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miércoles, 5 de marzo de 2014

DE MEDIOS, MÁRGENES Y CASTAS EN LA PIRÁMIDE


No importa que el nivel del discurso y tus textos sea excepcional. Para quienes intervienen en los medios escritos, orales y televisivos, remitirse a un muro en Face y espacio en Twitter, que reflejen formas de pensamiento independiente, son propias de un rango inferior. En ese ámbito público, como en otros, existen castas.
Les recuerdo a estos señores, generalmente mediocres y serviles, total o parcialmente al poder y sus patrocinadores de todos los ámbitos que, al menos en la España de hoy (o la de ayer y anteayer), no es un mérito la pertenencia a las márgenes derecha e izquierda del espectro cultural y mediático. La independencia de criterio y el genio visionario pertenecen a otras épocas, barridas por la derrota republicana, el franquismo y sus herederos.
A los de la derecha les cabe la servidumbre absoluta de los propagandistas. Son enemigos del pueblo. Pero los otros, más amistosos, deben pagar el precio de la media mordaza. Pueden criticar, aunque sin llamar del todo a las cosas por su nombre.
Entiendo que deben ganarse el pan mediante el oficio, en un país con miles de periodistas y escritores parados o impedidos de publicar, que no pueden ejercerlo. Pero no es mi problema. Es el de ellos. La dependencia, en un grado u otro exige grados de obediencia o complicidad. Hay ejemplos miserables de lo dicho, incluso, si en vez de publicar ensayos y novelas en papel, lo haces en E book. Ya los hice públicos. Con otros no pierdo el tiempo, apenas uno o dos renglones. El origen causal de todo esto reside en la baja cultura imperante en España, parejo al del compromiso político, remitido al voto, aún en estas dramáticas cincunstancias. Desde esa estructura, se erige la superestructura política y cultural. Yo pude resistirla treinta y un años, viajando, leyendo y escribiendo. Sería injusto criticar a muchos de mis amigos, o personas gentiles y civilizadas que frecuenté esporádicamente. Además, el retorno a mi tierra natal me permitió desarrollar proyectos que no hubiera podido realizar en la Argentina.
Otro ámbito, ajeno a mi trato en lineas generales, es el de la esfera cultural y periodística. Ahí ha imperado la medianía. Una tendencia que no se ha quebrado. A ella pertenecen los personajes mediáticos. Todos ellos, todos, te miden no por lo que dices y haces, sino por el lugar que ocupas en la pirámide que han construido. Con una mayoría social de centro derecha, otra no hubiera sido posible. En consecuencia, los opinantes de la margen izquierda son lo que son. No les restaré cierto valor. Son ellos los que la restan absolutamente a la gente como yo. A menos que sea para copiarnos o inspirarse malamente, en algunos de nuestros textos virtuales. 
La arrogancia es propia de la pequeñez, no de la grandeza. Y lo que acontece en la hoy jibarizada Europa, especialmente tolerado en su victimizada zona sur-comprendido el Reino de España-, es su palpable reflejo.

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