Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

jueves, 8 de noviembre de 2007

VIVIR SIN TI

A eso no se resignó Peter Viertel, marido de Deborah Kerr.

A pesar de vivir separados por la distancia (ella residía con su familia originaria en Gran Bretaña; él en Marbella) los unía la historia común de haber pertenecido a una época fenecida tiempo atrás.

La tradición de Viertel era más intensa que la de su mujer. Hijo de Salka Steuerman y Berthold Viertel, desde niño compartió la migración de sus padres alemanes a California y la radicación en Los Ángeles. También la crianza en un medio frecuentado por artistas fugados del terror nazi y celebridades de Hollywood.
Ambos llevaban en sus alforjas el arte creativo de Weimar. Guionista y director de unos pocos filmes, Berthold era amigo de Bertolt Brecht y hasta cierto punto de Wilhelm Friedrich Murnau. A él le debían un previo contrato con los Estudios Fox. El origen de los Viertel era el teatro. Pero el fulgor de la pantalla no tardó en capturar sus esfuerzos.
La pareja hizo buenas migas con Greta Garbo, y una vez divorciados, por esas cosas de la vida, Salka, anfitriona de muchos emigrados antinazis, se dedicó a guionar algunas de sus películas en la Metro Goldwyn Mayer, obrando además como consejera de La Esfinge hasta último momento.

Desde muy joven, Peter no tardó en seguir el oficio parental de escritor. Colaboró en tal carácter con John Huston y gracias a él conoció a Deborah Kerr, ya divorciada en primera instancia, desposándola en 1964.

Fueron felices hasta dónde lo permitió el Parkinson, que en ella se cebó llevándola a una parálisis progresiva. Residentes muchos años de Marbella, eran dos vecinos respetados y queridos.

No hace mucho Peter -retratado por Clint Eastwood mediante "Cazador blanco, corazón negro", en alusión a ciertas alternativas de rodaje en la hustoniana "La reina de África"- confesó ante un cronista que Deborah "era su gran amiga".

Por lo que vemos, fue mucho más. Apenas al mes de haberse ido para siempre, él fue a su encuentro. Hay amores que no pueden recordase en ausencia del otro. La previa muerte de la época que los unió y la naturaleza del vínculo amoroso, así lo imponen.

Lo de vivir sin ti, de perspectiva improbable, resultó imposible. Que descansen en paz y tan juntos como vivieron.
Al menos, en nuestro particular recuerdo así será.



No hay comentarios: