El diputado autonómico Tardá en plena catilinaria
No me llevo bien con con este cultor de la muerte. Su soflama deseando la muerte "al Borbón" ante los incendiarios squadristi de Esquerra Republicana de Catalunya mientras un ataúd pintado con el término "Constitución ardía en llamas", es digna de Millán Astray, aquél manco y tuerto del franquismo.
Ambos vivaron la muerte desde los extremos. El franquista lo hizo setenta y dos años ha, en nombre de la brutalidad y el espíritu de conquista; éste pisa el encharcado sendero invocando otros valores hoy.
Entre exaltar la muerte y el tiro en la nuca media un paso, no los valores invocados. Y no es que debiera tenerlo en cuenta el señor Tardá -tardío agitador de barricada con buen sueldo y dietas que pagamos los contribuyentes- , sino los ciudadanos, en su derecho de señalar su delito -una clara apología de la violencia- en el juzgado de guardia más cercano.
Jueces aparte, no es de recibo que un diputado del Parlament apologice la violencia en nombre de los cementerios independentistas. Con su bestial e incivilizado improperio, el tronante señor Tardá se ha equiparado a los cómplices aeneuvistas de la ETA, o la difunta Terra Lliure.
A su lado, las algaradas de Carod Rovira son travesuras de kirdergarten..
Ojo y no confundir: soy de los que apoyan sin equívocos la memoria histórica y las enmiendas que a la Ley sancionada expusieron en su momento los parlamentarios de ERC...
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