Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

jueves, 1 de noviembre de 2007

GRUPO SALVAJE

No es el de Sam Peckinpah. Aquél era brutal, aunque glorioso en su final. El que sostiene la Conferencia Episcopal, la extrema derecha del PP y la hojuela de Ramírez, no conocerá la gloria.

Esta vez salió el listillo Zaplana a exigir cuentas al PSOE, desestimando el auto judicial que excluía a ETA del atentado. El Mundo, La COPE y Libertad Digital -en ese orden- habían disparado algunos cañonazos.

Rajoy también empleó su cañoncito; aunque con la cortedad y la falta de pólvora de siempre. "Don Mariano" -como le llama Jiménez, soñando con el Marlon Brando de El Padrino- es un líder insuficiante, tanto para el Grupo Salvaje, como ante el sector moderado, que encabeza el solitario Alberto Ruíz Gallardón, respaldado por el ABC y al pasar, por PRISA.

Viene a resumir lo que el pequeño César define en su despectivo "maricomplejines".

Por el camino verde que señala esta partida de aventureros, no irá Rajoy a la Ermita. De perder -como creo que perderá- el PP las elecciones, tendremos un cisma, o terremoto interno en puerta.

En política no se puede andar por la cornisa del edificio más alto demasiado tiempo.

Creo que a la extrema derecha le hace falta un partido más homogéneo que el actual PP. De la prueba piloto en Catalunya cambiando a Piqué por Sirera depende la futura estrategia. Si funciona, incrementando votos en Catalunya y el mapa global, estimulará el eclipse de Ruíz Gallardón; aunque le conserven como reclame en Madrid. De no hacerlo y perder gas (catalán y nacional) en las generales de marzo, se avecinan cambios.
Lo peor que le ha podido pasar a la derecha española es la mutación de Aznar, desde el centro derecha, a la pura y dura, manejando los hilos de la formación en la trastienda.

Está claro que fue él quien la recompuso, adecuándola a los tiempos.

Ahora, es quien la desestabiliza.

¿Está influenciado por el Grupo Salvaje, o es el Grupo Salvaje el que padece su influencia?

Hace poco, el ex Presidente confesó no haber calibrado exactamente el peligro islámico. Fue un comentario hecho al pasar, pero que tendrá importancia si lo desarrolla hasta el punto de confesar que se equivocó de socio, atándonos a la invasión de Irak.

Una de las cualidades de José María Aznar es su tozudez. No es una común y corriente. Le sirvió para modernizar un partido político que salía de las cavernas, y gobernar durante ocho años.

Tampoco le faltó valor. Mientras el 23 F, Felipe González se escondió bajo el asiento en las Cortes, Aznar preguntó a los custodios cómo estaban luego de volar ETA su blindado.

Me dije entonces:"Éste llega al Gobierno". Y así fue.

Y así como llegó, se retiró tras gobernar ocho años, habiendo anunciado que lo haría.

O sea que, además de tozudo, hábil, moderado, honesto y valiente, tiene palabra.

En Catalunya lo llamamos Seny. Aquí y acullá, constituye un escaso valor en política

Pero la palabra, la tozudez, la honestidad y el valor, no garantizan en sí mismos la moderación. Y al perderla, menguó la habilidad política equilibrando su criatura. Ni más ni menos que aquella mesura en pactos y alianzas o rivalidades, autorizándole los triunfos del pasado.

Hoy sigue defendiendo la sociedad con Bush, y estimula a la extrema derecha de su Partido. Una cosa tiene que ver con la otra. Y las dos juntas, con la fractura electoral inevitable.

Los españoles no queremos saber de guerras. Tuvimos una y aún nos cuesta superar lo que vino después.

Creo que vincular a ETA con el atentado fue en parte idea suya. Le volaron por los aires, como a Carrero Blanco, siendo él madera de otro palo. Le salvó el blindaje, favoreciéndole ante sus compatriotas el temple de su valor. Si es tozudo, parece lógico que además sea rencoroso. Pero esa es una trampa política que caza osos. Y él la pisó, trabando la consolidación de una derecha moderna y necesaria como factor de equilibrio en una democracia madura.

Entre el integrismo yihadista y ETA, hay el vínculo de sangre del común denominador terrorista.
Sin embargo, olvidan Aznar y el Grupo Salvaje que la banda criminal de fachada patriótica es una organización profundamente racista.
El desprecio de algunos etarras respondiendo a preguntas sobre el vínculo, lo aclara en parte.

¿Cómo se explica, incluso, que los servicios de seguridad hayan capturado, a lo largo de años, uno tras otro los comandos de ETA, y que sus dirigentes históricos estén en la cárcel; mientras que de la masacre de la Estación Atocha, con casi doscientos muertos y tantos de heridos no salga un sólo indicio que la señale responsable, o asociada a la misma?

Lleva razón el PP declarando que ellos, desde el Gobierno, encarcelaron a los ayer juzgados y/o condenados. Pero de ETA, salvo al principio, no dijeron nada. Tenían los resortes del poder y con ellos el Ministerio de Interior, la Policía, los entrenados cuerpos de la Guardia Civil, el Cesid; y según cuentan, no llegaron al fondo del problema por falta de tiempo al perder las elecciones. No sólo las perdieron por lo de Irak. El segundo turno de Aznar desencantó a muchos ciudadanos.

El espantajo de ETA lo difundió luego el Grupo Salvaje, inventándose la estúpida ocurrencia de la conspiración, y tratándonos a los votantes de imbéciles.

Franco procedía igual, por eso nos ahorraba el voto...

El resto, señores involucionados, no es silencio. Está en el fallo del Juez Javier Gómez Bermúdez. Más les valdría rectificar, aunque siguieran investigando García Abadillo, Melchor Miralles; o los meritorios de Jiménez y Alberto Recarte (mediocres plumas que dejan ver el plumero).

Desde luego, no rectificarán. Perderían la razón de ser. La otra, la perdieron hace rato.

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