Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 25 de febrero de 2014

LA CONJUNCIÓN DEL ARTE Y LA VIDA



El revuelo que causó este Fake provocador de Évole dividió a los espectadores en tres bandos. Los que le consideran positivo, y aquellos que se escandalizan, o quienes dicen dicen que todo fue una broma. Las comparaciones con la emisión que hizo Orson Welles en su versión libre de "La Guerra de los Mundos" hacia 1938, conmoviendo al país, tiene que ver con un punto común: la de los que invaden la tierra. Si en aquel Fake eran marcianos, en el de Èvole son los políticos de entonces y el monarca.
En tiempos actuales de sobrado descrédito para los unos y el otro, vienen a ser, en su gran mayoría, los invasores internos. El enemigo que surge de una sociedad poco consciente de sus derechos y deberes, para expoliarla y degradarla, sin respetar el limpio ejercicio de los tres poderes y el Estado de Derecho. Devenidos en oligarquía, jugaron al dominó, antes y ahora, con el dinero público y las esperanzas ciudadanas, valiéndose de leyes y procedimientos legalmente abstrusos que favorecen desde el 23 F y sus prolegómenos, los negocios sucios y los incumplimientos electorales, actualmente más flagrantes que nunca. A punto tal, de que la mentira oficial, las infamias constantes, y su larga ristra de personajes destacados resulta casi inabarcable.
Reitero, si hay una coincidencia entre las tramas de Welles y Évole, es que la segunda no provocará que nadie se tire por la ventana,; aunque algunos se desgarren las vestiduras.
El apartado de los colaboradores en la inteligente y excéntrica charada local, reunió a personajes de la época, algunos fuera de foco hace tiempo. Otros, aún en el candelero. Todos y cada uno aceptaron el script, por razones diferentes. Garcí, de glorias más bien lejanas (su último bodrio sobre el Dos de Mayo, financiado por orden de Esperanza Aguirre y su séquito, arrojó pérdidas millonarias), intentando recuperar notoriedad, fundiéndola a la vocación de actor que anida en cada hombre de cine.
Lo mismo ocurrió, con desactualizados personajes autonómicos y políticos retirados de la vida pública. después de todo, ellos y todos los hombres públicos profesionales son actores por naturaleza. La excepción alcanzó, a mi juicio, tres actores vocacionales de probado talento: Fernando Ónega, Iñaki Gabilondo y Jorge Verstrynge, uno de los raros ejemplos de "arrepentimiento" en la margen derecha del espectro político. Ónega podría haber escrito ese discurso que leyó Juan Carlos I sin pifiar una coma.
Junto a Antonio Zarzalejos (que no figura en escena), integran desde la veteranía y sinceras creencias el centro derecha, con una rara dignidad poco observable hoy día en el sector. A Gabilondo, que es de centro izquierda, no puedo sino admirarlo, compartiendo buena parte de sus comentarios, a lo largo de los años y desde todos los medios.
Hay desde luego un equipo semianónimo. El que acompañó esta comedia negra, desde el excelente y elaboradísimo guión final, la selección del casting y la mise-en-scène, brillante como todo el formato.
Otras consideraciones sobre el tema ya fueron vertidas por este escritor. Quizá se me ocurran más. La reflexión sobre una pieza artística y de valor social que no tiene precedentes -y ésta lo es-, siembra una fuente inagotable de enfoques que serán estudiados en las universidades españolas, y las del extrarradio. En mi, estimula crear y continuar batallando.
Porque es cierto que la vida no es arte, pero brilla como nunca cuando el arte sabe interpretarla.

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