Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 20 de noviembre de 2007

MAS

En otros artículos del Blog he manifestado mis simpatías por Artur Mas.

Mi amigo Ramón Bernat Mestres, vilafranquí ácrata y catalanista, artista plástico y autor de novela negra (escrita y publicada en catalá), me dijo el otro día.

"Mas es de lo mejorcito que tenemos. Ni punto de comparación con Carod o Montilla."

Desde mi templado catalanismo opino igual. Su acto del vespre vuelve a confirmarlo como firme valor relevando al Tripartit. Gran impulsor de Estatut (ahora en peligro, por causa de los temblores en el TC), aguantó dos victorias de primera minoría, legalmente escamoteadas por el frente de centro izquierdistas (del PSOE e IV) y nacionalistas de una izquierda (ERC) que los hechos y la improvisación de este partido asambleario suelen minimizar

Nada resultó altisonante en su discurso de hora y media, en un escenario repleto de convergentes, unionistas y gente de otras formaciones o estamentos. La presencia de María Llansana (de ERC) daba a la buena imagen del ponente el fraterno y estético complemento de una ceremonia de Oscars.

Mas probó una vez más su condición espartana y austera del político modelo que sirve a un proyecto.

El contenido de la intervención se centró en el derecho a decidir el destino del país en todos los órdenes. No planteó ningún referéndum o carga a ultranza contra el florentinismo monclovita. La refundación del catalanisme sería más bien un valor ético hecho programa, que restaurase una autoestima nacional que los ciudadanos venimos perdiendo frente al resto de las comunidades y naciones del mapa.

Tampoco renegó de la herencia ideológica sembrada y tan largamente fecundada desde la Generalitat por Jordi Pujol. Pero los tiempos han cambiado y la adaptación a un electorado que pide mayores definiciones en el terreno programático exigen claridad.

En el campo de la educación, sobre todo en la media franja, el desastre vernáculo es catastrófico.

Fallan los contenidos y por consiguiente los educadores; alcanzados por el desánimo y sueldos insuficientes.

Creo que deben reforzarse los idiomas; en especial el castellano y el inglés, sin perjuicio de impartir a fondo el catalán. Si bien el bilingüismo es un hecho incontrastable en nuestro día a día, los chavales de la secundaria practican el castellano vulgar que aprenden en casa. Además, es inaudito y gravoso para su formación que no se estudie la literatura del Siglo de Oro. Los jóvenes nuestros no saben quiénes fueron Vicente Blasco Ibáñez, Rosalía de Castro u Ortega y Gasset.
Creo que tampoco conocen a los escritores del país (que los hay, y muy buenos). No se puede ignorar a Josep Plá, Joan Amades, Pierre o Miquel Martí i Pol y decir que se ama el país.
Los grandes de la literatura universal y los del siglo XX apenas se abordan en los programas.
Otro fenómeno que delata nuestra insuficiente autoestima es que no se implante en los programas de Estudio una historia de las comarcas catalanas (incluyo el Roselló). Yo viajo casi todos los días por nuestro mapa. La razón excede el comercio. Coincidimos con Artur en la afición que una respuesta personal a mi mensaje bloguero puso en claro.

Bien. Ahora hay que fomentar el turismo interior. Ver con previa instrucción, es multiplicar la riqueza de la visión. Nuestros compatriotas son nuestros vecinos de al lado. ¿Qué une y complementa a un catalán de Mollerussa y a otros de Gandesa o Torroella de Montgrí?

Entre unos y otros median historias comarcales que en el fondo son una sola.

Fusionándolas en el conocimiento se hace país, sin perjuicio de fomentar el turismo universal para ser, desde Catalunya, más universales. De paso, conseguimos que mayor cantidad de ciudadanos se sienta parte de la nación, sin que sus raíces provengan de esta tierra.

La cultura refuerza nuestra competitividad. Los productos y servicios tienen un valor cultural agregado. Si les falta, perdemos ante los que producen y sirven mejor.

Creo que Mas y su equipo son conscientes de buena parte de estas razones. Eso transparenta este acto tan importante. Por eso el mismo excede un marco estrictamente partidario.

En resumen, el discurso de Artur caerá como el plomo en Madrid. De momento se le comparará con Ibarretxe. Así lo sugieren los periódicos de derecha e izquierda.

Personalmente no me disgusta la comparación, aunque esté lejos de ser exacta. El lehendakari y Artur se parecen en su clara noción de la dignidad nacional. De ahí al referéndum del vasco hay distancias que no descarta cubrir, sin que este sea el centro que hoy aborda su refundación.

Ganará votos, en la medida que cada uno de los apartados que hoy nos afectan (educación, transportes, presupuesto autónomo, etc) se hagan realidad palpable en su programa.

El amor a la tierra debe llevarse al plato, la educación y la previsión social.

La patria es tangible, señores, en la medida que el bienestar alcanza a sus ciudadanos. Ahí es donde se afirma, con sólida base, el sentido de la pertenencia...



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