Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

jueves, 13 de febrero de 2014

CAMBIO O EXTINCIÓN


A pacientes que deben ser operados en pocos días se les envía al cirujuano con una demora de siete meses. Para los que son intervenidos tras larga espera les aguarda, horas después, una compulsivo retorno a casa. La crónica hospitalaria de España estos días, registra el desgarrador panorama de enfermos echados sobre camillas y aglomeradas desde los pasillos, sin que los pocos médicos, enfermeras y asistentas que quedan, ante la baja forzosa de personal, den abasto a su atención. Los traslados en vehículo hospitalario llegan a hacerse, por cierre de ambulatorios locales, de una comunidad a otra, atravesando cientos de agotadores quilómetros, con paradas recogiendo a otros enfermos; como si fuesen ganado en pie. A ello se suma el siniestro repago de los fármacos, incluso aquellos que precisan las enfermedades de larga duración. La desprotección de los ancianos e impedidos de toda edad integra la cotidianeidad de este paisaje desolador, de fúnebre pronóstico, mientras los casos de suicidio se disparan y la desnutrición infantil jaquea a las familias pobres.
El respeto por la salud, la niñez y la ancianidad ya no son valores sociales de prioridad uno. Tampoco el trabajo y la educación, claves del progreso y el futuro. La España de hoy es paradigma del saqueo, la explotación, el engaño, la prepotencia y la muerte. Omnipresente flagelo, cada vez más extendido, que cosechan estos miserables gobernantes, y sus activos o pasivos cómplices. Mientras, los empleos, cada vez más escasos, mal pagos y precarios, menguan, arrastrando consigo a más y más familias. Quien crea que esto puede arreglarse con otros gobernantes miente.
En Grecia, Portugal, Irlanda e Italia lo han intentado, sin que la ruina y la pobreza no hagan otra cosa que crecer. A ciencia cierta, son los pocos ricos son quienes aventajan a los muchos pobres en esta carrera por la supervivencia, abultando las ganancias en detrimento de los perdedores de siempre.
Hay que decir basta, poniendo punto final a esto.
Cambiar una forma insolidaria, cruel herencia del pasado falsamente próspero, por su opuesto, es lo único que puede invertir esta ruta al despeñadero de las naciones del sur del continente.
Se me dirá que eso es una tarea gigantesca, e imposible de asumir, dadas las condiciones deplorables, en materia de educación y desarrollo en la que se hallan hoy estos países, comprendido el nuestro.
Faltan es cierto, formas de organización política avanzadas, programas y lideres. Pero también falta unión entre todos, plantando cara al paneuropeísmo canalla del IV Reich y sus satélites territoriales, a los que debemos sumar las altas finanzas globales, representadas por las grandes corporaciones el FMI, el Banco Mundial, el dólar, la burocracia china, el euro y los vaivenes bursátiles. Unos y otros son gigantes con pies de barro, pues la salud financiera de este capitalismo que gobierna el mundo pende de un hilo más delgado de lo que proyecta su apariencia. Hay que leer buenos economistas para enterarse de lo que pasa en realidad, y no de lo que ellos quieren que creamos.
De momentio y en primer término, cabe el ajuste de cuentas con sus lacayos locales. Uno de los peores es Rajoy, junto al séquito genocida y fascista que lo secunda. Su triste mérito, consiste en haber llevado a la tierra que le vio nacer hasta el segundo término de empobrecimiento masivo, detrás de Grecia. Y esto es algo que deberá pagar con creces. Como todos los otros, se llamen Samarás, Passos Coelho, Letta, etc. Estos enemigos del pueblo son cortados por el patrón de obedecer órdenes de los poderosos. Por esa razón se someten a Merkel y las recetas neoliberales, traicionando el mandato de sus conciudadanos. Cuando un tipejo como Olli Rehn se atreve a decirnos que nos llevará diez años salir de este pozo, está señalándolos lo que debemos hacer, sin demora, con él y sus compadres.

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