Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

jueves, 2 de octubre de 2008

LA CRISIS, PINOCHO Y LA BELLA DURMIENTE

La crisis nos pilla mal parados. A los obreros y empleados despedidos en la quebrada construcción se suman los de otras industrias y negocios. Hoy encabezamos la tasa de paro en la UE; sin que la marejada de miseria popular que nos anega haya llegado al tope.

Echarle la culpa al petróleo y los alimentos es cada vez más insostenible.
Nos consterna aún más la frivolidad de nuestros gobernantes. El gabinete socialista manifiesta su pobreza operativa en cruciales momentos, que requieren genio y temperamento.

ZP es un hombre de honor con pocas ideas, y éstas se contradicen a menudo. De hecho miente; no quizá por que quiera, sino como producto de lo que promete hoy y de golpe y porrazo niega mañana. La capacidad de improvisar se funde para el caso, con una precipitación que moviliza el hondo desconcierto. Si al gobernante le gobierna el miedo, mal vamos los gobernados.

Soportar el peso de la realidad no es fácil para un Presidente, y menos en tiempos de crisis. Pero ni yo ni mi vecino de piso -conscientes de nuestras limitaciones al respecto- fuimos votados por la mayoría de los españoles. Ni siquiera nos conocen fuera del vecindario o el curro, ni militamos en algún partido. Por ello ninguno de los dos presentó candidatura.

En cambio, el señor José Luís Rodríguez Zapatero lo hizo en dos ocasiones, y venció. La torpeza de rivales que hoy maquillan su añeja incompetencia con afeites centristas fueron determinantes en la rentrée.
A la vista de lo que acontece en estos días, volvió a sentarse en La Moncloa para que -a ojos vista- perdamos los que siempre perdemos.

Si al entrañable Pinocho de Collodi le crecía la nariz al mentir, su émulo monclovita actúa en clara desventaja. Y aunque el regular apéndice de ZP no se mueva un milímetro ante un torrente de mentiras, su contorno resulta bastante menos entrañable.

Además, convengamos en que ese zorreril diseño de la providencia y los genes carece de olfato para detectar calamitosas instancias. Ésta es la peor en décadas, y tiene dos orígenes. Uno externo. El otro ruge y devasta nuestro ya maltrecho tejido social y productivo por causas que nos competen exclusivamente. Lo escribí en más de una ocasión y lo hicieron otros con implacable lucidez.

La criatura de Gepeto era al menos un muñeco de madera con corazón. En cambio, el que fabricaron los votos en este país, es de carne y hueso, pero con el corazón de madera y un cerebro en perpetua confusión.

Le recordamos semanas atrás negando la crisis económica ante los medios, o augurando para España perspectivas de grandeza frente a la Italia de Berlusconi y la Francia de Sarkozy. Lo dijo en USA con el enfático rigor de siempre, y para desgracia de nuestro crédito internacional y las cordiales relaciones vecinales, no bromeaba. Después se columpió en Moscú junto al siniestro Vladimir Putin y su uomo di palla lanzando una diatriba contra la Guerra Fría que, según él, sólo reaviva Bush.

Lo peor de este modestísimo émulo de Pinocho, es que suelta inconveniencias o dislates con la mayor seriedad. Cree a pie juntillas en lo que dice, y en lo que des dice.

El resultado es su creciente descrédito, tras precipitar, qué duda cabe, nuestra mayor ruina.

Haciendo juego con las cabriolas del jefe, el registro vital de su auxiliar económico es tan calmo y paternal, que la vez pasada mientras el otro peroraba viejas ficciones en el hemiciclo, pegó una cabezada en su banco congresual.

Le escuche o no, convengamos que el Vicepresidente Económico es un incombustible soñador de los que piden cojín. Quiero significar que, si para la mayoría de los mortales dormir ocupa un tercio de sus vidas, en la propia le invade por completo. Para el gentilhombre de los números rojos la existencia comporta una dormidera funcionarial de cifras académicas, de la que ni siquiera le sacude esta laberíntica pesadilla que nos pone contra la pared.

Viene a ser el calmo don Pedro Solbes la Bella Durmiente, en este combo de fábulas adaptadas a un presente que nos transporta, día a día, al pasado de rezago económico, altas tasas de paro, y quiebras que se multiplican como los panes y los peces, franqueando los portales de la recesión

Les recuerdo que en la versión original de Pinocho, Collodi ahorcaba al muñeco. En la posterior y más célebre le hizo humano. El proceso que documenta el paso de ZP por el Ejecutivo se manifiesta inverso; aunque nuestras leyes le salven de la horca mientras a los pobres no nos salva nadie.

Para la Bella Durmiente el final del sueño llegó con el dulce beso del Príncipe. Sin embargo, en el horizonte de esta egregia versión solbeana no asoma ninguno. El crédito internacional del que gozamos para paliar los efectos de este descalabro (global y vernáculo) es prácticamente nulo. También nuestra confianza en sus ronquidos.

Mencionar otras crisis más o menos cercanas de poco sirve. La presente las aglomera en un sólo haz, agregándole factores nuevos y empeorados.
¿Y el PP o IU? Bien, gracias. Soñar no cuesta nada, y menos cuando la renta partidaria o el sueldo funcionarial se cobran puntualmente.

La democracia y sus leyes garantizan el cese de un Padre de la Patria u honorable magistrado del Poder Judicial, sólo en caso extremo. De forma tal que nadie va al paro. Tal vez me dirán, sea la hora en que nuestros gallardos nacionalistas regionales saquen pecho y se luzcan, enfrentando con valor e imaginación este desastre.

¿Ustedes creen? Albergo serias dudas sobre la templanza del enfoque sectorial. De esta encerrona, los moradores del lote saldremos unidos o no iremos a ninguna parte.
¡Córcholis, qué digo; quizá sí...!

En el Tercer Mundo siempre habrá lugar para uno más.



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