En la foto, la magna efigie de Ernest I, trenzando las pezuñas.
El President del Parlament Catalá, señor Ernest Benach, se las gasta. La que encabeza el post es la cifra invertida en un lujoso Audi 8, con escritorio en madera abatible, reposapiés y televisor. No cuento el sueldo de su chófer y guardaesquenas. El gran amigo de Carod Rovira (generoso a la hora de administrar su presupuesto) no repara en lujos a la hora de viajar cuando toca, desde su Tarragona residencial hasta el Parlament, el Palau o alguna gira around the world.
¿Os imagináis a republicanos como Benach cortando el bacalao en una Catalunya independiente?
Joan Puigcercós avizora la mala imagen que proyectan sus rivales en la formación, por eso conduce su humilde Renault Laguna sin que se le caiga un pelo.
Bien por hacer lo que corresponde.
Desde otra ideología, teóricamente distante, el Conseller de Interior y ex comunista, señor Joan Saura, se ha montado un gabinete de labores digno de Versalles, aunque proyectado al estilo "Feng Shui", un exquisito detalle posmoderno que ha costado un huevo y la mitad del otro (y no hablo de los suyos, sino de los nuestros). Resulta que ahora el izquierdista Saura critica al republicano nacionalista Benach, sin autocriticarse en lo más mínimo.
La vieja herencia transicional funciona a todo gas en nuestra clase política.
Aclaro que las despeses de estos modélicos compatriotas se hacen de acuerdo a la ley. Pero las leyes las hacen los hombres, y para que su cumplimiento resguarde la ética y sean modelos a seguir deben aplicarse observando la humildad y consideración con los ciudadanos, les hayan o no votado.
Creo que -votos aparte- esto se está pareciendo demasiado al franquismo. Entonces, los arrogantes funcionarios del régimen observaban un comportamiento semejante respecto al ciudadano de a pié. La obediencia debida reinaba de facto privilegiando jerarquías. Hoy - y no se trata de que haya o no crisis económica- las felonías jerárquicas se perpetran bajo el sol y a plena luz del día, en un ambiente de normalidad democrática...
Buena parte de la debacle mundial que estamos atravesando tiene su origen en las derrochonas elites políticas y económicas que han gobernado el Primer Mundo mirándose el ombligo.
Las grotescas costumbres que observamos en muchos políticos de nuestra tierra, propias de nuevos ricos o señores feudales, se ajustan más a lo peor del Tercero.
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