Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 6 de enero de 2008

EL DESESPERO

Le pertenece a Pedrín, el coequiper de Roberto Alcázar, que cuando fue grande realizó su sueño dorado: mandar dirigiendo un periódico nacido de su entraña intelectual.

Es Pedro J. Ramírez.

Este caballero no pierde pisada a este Blog. Le concedo el olfato.

Desde los siete años leo tres periódicos por día. Se advierte en mi prosa si de por medio hay una profesión. Y el sujeto es un profesional.

Todo un killer mediático.

En su periódico no hace más que absorber conceptos ajenos. No literalmente. Los adapta a su menester, vaciándolos -eso sí- del contenido original. Es cómo matarlos de raíz, pero él no lo advierte. Su caro elemento es la superficie, no las profundidades.

El desconocimiento parte del factor emocional. Le pasa lo que a Jiménez Losantos, su gran descubrimiento en el estrellato del involucionismo autóctono.

Las emociones se apoyan en el resentimiento.

O sea, ni más ni menos que el rezago eterno de la dicha.

A la falta del bien lo suplanta malamente con la ambición.

Mala fariña.

Cuando ella proyecta el afán de bondades, aparecen grandes hombres en la Historia.

Cuándo no, estrenan campo las dudosas cualidades de Pedrín.

En pocas horas, este sujeto devoró el libro que le envié, eviscerándole aquello que vulgarizó y convirtiéndole en fallida salva dirigida contra un juez. Ahora, día tras día espía mi Blog en busca de carnaza para su monstruo, hambriento de lectores que están migrando a El País, el ABC y La Razón.

Como buen sabueso olfateó la profesión en mis renglones, y los mordisquea. Si algún minucioso detective compara mis post con los artículos que a posteriori imprimen los mundundis de su taifa, encontrará analogías evidentes.

Si hablo de la Iglesia de Ratzinger y Rouco, al día siguiente algún paje suyo habla de nuestro Papa Rouco, o almibarando la simbología nacionalista que une la desmesurada exaltación de Juan Carlos I a una España que juzgué opresiva con las naciones que la pueblan hace pocas horas. Tanto si critico a Zapatero y la receta del conejo, cómo al pobre del Pozo o al Sálmon de mal acento, y señalo la crisis económica que pilla al PSOE en el borde electoral, el reflejo deformado se imprime en letra adocenada.

Hoy, se refrenda el falso empeño renovador de Pedrín, ungiendo nada menos que a Arcadi Espada como crítico ad hoc de lo que se publica en la amarillenta hoja.

Qué sepas, chaval, esta Espada no es de acero inoxidable. La oxidas más aún desde el oficialismo que presiden tus húmedos y sofocantes aires. Que no son los de la España que deseamos, sino de aquella que la involución exige.

Además de renegar expresamente de su singularidad nacional, Espada es un ponente indigerible. Entrar y salir de su Blog comporta un episodio insustancial. Ingresas y egresas con lo puesto, sacudiéndote el polvo de las frases inútiles y agresiones que imprimió el resentimiento.
¿Quién le habrá robado el mes de abril?

El manumiso te ama por que tu regresivo aliento le brinda razones y prebendas; igual que a Herr Federiko y sus folclóricas el estratégico encuadre.

En estos días aciagos, este pionero de los Blogs sobrados de trastos inútiles, es el único de tus súbditos que encabeza sus ponencias, diciéndote "Querido J"; ho my Darling. El ancien Hollywood revivido a golpe de conveniencia patetista...

¡Madre Santa!

No hay mayor rendición. Éste será, según tus providencias, el implacable crítico de los modestos y penosos supernumerarios que pones a remar en la nave del olvido: una suerte de bufón mayor de la Corte.

Pues quererte -aparte de no desarrollar en tu iconografía moral ni en la nuestra emoción- es misión imposible. Te querrán en tu casa. A lo sumo, en la profesión se te teme o aborrece. Y éso es lo que hay, pues así lo procuran los ejemplares de la especie.

Por cierto, el último editorial dominguero reitera la fórmula que elegiste para que envolvamos el pescado. Recurrir a la Historia enciclopedista para luego soltarnos las memeces de siempre, escogiendo los términos menos apropiados, es la receta de tu pócima en el nuevo año.

El obstáculo enfocando la realidad parece insalvable. Por eso se van e irán, gota a gota, los lectores: verdadera fuente de tu poder.

Las imágenes parentales severas desarrollan en sus víctimas la premura de imitar el ejemplo, siendo el mejor en términos ideales, y el peor en los prácticos.

El probable niño ejemplar; el empollón de la clase por impiadosa voluntad paterna, es aquello que lo peor de la adultez nos ofrecerá luego.

La cultura represiva genera represores. No siempre, aunque demasiado a menudo los soportemos. Un reprimido aceptó dicho legado antes de transladarlo al prójimo. El previo paso convalida el posterior. La disfunción tiene adeptos, sin duda.

Pero también saludables enemigos.
La defensa de la libertad y el criterio independiente son los hijos no deseados de la tiranía o cualquier forma de compulsión. La distancia entre el escritor independiente y un carroñero es visible para quién lo quiera ver.

Tengo un cierto promedio de visitas. No es impresionante, pero sí cualificado, y crece.

Por lo tanto, aquí estamos, y estaremos. Para que nos sigan leyendo los valerosos, y también -qué remedio- los pobres de espíritu con riquezas fungibles. Ellos nos espían para saquear los tesoros que no poseen ni podrán.

Buscan la forma, no un fondo que escapa a la percepción de los espíritus taimados.

Y si algo vale en estos mensajes en la botella que flotan en el mar de la Red, es una sinceridad carente de toda ambición de poder, fama y gloria.

Perennes antónimos en nuestro combate contra mandones y esbirros; de aquí y acullá.
Hasta donde nuestra razón y sentido del honor alcance el horizonte.


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