Las declaraciones patrioteras de la señora Ferrusola criticando los origenes del señor Montilla y su déficit idiomático, inhabilitadores -según la dicente- de su presidencia en la Generalitat no pudieron ser más infortunadas.
Montilla es criticable por otros items, no éstos. A pesar de que CiU salió al cruce del despropósito, el mismo no hace sino favorecer el declive de la formación.
Como en el caso del ex presidente Aznar, la sombra de Jordi Pujol se corporiza mal en ocasiones.
Los que se retiran oficialmente debieran hacerlo sin cortapisas. Incluyo en la tesis a Felipe González.
A menudo, los que fueron se adaptan mal al presente. Animales políticos que en un grado u otro marcaron épocas, insisten en volver al centro del escenario, con antiguos defectos agrandados por la falta de uso y ciertos deseos de revancha pública ante el ocaso inevitable; aunque lo vivan con aplausos de vez en vez.
Se me dirá que Marta Ferrusola no es el marido. Claro que no; faltaría más. Pero es su mujer, y a mas de compartir hijos comparten neuronas. Oriol las sintetiza espléndidamente sin necesidad que su madre refuerce desaciertos.
Ni bien franqueo El Mundo me encuentro con un abominable articulo sexista del señor Pedro Cuartango. Su paralelo entre Pedro Zerolo y Linda Lovelace, incluyendo fotos (¡oh, quién habrá inspirado semejante ocurrencia!), no es de recibo. Se me dirá que tampoco son adecuados los previos comentarios del probable ministro socialista sobre el orgasmo, su marido y los votos.
La diferencia es que Zerolo no es un actor porno. Si el intento es reducir al diputado canario a las miserias de Lovelace o la patética Cicciolina peninsular, a causa de una explícita sexualidad asumida sin complejos, debo objetar el procedimiento.
Otros personajes públicos ocultan sus aficiones sexuales -desveladas por un motivo u otro- sin que los tantos que las conocemos hagamos de ellas materia de comentario alguno.
Meterse con la cama de alguien no es lo mismo que meterse con alguien en la cama.
¿Me explico?...
Hay gente empeñada en rebajar el prójimo a su altura. Hablo de la estatura moral. No conozco personalmente al señor Cuartango. Le elogié alguna vez, le objeté otra el trazo de cierto paralelismo histórico y le condeno ahora, por lo que juzgo una vileza. Inexcusable, pese al sibilino comentario entusiasta que desliza hacia Zerolo y los orgasmos zapateriles en el remate de su deposición.
Ganarse el pan no justifica la injuria, abierta o maquillada con pálidos coloretes. La suya, míster, procura una digestión invariablemente mala.
Su estómago sabrá...
Otro de los desequilibrios que afectan nuestra vida cotidiana; por lejos el más importante para esta crónica, es el que afecta a los candidatos periféricos, en relación con el fuerte bipartidismo actual, centralista a la hora de escoger una opción política.
En nuestro sistema electoral se puede llegar a ser el tercer partido más votado y no sacar más que dos escaños.
Es cierto que entre el virtual millón obtenido por Izquierda Unida e Iniciativa per Catalunya, los
once millones de votos del PSOE y los diez del PP, o los 774.000 de CiU (redondeando los diez escaños) hay tremendos desequilibrios. La ley D´Hont determina circunscripciones territoriales y listas cerradas que premian la concentración del sufragio en relación con el número de votantes. Luego son los escaños quienes deciden la presidencia.
Ahora, los perdidosos de la izquierda recurren a los tribunales en toda España.
Quizá pienso, debiéramos estudiar la conveniencia de instalar el ballotage francés, de efecto presidencial directo, que en dos rondas permite expresar diversidades y concentrar luego el voto en las formaciones y candidatos que hayan encabezado la primera vuelta. De esta forma la devaluación de los rezagados sería menor en la consideración pública, pesando políticamente a la hora de formar gobierno.
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