Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

viernes, 12 de julio de 2013

LA SOLEDAD DE BÁRCENAS


Luis Bárcenas está muy solo. 
No es que me apene. Hay otros chorizos como Díaz Ferrán o Ángel de Cabo en el perímetro vallado de Soto del Real. Pero no es lo mismo hablar con extraños o gente distante, que con delincuentes de la misma banda."Coleguis" de su oficio por más de veinte años. Paisanos que estaban encantados con sus servicios ensobrados, o metidos en cajas de puros, bolsas de basura o de la compra, y se los festejaban al contado. 
Resulta que ahora, aquellos que le "indemnizaban en diferido" tras jurar que era honorable "y que nadie podría probar la inimaginable deshonestidad", lo ningunean y escarnecen en público, demonizando una conducta de cómplice fiel y esbirro ejemplar de la mafia.
Bárcenas y sus ex, son eso: la mafia que supimos conseguir votándoles mansamente como borregos cada cuatro años.
Tocando el tema me vienen a la memoria los "Valachi Papers", aquellos que desmontaron una parte de la mafia organizada en los EEUU. Joe Valachi era un testigo protegido del FBI, al que garantizaron la ristra de chivatazos, sin poder evitar que en la custodiada bañera, harto de todo y de todos se cortase las venas.
Vuelvo al menos protegido Bárcenas y sus incriminantes secretos. Consciente de que una cárcel atiborrada de delincuentes es la localización menos amparante de la tierra, para alguien que sabe demasiado de quienes gozan de libertad haciendo de las suyas, anunció que dejaba a buen recaudo un vídeo, y comprometedores documentos en cierta notaría, "por si le pasaba algo". 
A su viejo protector, Alvaro La Puerta, de 85 años, le "pasaron" dos misteriosas caídas, de las que se repone malamente, y sus hijos han denunciado.
Abandonado por los abogados que le pagaba el Partido de sus caudales, encontró Bárcenas en el lagarto Pedro J. Ramirez, el ciego Durán y el ex juez Gómez de Liaño, columnista del primero, los servicios con los que paliar en algo una soledad acentuada por los insultos que sus antiguos camaradas destinan a los cabezas de turco. 
También la mayoría de los ciudadanos le odian, aunque menos que a quienes andan a la fresca, se jactan de cambiar España según el modelo alemán y, seamos realistas, detentan el poder.
La realidad sugiere que el hombre de los papeles comprometedores y secretos "capaces de tumbar el Gobierno", era parte de un engranaje. 
El tornillo de mala rosca que ya no sirve a la maquinaria corrupta. 
Y ya nadie a estas alturas puede remediar el mal fario. A lo sumo, muchos aguardamos que lo más pronto posible le acompañen los que articulan al completo la maquinaria. Sean políticos, constructores, o quienes probablemente comparten las cuentas suizas, junto a otras que van amaneciendo en esta olla podrida, rebosante de ladrones, vividores, hipócritas nada honorables, estafadores políticos y canallas.

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