Algunas se registran, otras permanecen como una señal de identidad en determinados comportamientos.
Lo del conejo y la interiorización del €uro retratan un instante preelectoral difícil para nosotros y el PSOE.
Cualquier personaje público que represente al gobierno o la oposición deja su marca en los hechos y los dichos. Solbes quedó mal parado ante los que contamos céntimos. Y somos muchos en los días de hoy.
Entre los comunicadores abundan los dichos que satisfacen a unos y enervan a otros. Jiménez Losantos es el más controvertido; aunque hay otros mucho más sutiles y retorcidos.
He señalado a Javier Ortiz en este rebaño de escribas a los que cabe descubrir entre líneas.
Hace una semana larga le señalé, en post colgado en su propio blog, que aquel artículo donde declaraba haberse vestido como un señorito para acudir a una remota tomatada de un teatro que exhibía a John Wayne en "Los boinas verdes"; saliendo con toda tranquilidad ante las narices de la pasma, mientras comentaba con uno de ellos "la desgracia de cargar España con los comunistas", era un fallo imperdonable.
El jactancioso olvidaba -y se lo recordé, evocando mi propio pasado militante-, que después, el pasma que cubría el exit de la sala coincidiendo con el apunte, "golpearía más fuerte".
Hay comentarios que estimulan la violencia en los que están predispuestos a ejercerla.
Es obvio que mi moral militante de obrero fabril no era la suya. Los activistas como yo andábamos por la vida de overol. En mi guardarropa de entonces había una sola chaqueta y un par de pantalones. Lo demás eran zapatos gastados que yo mismo remendaba, y algunas camisas, siempre lavadas y planchadas con maña.
En este espacio ya he señalado el doble vínculo que Ortiz establece con la violencia. Hoy ha vuelto a la carga en su columna de Público, mediante nuevas señales de humo.
Lo que desestima en el llamado de Rajoy, sosteniendo la necesidad "de una respuesta conjunta al terrorismo", se inscribe en esa estrategia.
No caben dudas sobre la necesidad de tal declaración. La democracia es una sola frente al terror. Con matices propios, las formaciones realmente democráticas deben acordar un frente único.
Ortiz ningunea la propuesta, vinculada- según él-, "a la confusión del culo con las témporas".
En otro tramo de la deposición, caracteriza a ETA como una organización mesiánica, presa del delirio paranoide.
Los párrafos del remate no tienen desperdicio. Los subrayados son míos.
"Al igual que el tipo de manido chiste, a los amanuenses de ETA les parece que somos todos los demás los que circulamos en dirección contraria.
Desdeñan que haya mil signos de que la gran mayoría de la sociedad vasca quieren que se quiten de en medio de una maldita vez, porque lo único que hacen es estorbar a los propios y ayudar a los contrarios. Ellos se sienten representantes de la inmensa mayoría de la sociedad vasca. Y si la sociedad vasca no sabe lo que le conviene, peor para ella."
La inmensa mayoría de los vascos, catalanes, gallegos, canarios, madrileños, andaluces, leonenses, etc, junto a los ciudadanos de UE, estamos contra el terror y la muerte. Es decir, en dirección contraria a quiénes promueven la violencia y ejecutan ciudadanos.
ETA no estorba a los propios. Asesina a los contrarios, que somos todos. Su misión no es ayudar a nadie, es matar.
Por último, la mención de la sociedad vasca y lo que le conviene o no, me parece miserable.
Los vascos pagan en carne propia lo que una banda criminal y políticos inconsecuentes abaten sobre ella. O sea, el crimen, y el minueto de los que resisten llamar a las cosas por su nombre y plantarse de una vez por todas frente al terror y sus pistoleros.
Javier Ortiz, siervo de su señor Ramírez durante dos largas décadas, adopta hoy un nuevo formato de sectarismo. Contrabando puro destilado en la bañera. Estamos en un país libre y tiene derecho.
Yo ejerzo el mío. No sirviendo a señor alguno por propia voluntad, me cabe. Mis libros funcionan en dicho código.
También este espacio.
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