Hoy circula por la red uno de los capítulos, pirateado por alguien que se guardó bien de revelar su identidad. Es el de Barbara Stanwyck. El tratamiento sigue las líneas trazadas en mis restantes trabajos. Es un texto que se mantiene en cartelera (al igual que Clark Gable. La corona del Rey) sin que sus editores me rindan cuentas. Es vergonzoso y en principio denunciable. Y eso haré.
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