Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 29 de abril de 2014

LOS SICÓPATAS DEL PODER Y NOSOTROS

                                Con el tiempo, nos vamos arrimando a estas imágenes...

"La crisis dispara los transtornos mentales, mientras se desploman los presupuestos de sanidad".
Así reza el titular en el "Público Digital" de la fecha. No nos aclara que muchas enfermedades mentales se generan a diario en este Continente de locos; especialmente en su zona sur, la más castigada por la crisis, el paro, el éxodo a la desesperada, y los recortes en áreas públicas vitales.
Desde luego, los más enfermos son quienes causan esta crisis y sus derivados, físicos y mentales. Estos otros no tienen cura. Los advierto sicópatas crueles y dañinos. Lo manifiestan abiertamente con arrogancia y descaro entre nosotros, fabulando historias ridículas y profecías imbéciles que contradicen la más patente realidad. Dos compulsiones determinan este abstruso y criminal comportamiento. Una es la avaricia. La otra, el desprecio por la vida humana. El drama europeo golpea singularmente a España porque estas fieras, salvajes y cavernarias que heredamos del franquismo, detentan un poder que empobreciendo a millones, enferma, transtorna y mata. Cumplen órdenes de otros, aún más ricos y poderosos, pero tan desquiciados como ellos. Nada diferencia a Merkel de Rajoy y otros alucinados de su calaña. A todos ellos no les cabe la terapia. Sólo el juzgamiento y la cárcel. Como en Nüremberg, pero sin las horcas. Ellos ejecutan sin piedad, por hambre, desvalimiento y desesperación; en cambio nosotros, los ciudadanos conscientes, dignos y honestos, respetamos la vida, por más inhumana que se proyecte. Por ello, una vez confiscados sus bienes malhabidos, tras ser juzgados y condenados, de seguro les prestaremos atención médica y siquiátrica en espacios, claro, rigurosamente vigilados. Es lo mismo que ellos hacen ahora con nosotros en calles y plazas, aunque sin gendarmes acorazados que les golpeen con porras ni les arrojen balas de goma. Por algo, aunque oficialmente no lo estimen, creemos sinceramente en la democracia.

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