Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 16 de febrero de 2014

LA DERIVA DE "EL PAÍS"


Que "El país" se derechiza del todo no es novedad. Lo viene haciendo desde hace años, pasito a pasito; abundando las zancadas y zancadillas a la verdad en las temporadas últimas. "Prisa", la sociedad que lo edita, acumula 3.000 millones de deuda. La mengua constante de lectores en un país que lee muy poco, y el fracaso de Canal Plus así lo han decidido. De ese gravoso cepo se desprendieron los previos ERE, echando a buena parte de su plantilla y algunas figuras meritorias. Muerto Polanco hace tiempo, entró al trapo Juan Luis Cebrián, antiguo protegido de Fraga Iribarne y director del periódico durante décadas, acomodado ahora a los tiempos de las grandes fortunas, devenidos con la globalización. Dicen que el multimillonario Cebrián y la diminuta Sáenz de Santamaría han estrechado lazos. El sujeto es ducho en la finta con quien tenga la sartén por el mango. La fórmula falló con Zapatero, que tenía manager periodístico propio, arrebatándole el bocado millonario del fútbol, mientras hacía la competencia con "La Sexta" a la pronto difunta CNN Plus.
Un correo dirigido a Cebrián, y girado en una mezcla de torpeza y error a la redacción del matutino desde Washington, por su corresponsal e íntimo, Antonio Caño, recomendaba cambiar al director actual y contratar nuevos columnistas
Es probable que, tras la defenestración de Javier Moreno y el nombramiento en su reemplazo del chambelán (mentado como "el virrey americano" por sus contactos en Washington y Latinoamérica), viejo periodista de la casa, quien sugestivamente guarda estrecha relación con Alberto Ruiz Gallardón desde hace años, se intente capturar a lectores de "El Mundo" tras la defenestración de Pedro J. Ramirez, anticipándose a otros tiburones mediáticos del sector. En la búsqueda desaforada de un mercado solvente en el papel impreso de pulso cotidiano, el que permanece en pie tras el abrumador devastamiento de la clase media y los jóvenes, sin un duro para gastar en los quioscos, es el de lectores conservadores.
De manera que, por fuerza mayor, vocación empresarial y estudios de mercado, esa hoja impresa seguirá sangrando lectores por el centro izquierda, habida cuenta de la genuflexión que gasta el periódico con el desacreditado Rajoy y sus huestes, o con el mexicano Peña Nieto y la oposición venezolana, entre otros sátrapas "democráticos" de aquí y de allá.
Pero hay un factor poderoso, pesando más aún que el fardo de la deuda económica y el oportunismo, en este cambio ya absoluto de rumbo. El diario fue una criatura de la Transición. A ella sirvió desde sus inicios. Con ella y sus restos mortales agoniza...

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