Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

viernes, 28 de febrero de 2014

DETECTIVE EN HOLLYWOOD: EL SUEÑO DE BABILONIA



Un par largo de años atrás resolví homenajear a mi manera al maestro Dashiell Hammett, recreando al detective de los años 30 con oficina en Hollywood; Avenida La Brea.
Cercano a los cuarenta años, con sangre irlandesa y excombatiente en el frente europeo de la Gran Guerra mundial, es soltero de amante fija y otras ocasionales, que no sólo aborda casos peligrosos y enredados; se invesiga a sí mismo a medida que los muertos florecen como setas a su alrededor.
El asunto marca una diferencia importante con Sam Spade o Philip Marlowe (los héroes de Hammett y Raymond Chandler); la de mi propia inquietud y los fantasmas del pasado que envuelven a cualquier sujeto trajinado, embastados con el de otras gentes.
Mi Floyd Sinclair es además hombre culto y graduado en criminología por Princeton. No fuma, bebe lo justo, sabe ser amigo de sus amigos, que son pocos, y además veteranos sobrevividos, como él, de su propio  y simbólico batallón.
Paternal con su secretaria, una jovencita mexicana, en esta entrega inicial anda liado con una bella fiscal, dama casada con un senador, mientras vacila en entregar su corazón a Maggie Gilligan, propietaria de una timba en el strip de Los Angeles, con la que lleva años de romance intenso, aunque esporádico. El porqué de esa resistencia a la entrega amorosa, lejos está para el caso de constituir una mera frivolidad machista, al esconder un dramático secreto que será desvelado al lector en el transcurrir de su doble investigación.
La acción se desata cuando una veterana del cine en el retiro es asesinada en vísperas de su vuelta a la pantalla, y su camarada, el productor izquierdista Rex Gentry, quien le contrató, le encarga investigar el crimen, del que es acusado, en principio, su joven amante, otro actor de Rex. Ambos sospechan  que una mano misteriosa, dentro o fuera de la industria, quiere hundir su productora, independiente de las "majors" que controlan el negocio del cine.
Mis estudios, textos y experiencia sobre usos y constumbres de la  llamada "fábrica de sueños" en esos años, los de grandes compañías que fabrican estrellas y fábulas al por mayor, se unen a la devota lectura e intenso visionado de textos y filmes del género negro, a lo largo de décadas. La inserción de personajes reales de la época en la trama es frecuente, y generalmente episódica, aunque sabrosa para el cinéfilo. Los años de la Depresión y el New Deal integran el material de la trama según mis viejos códigos documentales cuando escribo cualquier ensayo, novela o relato. Tampoco son ajenos al peculiar escenario, las tradiciones de su primer actor, los secundarios y otros figurantes. En tal sentido "El Sueño de Babilonia", esa es su carta de acción, proyecta una novela de atmósferas. Como en todos mis textos, la psicología desempeña un papel destacado. También las historias de fracaso y degradación, de las que manan la sangre, la intriga y muchas ambiciones en este género, del que han brotado obras maestras y autores de mérito en el siglo XX.
Quien quiera viajar a la época siguiendo el rastro de mi detective en su debut literario, podrá hacerlo desde Amazon Kindle. En el listado figura un segundo caso, dando continuidad al personaje y sus introitos, externos e internos.
Pero esa es ya otra historia.

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