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domingo, 13 de abril de 2014

LA TIENDA DE LOS TERRORES


España y parte de Europa están convirtiéndose en una tienda de terrores. El paro monstruoso, las caídas salariales y recortes, impuestos incesantes por todas las vías posibles y una miseria creciente, pareja a la desprotección social y la corrupción en las altas y medianas esferas, son sus espacios más concurridos. A ella se suman los terrores que padecen quienes causaron y siguen causando esta crisis. Centralmente son tres. Uno es el de conservar los privilegios, abultando el monedero. Otro el referendo catalán, amenazando con sumir en la indigencia al mapa restante. El tercero es el fantasma, cada vez más vivo en muchas pesadillas, de la República. 
Me decía ayer mi mujer que, de la monarquía pende en España todo este ruinoso tinglado, y en gran medida es verdad. La Transición aseguró esa forma de Estado, impuesta por los vencedores del ´39, sus hijos y nietos. Contó con el auxilio comunista de Santiago Carrillo, La Pasionaria, y otras momias arrancadas del sarcófago del tiempo, por las premuras del apaño realizado. 
En cuanto a los socialistas, fueron un montaje instrumentado, en contante y sonante, por la socialdemocracia alemana federal de entonces y el miedo de Washington al comunismo. Lo demás, corrió a cuenta de jóvenes ambiciosos de mando y poder, arropados por una vieja bandera partidaria, a la que sumaron, por si las moscas, el símbolo de una rosa, hoy marchita.
La pesada herencia franquista que remaquillaron los llamados "Padres de la nueva Constitución" no se remitió a la digestión inconsulta de Juan Carlos I, sino a un vasto tinglado económico, político y social muy bien diseñado por sus principales actores. 
La República no encajaba en el puzzle, al significar otro reparto de barajas más deliberativo y polémico, además de custionar de entrada, la larga dictadura militar clerical de Franco, los obispos y demás tecnócratas. De hecho, proyectaba una ruptura con el pasado ominoso, abriendo otro capítulo de protagonismo social y debates políticos. La estrategia de aprovechar la despolitización y aislamiento de la sociedad española en provecho propio les funcionó de maravilla, de derecha a izquierda.
Los años tramposos del PSOE dieron paso a los del PP. Era una alternancia calculada entre la extrema derecha y la izquierda falsa. Los sucesores de Carrillo fueron comparsas del experimento, vigente aún hoy, con las consecuencias del caso. Ahora, todos ellos temen la República. Quienes mandan, avizorando la fatal clausura del régimen oligárquico y sus beneficios. Sus cómplices de la izquierda parlamentaria, por las mismas razones de fondo; aunque sus comparativos beneficios sean migajas podridas del festín.
De momento, todos se preparan para el paripé electoral del Parlamento Europeo. Es un instrumento de dominación y vasallaje destinado a reforzar al IV Reich y sus satisfechos asociados del norte y centro de Europa (léase Francia y el Reino Unido). También una fuente de beneficios para una casta burocrática que opera como tapón del neoliberalismo, las fuerzas combinadas de la Troica, el FMI, la OCDE y el Banco Mundial. El Estado Español respalda, desde el parafascismo dominante, el paneuropeísmo empobrecedor.
Ni siquiera precisamos un partido filonazi, como los ya existentes en Francia, Holanda, Austria, el Reino Unido, Hungría y Grecia. Entre el PP y el PSOE se bastan solos para, desde el poder o la complicidad, realizar una política xenófoba y antisocial. Lo único que separa a la derecha local de aquellas existentes en los seis países aludidos, es que en ellos se larva una forma de destruír Europa diferente a la española. Aquí somos patéticamente paneuropeístas, algo contaminados por la xenofobia, el machismo (de no ser así, el antiabortista Gallardón no tendría razón de ser) y etc. Ellos en cambio, aborrecen la UE, y a los judíos, gitanos, latinoamericanos y africanos. También, desde luego, a los pobres, no la pobreza. En el apartado, emparejamos los tantos, y a los tontos del conservadurismo más rancio. Mariano Rajoy es un diáfano producto de esta manera de ser y suicidarse en primavera.
La tienda de los terrores está servida. Cada uno puede elegir el que menos le disguste, llevárselo a casa y compartir con él sus pesadillas. Ahora mismo están de plenas rebajas...

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