Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 9 de marzo de 2008

LA DERROTA DE UNA ESTRATEGIA

Es la de la derecha española; en concreto del Partido Popular y la continua carga lepenista.

Creo que la previsible victoria -aunque no abrumadora- del PSOE con quince escaños más, brinda una enseñanza importante: los españoles, integrantes de una sociedad civil poco politizada, son lo suficientemente juiciosos y equilibrados para irse politizando a paso firme.

Esto nunca lo dudé por una razón: hablo con la gente.

Si os fijáis en mis sucesivas columnas, veréis un ataque sostenido a la linea de flotación extremista, representada por los mediáticos y clérigos que, junto a Aznar y sus vínculos supranacionales, controlaron el timón del Partido.

En ralación a Catalunya, mis ataques a la dirección de ERC -en especial a los exabruptos de Carod Rovira- señalaron el mismo obstáculo para la confrontación seria y templada; aquella que devenga fruto público, entre contrarios.

El que hasta ayer me copien los analistas políticos de varios medios (entre ellos un argentino de capa caída que copió el término Lepenista (y otras cosillas, cuándo no, en ese improvisado ejercicio de la opinión de izquierdas, al que bautizaron Público) me importa menos que esta validación de mis análisis y pronósticos.

Y no es que me mire el ombligo, ni pretenda gloria alguna. No. Esto es gratis. Se lo debo a la tierra en la que nací, tras homenajear a la de adopción escribiendo Perón.

Sólo acredito mi sintonía con la mayoría de los votantes de hoy, por una sencilla razón: la que otorgan los argumentos sensatos; producto de muchos años observando el mundanal ruido del hormiguero social y su realización práctica.

Horas atrás sostuve que la política de paz de ZP era correcta, y más o menos eso mismo se tuvo en cuenta, a pesar de que él mismo no la defendió cómo debía.

La zancadilla que Aguirre y la troika del PP (el sombrío Aznar, Acebes y Zaplana) hizo a Ruíz Gallardón les restó votos. Lo dije. También lo hicieron otros, aunque sin mi entusiasmo. El mismo se aplica a fustigar la injusta discriminación que el sistema electoral practica con Izquierda Unida; aunque sus votos no le hayan permitido conservar grupo parlamentario propio esta vez.

Esto del entusiasmo es decisivo en la captación del medio ambiente, en un sentido u otro.

Creo que hoy ZP debería dedicar su relativa victoria a los que se pasaron de vueltas poniéndole de vuelta y media. Me refiero a las folclóricas del Pequeño César y los mundundis del señor Ramírez.

El inapreciable auxilio que le prestaron Rouco Varela y sus lugartenientes ratzingueros no ha sido menor. El arrebato final de nuestro inquisidor copando la banca fue decisivo en esta derrota de los involucionados e involucionistas. La enemistad del Papa romano, mentor del enérgico y desatado clérigo gallego, con los teólogos, y la franca adhesión a sus menguantes cuadros inquisidores se ha centrado en el escenario español.

De su especial interés en el mismo reventó, como pus de un forúnculo, el medio millar de beatificaciones brindadas a clérigos subversivos, actuantes en la Guerra Civil.

Era una estrategia que debía acompañar la sostenida campaña interior, de previa data gracias al ala integrista de la Conferencia Episcopal.

Fue una toma de posición muy clara, que dejó en pañales el tenebroso magisterio de Eugenio Pacelli (Pío XII), el Papa parafascista de los años críticos del siglo pasado. De hecho, el Rouco/Joker, venía motorizando la campaña soez de la COPE, basada en la crispación política y el ninguneo venenoso y tabernario (de Losantos), marujil (de Cristina López) o historicista en las vísperas (de César Vidal).

Pedro J. Ramírez es uno de los grandes vencidos de estas elecciones. Su futuro tiene un mal fario. De momento apostó al caballo perdedor y el pobre (Rajoy) se le mancó a unos cuantos escaños de distancia.

Cómo veis, no hablo de los ganadores. Pues claro que no; por una sencilla razón: Estas son unas elecciones sin erecciones; representan ni más ni menos que la historia de una derrota.

La de una estrategia del puñado de tierra en los ojos.

Por eso ZP arañó la victoria siendo el menos malo, no el ideal.

Aún estamos lejos de fabricar a los mejores. Nos falta rodaje democrático y cultura. Pero al menos, distanciarse de los francamente malos despeja de momento el horizonte de nubes negras.

Y no es poco, hoy por hoy.

Repaso un instante los alrededores europeos y again me acojono. Los grandes estadistas brillan por su ausencia.

Lo malo, es que aún les precisamos.

Al menos, funciona a todo gas el descarte. Así es cómo, a falta de la academia y la ilustración que nos negó el oropel del descubrimiento de América, junto a la atroz Guerra civil y la ruina del franquismo, se aprenden a andar la vida y la Historia.

Bien. Alzo mi copa [de cava catalán, preludio del presumible pacto PSOE/CiU dadas las circunstancias que nos avanzan las horas] por la derrota de la insensatez mayor. Quedan otras y pronto se manifestarán en todas las esferas.
Pero que los socialistas sigan cuatro años más no es lo peor que nos pudo pasar.

Buenas noches, amigos y copiones; restos actuales de la picaresca. A los primeros, les envío un cordial saludo.

A los otros, ganapanes de tres al cuarto que desprecian la creatividad ajena y la propiedad intelectual que registra Internet, volveré a encontrarles en las hojas y medios de siempre.






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