Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

jueves, 27 de marzo de 2008

ESBIRROS

Ayer, un esbirro de Libertad Digital sostenía que, ante la pasividad de ciertos pueblos frente a los desmanes de sus dirigentes, la receta del enfrentamiento bélico funcionó para bien de nuestra civilización. Tras citar los ejemplos del imperialismo militarista del Japón y la fiebre belicista de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, Roosevelt y Churchill terciaron una tenaz contraofesnsiva, dándoles su merecido.

Todo venía a cuenta del islamismo fundamentalista, y la necesidad de defender de su terrorismo a Occidente sin prestar atención al pacifismo civil de los musulmanes.

Sin mencionarla, este sujeto (a quien por esas cosas de la vida padecí, en los inicios de mi carrera literaria) justifica la invasión de Irak.

De Libertad Digital y sus contenidos no puede esperarse otra cosa que el entusiasmo por líderes como George Bush y José María Aznar.

Semanas antes, el mismo opinante (es un decir) proclamaba su fervorosa adhesión al ex y su escriba mayor (José María Marco); sin cortarse un pelín.

Según su tesis, si los pueblos del Cercano Oriente desean vivir en paz, nada mejor que procurarles libertadores oportunos, al estilo de los que hoy campean a sus anchas por Bagdad y otras ruinosas ciudades del mapa.

La verdad, no creo que los pobladores de ningún territorio sean ajenos a sus déspotas. Una parte de ellos les odia; quizá otra permanezca neutral. Para los tiranos cuenta este segmento, y los que respaldan sus atrocidades, comportando otro segmento nada despreciable, basado en los tentáculos funcionariales del régimen en cuestión.

Si en un determinado país la gente se centra en sus asuntos, parte de los mismos no pasa por alto la vida política. En Irak la invasión liquidó la dictadura de Saddam Hussein y su férreo control político, al precio de anarquizar la sociedad civil eliminando las bases del estado iraquí.

El estropicio, hasta ahora el más aotroz del presente siglo, no tiene perdón. Eliminado el policía venal y prepotente que guardaba el orden en la tanda, kurdos, suniies y chiitas salieron a formar las suyas propias disputándose espacios.

Para la invocada seguridad de Occidente no hay peor amenaza que la de un país anarquizado, que suma ya un millón de cadáveres en enfrentamientos armados y terror a mansalva.

Si los ciudadanos iraquies vivieran centrados en sus propios asuntos en épocas de Saddam, nada de esto veríamos hoy.

Hitler, Mussolini, Stalin y Mao -citados por este pensador de pacotilla en su bando- contaban con una fuerte base de masas; tan entusiastas como los que le llenaban a Franco la Plaza de Oriente, y a Juan Perón la de Mayo.

Otros líderes han preferido el respaldo menos incómodo de mayorías silenciosas. Entre ellos Richard Nixon, expulsado de la Casa Blanca por espiar ilegalmente a sus rivales.
La superestructura política dimana de la estructura social, sin vuelta de hoja. En cualquier caso habrá muerto el marxismo, no Marx.

Creo que hay opinantes que debieran tener un poco de vergüenza. Y de paso robar menos ideas del prójimo. Éste me robó una vez y lo sigue haciendo tras rastrear mi Blog a diario.

Lo hace a espuertas sin un gramo de genio, acompañando sus rebuznos con sofismas fácilmente rebatibles.
Como todos los esbirros.

Por fuerza compré sobre las siete de la tarde el único periódico que conseguí: El Mundo.
Éste es otro campo abonado para los esbirros con vocación, a cambio de buena paga.

Sus articulistas respetan a José Bono más que anteayer. Empezando por los elogios deslizados en página 2, el previsible sorbetaje de Lucía Méndez y la reiterada abyección de Del Pozo; más hondo y oscuro que nunca desde el culo del periódico.

Tampoco se privan sus articulistas de gozar el quilombo imperante en ERC.

Gracias a este órgano provocador y las soflamas de la Cope, hostal de los esbirros episcopales, la extrema derecha mantiene viva la llama votiva del combate ante el maremagno tetrapéjico del Partido Popular, con Rajoy en México Lindo, y Zaplana componiéndoselas en el rol de portavoz in situ.

Menos mal que se había retirado. También el ex titular de Defensa de ZP, y no hace mucho.

Pero no. Los contumaces y obsesivos, estén en el PP o en el PSOE (si no, preguntadle a Bono) no dan tregua. Se van y retornan, como las garzas en la estación propicia, o los buitres al oler carroña.

Ustedes dirán a qué especie corresponde cada uno de estos pájaros. Yo, apenas remito mis ansias a explorar un panorama dónde, como en la Dinamarca de Hamlet, algo huele a podrido.





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