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miércoles, 12 de marzo de 2014

RECORRIENDO EL FONDO DEL ABISMO


La crisis en España continúa a marchas forzadas, y lo seguirá haciendo por un factor de peso incontrastable. El país está en manos de del paneuropeismo de Merkel, los dictados de la Troika, y las sangrantes "recomendaciones" del comisario Olli Renh, en sintonía con las del FMI. El paro real no baja pese a las cifras manipuladas por el gobierno, y el consumo se ha desplomado hace tiempo, sin dar muestras de reanimación. El drama de la pobreza alcanza cotas nunca vistas desde los tiempos de la posguerra, mientras los casos de corrupción y la arrogancia de políticos y funcionarios que han delinquido y no pisan la cárcel, ni devuelven un céntimo del botín saqueado, se multiplican como los panes y peces bíblicos. Lo peor del caso radica en la postración ciudadana, sólo quebrada por manifestantes airados y conflictos locales. En el correlato destacan la rapacería empresarial (otra herencia del pasado) y el inmovilismo político (idem). Ante el brutal deterioro del gabinete Rajoy, repudiado por el 80% de los españoles, no asoma la cresta ninguna alternativa renovadora de esta atmósfera malsana que sofoca el país. Los que disputan la perspectiva de voto o franjas del mismo al PP carecen de real envergadura, empezando por el PSOE.
Los avances de Rosa Díez mordiendo los flancos de las dos principales formaciones, son vulgares maniobras de una oportunista con vocación de diva sesentona, encabezando una jaula de grillos obediente a sus dictados. Lo mismo, aunque de menor alcance nacional, representa "Ciudadanos". Albert Rivera es otro logrero, más joven que Díez, pero sin mayores ideas renovadoras que franqueen la barrera fóbica contra el soberanismo y el independentismo. Lo siguen derechistas y "arrepentidos" (como el autoritario charlista Javier Nart), junto a ciertos personajes de tomo y lomo. El duelo real de Rivera se remite al PP catalán y su lideresa, Alicia Sánchez Camacho. El que libra el partido bisagra, Esquerra Republicana, se establece por partida doble con el PSC, franquicia local socialista en caída libre, y CiU, partido oligárquico menguante que gobierna en la Generalitat, Barcelona ciudad, y diversos consistorios provinciales en Lérida, Tarragona, Girona y el Barcelonés.
Tanto en el País Vasco como en Galicia, la creciente debilidad del PP y el inmovilismo del gobernante PNV operan en favor de Bildu, Sortu, o el BNG en el caso gallego. El drama de la izquierda territorial y sus versiones autonómicas aparece reflejado en sus lento avances, hecho reflejado por las encuestas. Su polo dominante continúa siendo Izquierda Unida, en frente parlamentario con Izquierda Plural y CCOO. El ingreso de "Podemos" en el sector no varía estas coordenadas, algo más consolidadas por el relativamente exitoso acuerdo IU-PSOE, gobernante en Andalucía y sin rivales de peso a la vista.
En el panorama se sigue echando en falta lo que esta sociedad no ha podido generar. El vigoroso frente social organizado políticamente, con un programa enfrentado al paneuropeismo y el pago compulsivo de una deuda soberana-, sobre la que caben serias objeciones- que está arruinando el país.
Aquí la vieja deuda cultural, generada por la derrota republicana en la Guerra Civil, supera en estragos la otra. La herencia nefasta que legó la Transición al cuerpo social ha causado destrozos en varios frentes. Al político, coronado por la monarquía legada por Franco, se agregaron una pésima organización reguladora de las formaciones políticas, fuertemente verticales, muy opacas y poco democráticas; junto a un empresariado vinculado a estas organizaciones a través de la obra pública y sin vocación industrialista. El cuadro afecta correlativamente a los sindicatos, beneficiados por fondos públicos y alejados burocráticamente de la combatividad demostrada durante el último franquismo. Los constantes cambios, erráticos y poco sustanciales, en los programas educativos impartidos desde escuelas, colegios y universidades, soslayando cualquier alusión a la memoria histórica, formativamente tan necesaria para promover y desarrollar la imprescindible evaluación crítica del pasado y el presente en las nuevas generaciones, completan la perspectiva de debacle, hoy efectivizada.
El tapón de la moneda asimétrica, la burocracia de Bruselas y el dominio alemán, cierran el botellón de malos caldos que acumula en sus odres históricos el Estado Español. 
Mariano Rajoy y sus obedientes servidores de sí mismos y el IV Reich, son propios de esa putrefacta acumulación de gases, acumulados por una sociedad pasiva, hoy más inequitativa que nunca. 
Las reacciones del 15M, las mareas de sanidad y educación, junto a otros brotes sociales combativos, señalan cierta reanimación. Insuficiente aún para frenar y revertir esta penosa deriva, que a diario nos empuja a recorrer el fondo del abismo.

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