El Señor Ernest Maragall está empeñado en eliminar todo vestigio de cultura humanista en las aulas catalanas. De tres horas impartiendo literatura castellana y catalana, se pasará a dos. De paso, queda renga la tan maltratada asignatura de filosofía.
Advertimos que el hermano del más culto ex, es uno de esos funcionarios que no leen.
De amar la lectura, no se le ocurriría atentar contra su fomento y la formación del pensamiento en los niños y jóvenes. Sería peligroso para muchos mercaderes de votos.
Estimularles a que lean, pìensen y luego opinen, precipitaría el fin de una clase política mediocre y adocenada. La que desde hace años viene causando el presente colapso cultural.
La vieja elite, esta que hoy machaca a los que debiera educar, para mejorar la sociedad, tendría que liar sus petates e irse casa, a criar gallinas y plantar nabos en el patio.
Parece lógico entonces, que a este heraldo del Tripartit le preocupen otros asuntos.
Siendo así ¿qué demonios hace en el cargo?
A sus socios no parece preocuparles la incoherencia. Los cómplices están centrados en las generales, mientras Carod Rovira visita Escocia y sueña con la independencia. Viene a ser, más que turista, un chafardero diversionista, que proyecta sobre nosotros sus obsesiones de fecha cierta (el fantaseado 2014) para que no pensemos en la que se nos viene encima en este peligrosísimo 2008.
No cal. De la cultura, por ejemplo, ya somos en la práctica independientes. Él y sus colegas de consistorio nos independizan un poco más todos los días.
¿Qué opinan de todo este horrible panorama el humanista Joan Herrera y el blandengue Saura? ¿No era que a los de la izquierda social catalana (no me refiero a los que se autotitulan de Esquerra y son de extrema derecha) les preocupaba el tema?
Obviamente no.
En ellos, del dicho al hecho no media un trecho, sino el abismo.
Ahora invertiremos según el plan maragalliano, en inmersionar a los niños y jóvenes de la inmigración. La iniciativa no sería mala, de ser otra la perspectiva desde la que enfocamos la educación. Mucha importancia al catalán, poca al castellano, y una limosna para la Literatura, la Filosofía y la Historia.
Están unidas, pero este otro Maragall, los hijos del PSUC -rojos o pintados de verde-, y los patriotas de Esquerra harán lo posible por dejar la asignatura de Historia sola en el mar, como una de esas barcazas de timón roto y velas desflecadas, que navegan sin rumbo cierto.
Penoso rumbo cierto, es en realidad, el que imparten estos timoneles de tres al cuarto. Y encima les pagamos para que nuestros hijos y nietos sean los más burros de la clase...
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