LO PERENTORIO

Uno de los valores de la cierta lucidez, radica en precisar la etapa que vivimos en términos sociales, a lo largo y ancho de esta lucha de clases. Las movilizaciones y protestas recientes no remiten el vigor de las que vendrán, pero de momento es el enemigo quien tiene el poder y administra el ataque. Suya es pues la iniciativa. A los colectivos disconformes con los destrozos actuales corresponde defenderse, parando los pies del agresor. Y eso mismo hacen, cada vez con mayor frecuencia, sin concretar aún su organización política y reivindicativa de carácter global. 

Cabe en tal sentido el considerar que, aquello a derrotar en perspectiva no es únicamente al PP y su gobierno, corrupto y genocida. La parálisis actual del PSOE y los partidos de centro derecha, mayoritarios en España, responde a esa complicidad, objetiva y criminal con el bulldozer gubernamental. En sus filas (que en parte integra el ala francamente parlamentaria de IU), casi todos, empezando por los caciques socialistas, con Rubalcaba al frente (ellos empezaron los recortes, pactando el funesto inciso constitucional, primando el pago a los deudores) abrazan el paneuropeísmo, sometiéndose a la honra imposible de la deuda soberana; fuente principal de los males presentes tras deflagrar la burbuja del ladrillo. Rajoy y sus cómplices del extrarradio son el BCE, Bruselas y su aparato burocrático de señoritos privilegiados, el siniestro FMI, el Bundesbank y la Troika. A ellos obedecen y representan, quienes mandan y conceden favores que pagamos todos. Tiene de eso conciencia el pueblo español?

Empieza a tenerla, a fuerza de empobrecimiento masivo y desesperación, al igual que buena parte de los griegos, portugueses, italianos, irlandeses, y aquellos parientes, más vulnerables aún, del Este continental. 

El ataque alemán es global; como en los mejores tiempos del Führer, invadiendo la Europa actual con las armas propias de cualquier acreedor perentorio, al tiempo que administra, a piacciere, el chantaje financiero y su perversa moneda asimétrica. 

Luego, la respuesta ciudadana también debe ser contundente y global, empezando por cada país. La prioridad de desembarazarse del gobierno más atroz desde 1976 es real. La fase salvaje del capitalismo, aumentado la riqueza de unos pocos en detrimento del resto, impone recetas universales de este tipo. 

Pero nada termina en el desalojo y juzgamiento de los miserables, sino que más bien empieza.

Sin organización programática y política que vaya ganando veloz terreno en la reorganización social y productiva, a la vez que impone el consenso de un genuino cambio democrático en las instituciones y sus tres poderes, el objetivo de refundar felizmente el Estado social en versión republicana será imposible.