Acuerdo en la importancia que para la Literatura y Catalunya (en ése orden) cobra la Feria de Francfort del presente año. El reconocimiento oficial y por todo lo alto de la lengua catalana como idioma literario, equiparable a cualquier otro, repara una larga injusticia. No discutiré el pleito de algunos escritores vernáculos que, laborando en castellano se han negado a participar en la Feria, o juzgan parcial y discriminatorio el flamante podio; si bien creo que es la calidad y no la lengua en que se expresan los escritos aquéllo que les otorga valor.
La consellería de Cultura de la Generalitat acaba de anunciar una importante subvención a la cultura. Viniendo del señor Treserras, imagino que se refiere a los libros de cepa catalana.
Como escritor de la Sagrada Familia que redacta en castellano, no me preocupa el anuncio. También imagino a los colegas que favorecerá en una forma u otra tal medida, y reitero mi despreocupación. Estimular lecturas siempre conducirá a los lectores inteligentes y sensitivos a procurarse títulos a su gusto y paladar.
Me temo que no serán los que vayan a promocionar la Generalitat, el correspondiente comisariado, y su control de los medios orales y escritos pertenecientes a la consiguiente esfera de poder.
Ése es otro tema.
Segundo
El festejo del 12 de octubre, y la pugna entre lo que dijo el embanderado Mariano Rajoy y dicen sus críticos no iluminan, de por sí, la oscuridad que trajo a nuestro desarrollo el descubrimiento de América. Gracias al mismo nos saltamos la Ilustración, la Revolución Industrial y la consiguiente modernización que dichos fenómenos incorporaron a otros países de Europa.
Ni bien nuestros conquistadores pusieron pie en el Nuevo Continente, masacraron a sus indígenas, destruyendo su cultura y saqueando las riquezas que encontraban a su paso. No contentos con ello, sus descendientes procedieron -una vez obtenida la independencia de la Metrópoli- a instalar modelos económicos basados en la explotación de los nativos, mestizos e inmigrantes europeos de la segunda y tercer hornada, fundando regímenes políticos oligárquicos y fraudulentos, cuándo no, abiertamente genocidas.
Creo que ni Rajoy ni sus oponentes abordaron el punto. Tampoco les conviene, pues en los años ´90 del siglo que se fue, nuestras multinacionales compraron por monedas las empresas de varios países de la región, endeudados hasta el cuello.
Hoy por hoy podemos sentirnos ufanos; hemos desplazado a los inversores norteamericanos, pese a que existan más que nunca las joint ventures, y Repsol (entre algunas otras de las que nos sentimos tan orgullosos) no sea una potencia empresarial estrictamente española.
Por ello, deduzco que la importancia otorgada al festejo de este año, no omitirá, en el fondo, los presentes beneficios que aquella hazaña del visionario Colón y sus tres carabelas, termina arrojando hoy, al fin y al cabo, para gloria de nuestro orgullo nacional y su flameante enseña.
Tercero
Leer a fondo el importante artículo de Enrique García Viñuela en "El Mundo" de hoy (sí, lo dije bien) sobre la nueva Ley de Financiación de los partidos políticos. No tiene desperdicio.
El señor Viñuela es profesor del Departamento de Economía IV de la Universidad Complutense.
Cuarto
Artur Mas rehuye comentar el ascenso partidario en CIU de Oriol Pujol, el quinto hijo del ex President, en sentido competencial.
Si bien ganó en votos las dos últimas elecciones autonómicas, le fue birlado el poder por la coalición tripartita debido a la insuficiencia numérica. O sea, que frente al patrón, perdió dos veces. El enfrentamiento con Durán i Lleida viene a ser un ramalazo de tales fracasos.
El pobre Mas, pequeño saltamontes sobrio, galano y poco contundente en las urnas, tiene los días contados.
Como en el comunismo y las democracias menos avanzadas (léase Grecia), o las que se alternan con dictaduras (ídem Pakistán y la ex Presidenta Benazir Bhutto, hija de otro ex, colgado por militares semejantes a Parvez Mussarraf, con quien ella hoy pacta), las dinastías se imponen. En los regímenes nacionalistas, aunque se encuadren en el Estado de derecho, sucede otro tanto.
En una forma u otra, la sangre manda.
Quinto
La Ley de Memoria Histórica me parece correcta, en tanto se remita a eliminar de los espacios públicos cualquier mención del dictador y su oprobioso régimen, reparando lo que se pueda de sus monumentales injusticias.
Es falso que la memoria de un pueblo sea una cuestión individual, como refirió Esperanza Aguirre. Los menores de sesenta años no vivieron la Guerra Civil. Los de cincuenta nacían al borde de la tercera década dictatorial, y los de cuarenta eran niños de diez años cuando se sancionó la nueva Constitución.
El régimen franquista fue cruel y represivo. Durante más de dos décadas, España vivió apartada del mundo, con sus nacionalidades oprimidas y sin perspectivas de zafarse del yugo dictatorial, y su corte de clérigos, señoritos y militares fascistas.
Es deber de cualquier gobierno democrático terminar de una vez con los moribundos vestigios del pasado, reparando en lo posible a sus víctimas, hasta hoy olvidadas.
Para la señora Aguirre, elegante y óptima (esto es innegable) funcionaria de Madrid, dicha propuesta de Ley conduce al pasado. En auxilio de su argumento, invoca la tan manida Transición, a treinta años de su realización práctica.
Pues sí Milady. Conduce al pasado. Y por ello es preciso que la proyectada Memoria, conduzca hasta él a las nuevas generaciones. Para que aprendan de la Historia y sus enseñanzas, a que la justiciera estimación del hecho objetivo está por encima de cualquier pacto o enjuague, con los que ayer se alzaron contra el deseo de llevar a España hacia una sociedad más solidaria, con el que menos heredó los frutos de la tierra.
Eso precipitó el alzamiento de Franco y sus secuaces. No otra cosa. Es hora de que aquellos cavernarios y provocadores que revisan el pasado, camuflando su admiración -tan clasista- por el dictador, dejen de fingir que no conocen las causas verdaderas de la ebullición republicana y el zarpazo armado de la oligarquía.
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