LA PSICOLOGÍA, DE CUERPO AUSENTE EN ESPAÑA

Uno de los rudimentos más evidentes en España es el que señala una ignorancia casi fóbica por la psicología. Como disciplina, se estudia e imparte para que los terapeutas y psiquíatras diplomados requieran de sus pacientes análisis de orina. Para este enfoque, tan frecuente en estos días, la mala química es fuente de todos los males del alma y sus impulsos. Otra idea, bien instalada en el corpus social, representa el omnipresentel fetichismo.
Seguramente, en su gran mayoría mis desdichados compatriotas la asimilan a una oscura ciencia demoníaca que promueve la locura generalizada. Si les recomiendas un terapeuta, les estás diciendo poco menos que están locos. Cuando en verdad, esa negación es propia de una ignorancia contumaz. Tan común que, por esa razón, cruel y despiadada, una panda miserable de perturbados asesinos y ladrones, obedientes a la ley del instinto, les gobierna actualmente las horas y los días.
Éstos-lo dije muchas veces-, debieran ser juzgados y puestos a buen recaudo. No sólo tras las rejas, sino bajo la administración constante de terapia intensiva y probables neurolépticos. Pero nada de esto está contemplado en la legislación oficial. Ni siquiera enseñar a nuestros niños y jóvenes en los colegios e institutos, que la psicología significa enriquecer en los seres humanos una parte esencial del conocimiento, propio y ajeno.