La
polémica entre Izquierda Unida y el Podemos de Pablo Iglesias y Juan
Carlos Monedero ha estallado en España. Al parlamentarismo de los
primeros, responden los segundos con proyectos de movilización. Creo
que, en principio, desde un país donde la tradición de polémicas no
existe, la aparición de éstas es saludable síntoma de progreso, con
independencia de que los dos principales actores de este drama, junto a otras formaciones, especulen con la evidente división de fuerzas en la izquierda.
Mi opinión es que, tanto unos como otros manifiestan ciertos defectos de origen. Si bien es veraz e histórica la asimilación al juego transicional del PCE y su urdiembre unionista, no lo es menos la improvisación teórica de Iglesias y Monedero, dos catedráticos universitarios que pretenden ingresar, por otra puerta, al mismo patio. La candidatura de Iglesias a las europeas, vendría a constituir una suerte de test sufragista de sus alcances ciudadanos. Contando que, hasta no hace mucho era Monedero asesor del diputado Gaspar Llamazares, no parece extraña la apuesta. Al cruce del citado catedrático y su prosa, "a lo Góngora", salió el periodista de izquierdas Juan Carlos Escudier (autor de esa acertada caracterización). Monedero no permaneció indiferente a esas críticas, basamentadas en la división real de la izquierda frente al enemigo común, encarnado por las múltiples cabezas de un águila de derecha y centro, intrínsecas del PP, el PSOE, UPyD, y otros plumajes del rapaz.
Leyendo "público" en la red, nos enteramos de lo que separa a IU y la nueva formación. Las diferencias constituyen en sí mismas una tradición histórica y planetaria, pero entre nosotros no despuntaban. En cualquier caso, definen una etapa necesaria. Pues sin polémicas, no hay depuración ni progreso. Y menos en las presentes circunstancias.
Mi opinión es que, tanto unos como otros manifiestan ciertos defectos de origen. Si bien es veraz e histórica la asimilación al juego transicional del PCE y su urdiembre unionista, no lo es menos la improvisación teórica de Iglesias y Monedero, dos catedráticos universitarios que pretenden ingresar, por otra puerta, al mismo patio. La candidatura de Iglesias a las europeas, vendría a constituir una suerte de test sufragista de sus alcances ciudadanos. Contando que, hasta no hace mucho era Monedero asesor del diputado Gaspar Llamazares, no parece extraña la apuesta. Al cruce del citado catedrático y su prosa, "a lo Góngora", salió el periodista de izquierdas Juan Carlos Escudier (autor de esa acertada caracterización). Monedero no permaneció indiferente a esas críticas, basamentadas en la división real de la izquierda frente al enemigo común, encarnado por las múltiples cabezas de un águila de derecha y centro, intrínsecas del PP, el PSOE, UPyD, y otros plumajes del rapaz.
Leyendo "público" en la red, nos enteramos de lo que separa a IU y la nueva formación. Las diferencias constituyen en sí mismas una tradición histórica y planetaria, pero entre nosotros no despuntaban. En cualquier caso, definen una etapa necesaria. Pues sin polémicas, no hay depuración ni progreso. Y menos en las presentes circunstancias.
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