Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 2 de julio de 2013

EL CLUB DE LA MUERTE

   
              La dama de hielo y su mejor siervo europeo.



La permanencia de Rubalcaba al frente del PSOE es simétrica a la de Rajoy y su partido en el Gobierno. El paneuropeísmo constituye el cepo con el que Alemania ata de pies y manos el Continente a su destino. 

Me recuerda el panamericanismo de Washington frente a América Latina persiguiendo su filosofía de dominación. "América para los americanos" era el adagio torticero acuñado por los intereses imperialistas, destinado a justificar el rol subordinado de las oligarquías en los países situados al sur del Río Bravo. 
Ahora, es Merkel quien clama por "Más Europa" echando un cable a sus vasallos del Sur y el Este. Es la misma política persiguiendo idéntico fin.
Esta fortaleza continental de la derecha no hubiera podido triunfar sin el concuros de sus socios menores del centro izquierda.
Sumergida en la derrota de su estrategia concertando alianzas con el poder financiero universal y sus gerentes de la Eurozona, la socialdemocracia continental lanzó, hace no mucho, su breve y último ¡Hurra! con François Hollande, hundido en las encuestas tras recortar en 33.000 millones de euros el presupuesto del 2013 y comprometer tropas francesas en Malí. Asimismo, demostró su condición de "triste tigre" capitulando frente a Merkel, tal como documentan las más recientes fotos. 
La debacle socialista en España proyecta una tragedia superior, anunciando la probable desintegración. Es lo que brinda mayor oxígeno a este destartalado Gobierno/ basura y su formación política, fracturada en los hechos entre el centro cavernario de Rajoy , y la extrema derecha de Aznar y Esperanza Aguirre.
En la izquierda no marchan mucho mejor las cosas por una doble razón que, entre varias, funde en un haz la más poderosa: no hay en sus programas una renuncia expresa al paneuropeísmo, ni un abandono del formalismo parlamentario. 
El complejo de ser tildados de antidemócratas por el establishment persigue a la izquierda local desde cada una de sus transformaciones; todas insuficientes. 
No basta que Cayo Lara exija la renuncia de Rajoy y la disolución de las cortes, convocando nuevas elecciones. Si bien ello es necesario, resulta insuficiente de no abordar el ataque en toda regla al engañoso paneuropeísmo. 
La única forma de ganar terreno entre los sectores afectados por la presente crisis es luchar a brazo partido por la Europa Social, desconociendo la deuda privada, y exigiendo quitas sustanciales de la pública. 
España es hoy el país más endeudado del planeta después de los EEUU. Multiplica por cuatro el PBI anual y jamás podrá pagarse; aunque tantos economistas del sistema digan que sí. 
La estúpida y criminal sujeción al Euro retrasa esa hora de la verdad, complicando cualquier forma de recuperación económica. 
De ello son conscientes el capital financiero, el Bundesbank, Bruselas, su BCE y la oligarquía española. La estrategia de este elenco destructor que hoy rige los destinos de España consiste en ganar tiempo, mientras anuncia recuperaciones de ficción mes a mes, arrancando mayores recursos a los asalariados activos, y ahora a los pensionistas, mediante nuevos impuestos, recortes, y confiscaciones gravosas y suicidas, saqueando en provecho propio una fracción de los mismos. Es lo que hicieron siempre, pero ahora se nota mucho más.
En cuanto a la pérdida de facultades críticas en Izquierda Unida y sus colaterales, no es un exclusivo fallo local. 
Por esa razón la derecha continental lleva la iniciativa, destruyendo en nombre de la competitividad un cierto Estado de Bienestar, conquistado en las tres décadas de la posguerra, y concretamente en España, tras el reemplazo pacífico del viejo régimen dictatorial por una oligarquía de partidos de centro derecha, con el inestimable auxilio de Santiago Carrillo y sus sucesores.
Las amenazas de catástrofe social si abandonamos el Euro integra esa conjura de los necios, destinada a exprimir grosso modo todos los recursos posibles en la periferia, destinandolos al centro imperial. La precarización laboral y el desesperante paro juvenil no tienen un remedio sano si dependen de este Club de la Muerte; de probada eficacia en Grecia, Portugal, Irlanda, Italia o España.
Y no es que la idea de una Europa unida se haya pervertido desde el estallido de esta bestial crisis. Ella nació en medio de la asimetría económica y social, y así fue desarrollándose, sobre todo luego de la unificación alemana. En consecuencia morirá en su ley, no sin llevarse por delante varias generaciones. 
Nada está escrito de antemano si no firmamos el contrato suicida. Precisamos oponerle otro que cimente nuestra esperanza en un mundo mejor.
Siendo para el caso conscientes de la amenaza y plantándole cara, desde la única perspectiva que ofrecen la equidad social y el imperio de la justicia.

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