Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

lunes, 15 de octubre de 2007

NADA QUE AGREGAR

Leo que Carme Chacón, Ministra de Vivienda, embiste contra el eurodiputado Jaime Mayor Oreja por su tácita defensa de las dos Españas, sosteniendo que "Franco era apoyado por gran parte de la población" y la resolución gubernamental de implementar la Ley de Memoria Histórica.






No te gastes Carme; Mayor Oreja, templado Ministro de Interior durante el gobierno centrista de José María Aznar, respeta a Franco. Lo hizo hasta hoy a escondidas, como la actual dirección del PP, al equiparar malamente a los vencidos con los alzados en armas contra el gobierno constitucional republicano, valiéndose de las que obraban en su poder, sumándoles las que suministraban desde el aire y la tierra, Hitler, Mussolini y sus entrenados carniceros de elite.
Al fin, el circunspecto Mayor Oreja se ha quitado la careta, sin importarle un pimiento la naturaleza del Régimen y su largo historial represivo.




Lo de las dos Españas es poco creíble. La Transición lo dio por verdadero, pero en realidad nunca lo fue. Si las viejas generaciones pactaron leyes de olvido, los jóvenes de hoy quieren saber qué pasó y cómo quedaron los vencidos hoy sobrevividos.


El Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero está integrado por jóvenes. Él mismo contaba trece años cuando moría el dictador y agonizaba su régimen.




La verdad histórica no es la que una ambigua Transición decreta, por más útil que haya sido. Reconociendo el mérito de entonces, hay que avanzar. Examinar a fondo la realidad del pasado nos ayuda a edificar el porvenir sobre bases más sólidas. Para el caso, profundizando esta democracia sin negar la diversidad de un mapa español que siempre lo fue.
Con o sin Franco.




Los que en 1936 respaldaron con votos al Frente Popular, eran mayoría. Sin el concurso faccioso del Ejército y sus mandos africanistas, templados en masacres, las minorías de derechas se hubieran resignado a aceptar las leyes sociales que implementaba la República, y también su emergente diversidad regional.




No les quedaba otra.




De no ser por la reacción de obreros y campesinos en Catalunya, Madrid, Valencia y otras comunidades, la sublevación hubiese triunfado. No pudo, al ganar los resistentes a una parte del Ejército y la marinería.


El combate entre republicanos y fascistas (autodenominados Nacionales) se prolongó durante tres largos años.


Al fin, ante un bando republicano de mapa aislado y sin suficientes recursos, ganaron los señoritos y sus guardias pretorianos, bendecidos por la Iglesia de entonces.






El odio popular contra la Curia antes de la sublevación facciosa no era gratuito. Desde sus púlpitos saboteaban todas las leyes sociales y culturales del Frente popular. Era inequívoca su posición. Querían la sublevación militar y la consiguieron.




¿Legitima ello la masacre de clérigos durante la contienda? No, sin duda. Nada justifica masacre alguna.


Las que el régimen triunfante perpetró durante cuatro décadas, sumadas a las cárceles, la miseria y el hambre que las masas populares sufrieron, bendecidas de hecho por la Curia, no deben olvidarse. Son las más canallescas por realizarse contra civiles inermes, hambrientos y rotosos.




Los vencidos no eran otra cosa.




Hoy España ha cambiado. Por eso mismo las autonomías exigen ajustes. Los gallegos resuelven afirmar su lengua de origen tal como nosotros y los vascos venimos haciéndolo.


Somos naciones dentro de una nación que compendia a varios pueblos; algunos bilingües.




Ya lo he dicho. Resulta lógico potenciar la lengua gallega o cualquier otra, en tanto se refuercen los contenidos. Uno de ellos es justamente la Memoria Histórica, cumplimentada por sus reparacíones. De la primera a la última deben realizarse.




Nada de esto incluye la venganza ni represalia alguna.




Se trata de poner la casa en orden. Así lo entiende Carme Chacón.
Mayor Oreja, la Plana mayor del PP, la Conferencia Episcopal y sus servidores mediáticos, resisten con dientes y uñas la asunción de una realidad que la democracia eleva a un primer plano..

Consideran que España, la que ellos desean, y nunca existió más que en su imaginario, se desgarra ante cualquier polémica que cuestione la unidad que les apetece.


¡Vamos, hombre! ¡La única verdad, es que nos queréis obedientes y de rodillas!


Rezando. Como anhelan los dueños de la COPE, su diminuto paje y el William Randolph Hearst de andar por casa; tan aprovechado sustrayendo al talento ajeno, conceptos y frases que no le pertenecen...








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