Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 27 de octubre de 2007

DE PESCA 3

Leo a Javier Pradera rindiendo homenaje a los 14 años de la Era González, calificando su estertor, precipitado por el GAL y la clamorosa corrupción (atribuida por él a la turbia financiación de los Partidos, excluyendo los tan frecuentes saqueos cuentapropistas de Roldán, Vera & cía) como la tragedia que se cierne sobre el final de los reyes Shakespearianos.

De paso se advierte una cierta reconvención al actual Gobierno Socialista por no respetar debidamente al prócer que, según Pradera "modernizó la España de las autonomías, integrándola a Europa."


Al respecto, matizo el comentario de un ex mandatario siempre enérgico aunque algo envejecido, oponiéndose a que la Memoria Histórica sea convertida en Ley. ¿No será, digo yo, por el temor a que la Ley que oficialice esta Memoria alcance en algún tramo del porvenir su arrogante gestión gubernativa?


ABC reproduce el discurso de Amos Oz al recibir el Premio Príncipe de Asturias.

Estamos frente a un escritor que sabe del dolor y el sufrimiento humanos. De su intervención transcribo algunos párrafos; los que mejor sintetizan su legado de reflexión moral ante el conflicto árabe israelí.


"Los judíos y los árabes tienen algo en común: ambos han sufrido en el pasado, bajo la pesada y violenta mano de Europa. Los árabes han sido víctimas del imperialismo, del colonialismo, de la explotación y humillación. Los judíos han sido víctimas de persecuciones, discriminación y, al final, el asesinato de un tercio del pueblo judío.

Cabría suponer que dos víctimas, y sobre todo dos víctimas de un mismo perseguidor desarrollaran cierta solidaridad entre ellas. Desgraciadamente no son así las cosas, ni en las novelas ni en la vida real. Por el contrario, algunos de los conflictos más terribles son aquellos que se producen entre dos víctimas de un mismo perseguidor. Los dos hijos de un perseguidor violento no tienen por qué amarse necesariamente. Con frecuencia ven reflejada el uno en el otro la imagen del cruel progenitor."


Oz no cree que los libros vayan a cambiar el mundo, pero ayudan a entenderlo. Lo difícil es resolver la complejidad del conflicto señalado. Uno de los grandes desafíos del siglo que comienza.