LA IMPUNIDAD Y SUS LACRAS

Granados niega todo. La cuenta en suiza a su nombre, el millón y pico sustraído al control (tan férreo, según de quien se trate) del celoso guardián Montoro, y cualquier ganancia ilícita. Es un santo varón, al que respaldan su partido y el cargo de senador, mientras no se demuestre su culpabilidad. Este miserable no hace más que repetir lo que el gobierno y su tropa dicen, negando abrumadoras evidencias de lo que están perpetrando desde hace más de dos años. La fórmula bizarra es esa. Crear desde el imaginario otra realidad del país y sus propias fechorías, amparándose en la pasiva complicidad del PSOE, y la activa del BCE, el FMI y el Bundesbank. Esta Unión Europea, que censura el trato feroz que brinda Interior a la inmigración ilegal, la Doctrina Parot, los desahucios, los recortes del Erasmus y el infame proyecto de ley de Gallardón, se cuida muy bien de censurar frontalmente a los que aplican los draconianos principios fiscales que Berlín y Bruselas imponen a través de la Troika, pagando los intereses de una deuda exterior monstruosa e imposible siquiera de amortizar, y que, junto al desempleo, subempleo y la miseria, no para de crecer.
Lo del hasta ahora sonriente Francisco Granados apesta. Pero no es todo. Aún hay más. En el PP y más arriba la plana mayor no para de forrarse, mientras el poder y sus financistas continúan amparando delitos y raterías, grandes, medianas y pequeñas, que implican a un núcleo de bucaneros que intentan hacer un país a su medida, a costa de las grandes mayorías. Lo peor de todo, entre tanta inmundicia flotando ya en la superficie, es que lo están consiguiendo...