Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 3 de octubre de 2007

LA CAPUCHA O LA CORBATA

El trasero de los diarios nos trae aromas diversos. El papel, la tinta y el escritor de turno se encargan de transportarnos a una opinión.

La de la poetisa Laura Capmany resume hoy en el ABC, la de un sector de la derecha española. No es Jiménez (Losantos), desde luego. La prosa de esta dama, hija de otro poeta y escritor de los grandes, es agradecida. Lo que escribe, sin embargo, es poco grato para muchos vascos, y también para mi catalanidad.

Aparte de condenar al Lehendakari Ibarretxe por lo que considera un desafío a España, le advierte sobre los riesgos que comporta su actitud. Los términos que emplea son elocuentes.

"Al señor Ibarretxe, que encuentra razonable preguntar a los vascos si desean que sus prados formen parte de España, habría que recordarle, amén de algunas leyes a las que debe el puesto, que esa pica no existe en la baraja."

¡Caramba, y yo que creía que eran los votos encuadrados en determinadas leyes, los que habían ungido Lehandakari a Ibarretxe, y no al revés!

Luego está el fino detalle de "la pica y la baraja", literariamente espléndido, aunque más digno de una mesa de póquer llena de humo y vasos de aguardiente que de un escenario político democrático...

Sigue la Dama.

"Aquí, usted, como todos, disfruta de derechos que son inalienables y de normas que son ineludibles"

Agrego: "No, si se cambian."

Las leyes no son ni deben ser eternas. Mas ella, poetisa al fin, ama la eternidad y envuelta en su manto prosigue la admonición.

"Los unos y las otras fomentan el delirio. Juega usted, Lehendakari, con triunfos que entre todos pusimos en sus manos y con nueces que saben muy amargas."

Tercio: "¿No fueron los votos de sus conciudadanos? ¿Son lo que da el toque de amargor a las nueces?"

Pero Laura, nacida en Girona aunque llena de mística castiza y altivez de poetisa universal, no ceja en su empeño justiciero y remata el artículo mostrando su naipe flamígero.

"Y a este paso tendrá, tarde o temprano, que optar por la capucha o la corbata."

Hay enemigos de las capuchas que no hacen más que fabricarlas. Y políticos que prefieren encorbatarse al modo que sugiere Capmany, haciendo del lienzo un nudo corredizo.
El camino del Infierno está lleno de buenas intenciones...

Usted, señora, es nacionalista de España. Yo soy un caballero catalán de sangre española. El Lehendakari es un político nacionalista que quizá simpatice menos que yo con la idea de una gran nación de naciones, y desde luego muy poco con usted. Simple ecuación que su pieza de artillería niega de plano. De paso, nos retrotrae al concepto rígido de una Nación encorsetada en un pasado del que nos separan apenas treinta años. No voy a recordárselo; auque ud. sabe a qué me refiero.

Lo importante -y hasta que no se demuestre lo contrario será así-, es que Juan José Ibarretxe jamás, ni antes ni ahora, respaldó la violencia de ETA. El propósito de mezclar el nacionalismo vasco con la criminalización de un sector minoritario de su sociedad, es parte del grave conflicto que enfrenta a los que se sienten dueños de todo, y aquellos que, por medios democráticos defendemos nuestro amor por la tierra.

Tierra que, sin duda alguna será de todos si nos unimos, respetando los sentimientos de los que compartimos, desde una región u otra, la prosperidad de este mapa y la salud política de su piel de toro.






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