la moneda asimétrica. Con la
unificación de 1990 emergió la Gran Alemania, y mediante ella no demoró en
asomar las garras el IV Reich. Desde hace años vengo escribiendo sobre
esta tragedia. Incluso vaticiné lo que haría Rajoy antes de que fuese elegido, habiendo capitulado Zapatero. En
mi blog hay pruebas de ese análisis.
No soy un profeta ni puedo adivinar si los
españoles, en su gran mayoría, van a reaccionar ante su virtual
autodestrucción. Pero si ya dos millones han emigrado (yo mismo lo hice por varias razones), no parece que este gobierno de ocupación y sus probables
sucesores vayan a reaccionar contra el veneno paneuropeísta. Porque de
eso mismo se trata. Terminar de una vez con un sueño imaginario que hoy es
pesadilla, y de pronóstico reservado. Me causa tristeza observar a
miembros de la izquierda postularse en las venideras elecciones
europeas. Desde Bruselas nada puede hacerse. Es una superestructura de
cerrojo blindado e infectada de lobystas, que sólo favorece a Berlín, el FMI & asociados.
Comporta sin duda otra fuente corruptora de parlamentarios locales de la izquierda social. Sin volver a la nación, depurando sus estructuras de Estado y reestructurando la deuda exterior espuria, bajo amenaza de romper el euro en pedazos, nada se moverá en España ni Europa. Una casa no se construye desde el techo o se plantan cimientos sobre arenas movedizas. Hay que hacerlo en terreno firme, ladrillo a ladrillo y sobre plano concienzudamente trazado.
Comporta sin duda otra fuente corruptora de parlamentarios locales de la izquierda social. Sin volver a la nación, depurando sus estructuras de Estado y reestructurando la deuda exterior espuria, bajo amenaza de romper el euro en pedazos, nada se moverá en España ni Europa. Una casa no se construye desde el techo o se plantan cimientos sobre arenas movedizas. Hay que hacerlo en terreno firme, ladrillo a ladrillo y sobre plano concienzudamente trazado.
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