El senador Carles Bonet en probable imágen de DNI español. Un carodista experto en tácticas de supervivencia.
La tan inesperada convergencia, es la escenificada por ERC y el PP en el rechazo senatorial a los presupuestos del Estado.
Bonet lo ha explicado ante la prensa: "Entre la ideología y la táctica, hemos votado la táctica".
Hubiera sido algo más más brillante señalando que, el veto a los presupuestos (de ciencia ficción, en vista de lo que está cayendo) se ajustaba a una táctica que cabe dentro de la estrategia de su formación independentista, dependiente en los hechos.
¿De quién depende ERC hoy? Pues de su apoltronamiento rebelde - ma non troppo, en el pesebre del Tripartit.
Una alianza con el hambre de poder de CiU (en pruebas de ensayo aggiornando un independentismo propio de su naturaleza) disolvería este estado de gracia que procuran, al independentismo catalán y sus hombres públicos del funcionariado, cuantiosos fondos para que, por ejemplo, a instancias del señor Carod Rovira, se abran embajadas "del País" en el exterior, o se facilite el hasta ayer oculto desenfreno turístico de Ernest Benach y su fanantismo exterior por las glorias del Barca, denunciado por El Mundo, acelerando la frecuencia en los tics de parpells (párpados) observados en la panelista Anna Simó (tan parecidos a los de Jordi Pujol) durante la reciente edición de "59 Segundos".
Pero estos privilegios son como las palomitas y los cacahuetes para los feroces cautivos del zoológico.
La traición "táctica" de ERC sigue -pese a las apariencias que desgrana el tam tam belicista- resultando oficiosa. No exactamente en beneficio intencional del Partido Popular, coherente en su crítica a estas urdiembres numéricas de trocha corta, sino del señor Montilla y el PSC, en intensa pica baralla con el ejecutivo de Zapatero de cara a la urgente financiación autonómica y la prometida sanción oficial del temblequeante Estatut.
En buen romance, la Esquerra sirve a su señor, mientras el honorable Montilla -representante de una fracción socialista con intereses políticos propios, aunque incapacitado para el veto que ensayan sus socios- se frota las manos ante un servicio que, además de atenazar a los tacaños de la Moncloa y su durmiente economista, rebaja aún más ante el catalanismo la cota de adhesión a los bullangueros y erráticos independentistas.
En los hechos más validos que válidos, pese a las apariencias, que cómo sabemos, tanto suelen confundir...
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